Salud aplicará test para detectar casos de depresión en niños de entre 10 y 14 años

Guía clínica fija patrones para que centros de salud pesquisen cuadros e inicien tratamiento.




La primera alerta debe encenderse frente a trastornos del estado de ánimo. ¿Algunos síntomas? Cambios bruscos de humor, irritabilidad, falta de entusiasmo, pérdida de interés y sensación de congoja, que persistan varias semanas en menores de edad.

Signos que podrían pasar inadvertidos, pero la idea es lograr lo contrario, pesquisando a tiempo y en etapas primarias eventuales cuadros depresivos que afecten a adolescentes de entre 10 y 14 años, considerando que en este grupo la tasa de suicidio a nivel nacional subió en muy corto período. Entre 2000 y 2005 pasó de un caso por 100 mil habitantes a 2,6, cifra que se ha mantenido.

Con ese objetivo, el Ministerio de Salud publicó una guía para el diagnóstico y tratamiento de la depresión en adolescentes, dirigida a los recintos de salud. El trabajo, elaborado por un grupo multidisciplinario de expertos, entrega herramientas para que consultorios y centros de menor complejidad puedan detectar un potencial caso de trastorno depresivo, usando una encuesta de tamizaje, que permite una evaluación sistemática, incluso antes de que hagan la consulta al médico o presenten síntomas. "La Encuesta de Salud nos hizo ver que la enfermedad mental y su inicio en adolescentes era un problema serio no abordado. Mejoramos la cobertura del Auge, pero faltaban elementos para hacer una validación de los síntomas depresivos y tendencia suicida en los jóvenes", dice Jaime Mañalich

APLICACION

La guía fija criterios diagnósticos para que los equipos de nivel primario puedan establecer la enfermedad en cuatro categorías, que van desde un episodio depresivo menor a la depresión crónica, mediante la evaluación de síntomas como pérdida de interés, ausencia de apetito o alimentación excesiva, llanto fácil, aislamiento, insomnio o dificultad para concentrarse. Se incluyen, además, factores de vulnerabilidad y de activación que se deben considerar, por ejemplo, elementos genéticos, antecedentes de abusos, acoso o humillación y desestructuración familiar. Para facilitar la detección, se aplicará a los jóvenes un cuestionario que permite establecer si existe un cuadro de depresión, con preguntas que refieren al estado anímico y conductas sociales.

La guía alerta que, ante la presencia de factores presuntivos de depresión, se debe realizar una derivación a un psiquiatra para confirmar el diagnóstico. "No podemos tener un psiquiatra en todos los centros, por eso se instruyó a la red para que haga este control, especialmente en niños vulnerables. La ventaja de este tamizaje es que permite que un personal no especializado de la salud primaria haga una detección que después debe confirmarse", dice Mañalich.

La planificación del Minsal es que esta prueba se aplique una vez al año a todos los menores que se atienden en la red pública y en las intervenciones masivas Control Joven Sano que implementó el Minsal en colegios y centros del Injuv, que el año pasado se aplicó a 350 mil menores y que proyecta 600 mil este año.

Alfredo Pemjean, jefe del Departamento de Salud Mental y uno de los autores del trabajo, explica que, en paralelo, se está realizando una instalación progresiva de un programa de detección de depresión, para lograr una cobertura a nivel nacional. "En Aysén estamos programando un piloto de telepsiquiatría y estamos llegando a Chile Chico y Cochrane, zonas muy apartadas, donde hay adolescentes que tienen depresión y no tienen especialistas, pero sí equipos de atención primaria conectados con Puerto Aysén, donde hay un especialista que los asesora y los supervisa por videoconferencia", dice Pemjean, quien explica que la idea es tener, en tres años, una red configurada de especialistas que puedan asistir las zonas alejadas.

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