Santos apuesta a que visita del Papa reimpulse su respaldo y selle la paz
El Presidente colombiano tiene un 25% de popularidad y enfrenta críticas en el marco del proceso de paz. Francisco llamó en Colombia a la reconciliación e instó a dejar atrás la guerra.
"Gracias por venir hasta Colombia, a dar con nosotros el primer paso hacia la reconciliación". La frase, pronunciada por Juan Manuel Santos, resume de alguna manera las expectativas del Presidente colombiano sobre el rol que podría jugar la visita del Papa Francisco en el proceso de paz que vive el país.
Con una popularidad de apenas 25% y una desaprobación de 72% según la más reciente encuesta Gallup, Santos cifra muchas esperanzas en que el mensaje y los gestos del Pontífice sirvan para encaminar las decisiones políticas que permitieron llegar a un acuerdo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y poner fin a un conflicto que duró más de medio siglo y causó 260.000 muertes.
Por esa razón, las palabras del Papa en su discurso de este jueves, en el segundo día de su recorrido por Colombia, podrían servir como un espaldarazo a la gestión de Santos. "Es mucho el tiempo pasado en el odio y la venganza (...). La soledad de estar siempre enfrentados ya se cuenta por décadas y huele a 100 años", dijo Francisco, parafraseando al escritor Gabriel García Márquez en su libro "Cien años de soledad".
El mensaje del Papa converge con las ideas impulsadas por Santos, quien llegó a un acuerdo con las FARC en noviembre de 2016, logrando que éstas dejaran las armas y ahora hayan transitado una ruta que las ha convertido en un partido político.
Sin embargo, los analistas estiman que aún es muy pronto para ver los efectos políticos que tendrá la visita del Papa, que se extenderá hasta el domingo. Francisco se ha encontrado con una Colombia profundamente dividida por el proceso de paz. De hecho, el acuerdo fue rechazado en el plebiscito que se hizo tras la firma con la guerrilla.
Santos también manifestó en su discurso en la Casa de Nariño que "de nada vale silenciar los fusiles si seguimos armados en nuestros corazones. De nada vale acabar una guerra si aún nos vemos los unos a los otros como enemigos".
Pero la oposición también intenta de alguna manera sacar partido de la visita papal. Sin la posibilidad de reunirse con el Papa Francisco, y tras enviar una carta manifestando sus preocupaciones por la supuesta impunidad de los líderes de las FARC, el ex Presidente Álvaro Uribe cumplió su promesa de salir a recibirlo a su llegada a Colombia como un feligrés más. Y lo hizo junto a ciudadanos comunes y corrientes, acompañado de congresistas.
El gesto de Uribe plasma la división política del país. Así, en las calles de Bogotá, en medio de los actos oficiales, se han podido observar posiciones contrapuestas. Por un lado, hay personas como Luis Martínez, un contador de 63 años que trabajó en Villavicencio, quien dijo a la Agence France Presse que "no se me quita ese rencor de ver que las FARC hayan matado mucha gente". Y por otro, Ricardo Delgado, herido por una mina antipersonal poco más de un año atrás, que dijo a EFE que "del Papa esperamos mucha gratitud, pero también que nos ayude en la reconciliación y el perdón".
Como una forma de buscar apoyo a los esfuerzos reconciliadores para lograr la paz en Colombia, el Papa Francisco aprovechó su encuentro con más de un centenar de obispos colombianos en el Palacio Cardenalicio en el centro de Bogotá. "Ustedes no son técnicos ni políticos, son pastores (...). Colombia tiene necesidad de su mirada propia de los obispos, para sostenerla en el coraje del primer paso hacia la paz definitiva, la reconciliación", les dijo.
Momentos después, desde el balcón del palacio, el Pontífice se dirigió a más de 22.000 jóvenes. "!Atrévanse a soñar a lo grande!", dijo, agregando que "también vuestra juventud los hace capaces de algo muy difícil en la vida: perdonar. Perdonar a quienes nos han herido".
Por la tarde, el Papa ofició una misa en el Parque Simón Bolívar ante cerca de 1 millón de personas. Para este viernes, está programado que se traslade a la ciudad de Villavicencio.
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