Sarkozy cita a banqueros para debatir el polémico reparto de bonos a ejecutivos

El Gobierno espera que los ejecutivos le informen acerca de los planes de remuneraciones de sus empresas.




El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ordenó a los bancos del país que revelen sus políticas de bonos tras un escándalo público por los reportes de que algunos operadores iban a recibir grandes pagos este año a pesar de la crisis económica.

Los jefes de los principales bancos franceses fueron citados a entrevistarse con el primer ministro, Francois Fillon, y se les dijo que Sarkozy quería una reunión con ellos el 25 de agosto.

El Gobierno espera que los ejecutivos le informen acerca de los planes de remuneraciones de sus empresas, además de si van a cumplir con sus compromisos de mantener el crédito fluyendo a las empresas y a las familias, según se informó mediante un comunicado de la oficina del presidente.

"El presidente quiere asegurar que los bancos franceses estén siguiendo las reglas acordadas en (la cumbre de) el G20 en Londres, en particular con respecto a la remuneración", decía el comunicado.

En la cumbre de abril, los líderes del G20 prometieron implementar "nuevos y estrictos principios sobre pagos y compensaciones".

Sarkozy quiere que el próximo encuentro del G20, programado para el 24 y 25 de septiembre en la ciudad estadounidense de Pittsburgh, revise el tema y adopte una postura más firme.

Esta semana trascendió que BNP Paribas tenía separados 1.000 millones de euros (US$1.400 millones) para la posible entrega de bonos.

Los banqueros dijeron el viernes que no habían hecho nada mal y que estaban siguiendo los lineamientos del G20. "Hay un malentendido", dijo Ariane Obolensky, directora general de la federación bancaria francesa.

"Sólo estamos hablando de disposiciones. No se han tomado decisiones acerca de bonos durante el año", dijo en entrevista con la radio France Inter, agregando que los eventuales pagos beneficiarían a todos los empleados y no sólo a los ejecutivos.

A comienzos de este año el Gobierno, los grandes bancos y los supervisores del mercado firmaron un acuerdo que estipulaba, entre otras cosas, que no habría bonos garantizados.

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