Se estrena Tristán e Isolda, la ópera más influyente de Richard Wagner

Desde el sábado se presenta en el Teatro Municipal la obra que cambió el curso de la música moderna.




Cuando Tristán e Isolda se estrenó en 1865, en Munich, buena parte de la audiencia no entendió qué quería decir el compositor con aquellas notas que parecían sacadas de un universo paralelo. Entre sus críticos estaba Clara Schumann, viuda del músico alemán Robert Schumann, una consumada pianista que no dudó en calificarla como "la cosa más repugnante que he visto y oído en mi vida".

El escritor norteamericano Mark Twain, que presenció la obra de Richard Wagner durante una visita a Alemania, ironizó: "Conozco a muchos que tras asistir a esta ópera no pudieron dormir y gritaron toda la noche. Por mi parte, me siento fuera de lugar, el único sano en una comunidad de locos". Obra renovadora en lo musical, Tristán e Isolda se instaló desde su estreno como una de las óperas más influyentes en la historia de la música, incorporando por primera vez pasajes atonales, pinceladas revolucionarias que luego serían desarrolladas por Arnold Schoenberg y el dodecafonismo. Este sistema rompía con la melodía tradicional, produciendo obras menos armónicas, con más quiebres y, por lo mismo, más difíciles de seguir.

La historia de la vanguardia musical del siglo XX (desde Stravinsky a John Cage) estaría influida por esta búsqueda de otro lenguaje musical nacida en Wagner. Es más, las bandas sonoras del cine le deben bastante y el propio Bernard Herrmann reconoció que esta ópera fue el modelo a seguir en su música para Vértigo, de Hitchcock.

Siempre popular entre el público chileno, Tristán e Isolda se presenta en el Teatro Municipal desde este sábado, con la soprano Kirsi Tiihonen (Isolda), el tenor Jon Fredric West (Tristán) y la mezzosoprano Petra Lang (Brangania). "En esta versión hay mucha acción visual, con el entorno del mar y las rocas. Es como un cuento para niños, hecho para grandes", dice el escénografo Ramón López. La ópera, basada en una leyenda celta y con libreto del propio Wagner, relata el amor imposible entre la princesa irlandesa Isolda (prometida del rey Marke) y el caballero Tristán. El es el capitán del buque que conduce a la doncella al lugar donde se casará. La sirvienta de Isolda, sin embargo, les sirve una pócima de amor eterno a ambos y, más temprano que tarde, caen rendidos ante una pasión incontrolable. La composición nació tras el malogrado romance que Wagner, ya casado, mantuvo con la esposa de un mecenas.

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