Septiembre ofrece quince días para cimentar las soluciones a la crisis europea
Los funcionarios europeos terminan agosto con quince días para justificar el optimismo de los bonistas respecto a que pueden encontrar soluciones duraderas a las turbulencias de la deuda.
Septiembre ofrece un microcosmos de tres años de lucha contra la crisis. Las próximas dos semanas podrían traer nuevas medidas anti-contagio del Banco Central Europeo, un posible pedido de ayuda de España y una visión de si los acreedores flexibilizarán los términos del rescate para Grecia.
Los jueces alemanes y los votantes holandeses también tendrán la oportunidad de dar su opinión sobre el futuro del euro.
Lo que está en juego es si los políticos y el BCE pueden prolongar un cambio estival en los costos de endeudamiento convenciendo a los inversores de que España e Italia están protegidas de la infección y el euro está seguro.
Desde que el 26 de julio el presidente del BCE, Mario Draghi, prometió hacer "todo lo que haga falta" para defender la moneda, el rendimiento de los bonos españoles a diez años cayó alrededor de medio punto a 6,52 por ciento, mientras que el de los italianos bajó un cuarto de punto a 5,81 por ciento.
"Los mercados parecen estar previendo un avance", señaló Mickey Levy, economista jefe de Bank of America Corp. en Nueva York. "Cuando uno habla con los funcionarios europeos, dicen que estamos entrando a una etapa muy importante".
El principal acontecimiento del mes llegará el 6 de septiembre, cuando Draghi reúna a su Consejo de Gobierno, tras declarar el 2 de agosto que es "inaceptable" que los inversores apuesten contra el futuro del euro elevando los rendimientos de los bonos.
Draghi dijo que eso podía llevar al BCE a comprar bonos de corto plazo en el mercado secundario, aunque sólo en conjunción con compras directas de bonos de los gobiernos por parte del fondo de rescate de Europa, acompañadas de condiciones económicas.
Comprar bonos
"La intervención ilimitada del BCE en los mercados de bonos sería lo que definitivamente cambiaría el juego en la crisis de deuda de la zona euro", expresó Steven Major, responsable mundial de investigación de renta fija de HSBC Holdings Plc en Londres. "Eso no sólo haría bajar los diferenciales sino que también los mantendría bajos".
Para mantener los rendimientos de los países periféricos dentro de la banda prefijada de los de las economías centrales haría falta que el BCE gastara 7.000 millones de euros (US$8.800 millones) por semana en la compra de bonos, calcula Major. La brecha entre los bonos alemanes y españoles a dos años podría reducirse de los 370 puntos básicos actuales a 200 puntos básicos, agregó.
El BCE "siempre actuará dentro de los límites de su mandato", escribió Draghi en un comentario para el diario alemán Die Zeit que suministró ayer el BCE con sede en Fráncfort. "Sin embargo, debe entenderse que cumplir con nuestro mandato a veces nos exige ir más allá de las herramientas de política monetaria normales".
"Hay un optimismo un poco exagerado respecto a que la zona euro puede darse una solución en septiembre", dijo Neil Williams, responsable de investigación económica de Hermes Fund Managers de Londres, que supervisa alrededor de US$46.000 millones. "Esto se va a prolongar hasta el año que viene y más".
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