Septiembre, temporada de parapentes

La Dehesa, La Pirámide y Las Vizcachas son los lugares más concurridos para lanzarse a surcar el cielo capitalino.




VOLAR a 600 metros de altura sobre azoteas de edificios y carreteras de alta velocidad, confiando simplemente en la velocidad de los vientos, la temperatura del aire y la destreza para manejar una vela multicolor, puede parecer un acto que va más allá del sano juicio. Pero lo concreto es que el parapente se practica en Santiago y que en septiembre se intensifica. Según indican los expertos, porque las corrientes más cálidas facilitan el ascenso.

Acá existen diversos puntos donde se practica: mientras en el corazón de la ciudad las mejores plataformas de lanzamiento son La Dehesa, La Pirámide y Las Vizcachas, en los extramuros lo son Pirque, Colina y Batuco.

La Pirámide, por su visibilidad y cercanía con todos los accesos, es uno de los más llamativos. Flypirámide es la empresa que organiza los vuelos en esta ruta que contempla el cerro Blanco -uno de los brazos del cerro San Cristóbal- como zona de despegue. Hasta allá llegan los amantes de la adrenalina hacia media tarde, después de las cinco.

El plan de viaje contempla un sobrevuelo por el cerro Carbón, luego cruza hasta el Manquehue y finaliza en las canchas del Club Santiago Paperchase, en Huechuraba. "Todo es tan suave que se logra un relajo total, una alegría de vivir increíble", cuenta Macarena Prieto, una de las gestoras de Flypirámide.

No es necesario contar con un carnet para practicar estos saltos. Se puede hacer un curso de entre tres y cuatro meses para obtenerlo, pero los que lo hacen para darse un gusto cuentan con un equipo biplaza para ir junto a un instructor calificado. La sensación, que hace a algunos adictos, es la del viento golpeando fuerte en la cara, el corazón latiendo a toda máquina y un mundo de enanos bajo los pies.

Al final de la Av. El Rodeo, en La Dehesa, está el cerro del Medio. Tiene forma de ballena y un valle extenso al costado. Carlos Cueto, de Chile Parapente, cuenta que los accesos son privados y muy restringidos, pero para los que saben, "es una muy buena opción de vuelo".

Más popular y masivo es lo que ocurre en Las Vizcachas, donde los fines de semana la práctica de esta disciplina se intensifica. Cueto indica que ahí son cuatro los pilotos profesionales disponibles para principiantes ($ 50.000). Saltan desde un brazo del cerro el Peñón y media hora más tarde aterrizan en el valle que está a los pies de éste. Por sus características geográficas y climáticas -aseguran los entendidos- permite vuelos tranquilos y seguros.

"El 70% de los viajes lo hacen las mujeres. En cambio, los cursos para pilotos de parapente profesional lo toman, en 90%, los hombres", comenta Cueto, quien agrega que el parapente se ha vuelto más popular por las ofertas que han surgido en empresas como Groupon.

A no más de media hora de Santiago, Colina es otro lugar fuerte de práctica. Se utiliza el cerro Reina, en Chicureo, para despegar. Un poco más al norte, en Batuco, otro punto tiene bastante concurrencia. Claro que aquí son los expertos los que la llevan. Se lanzan desde una ladera vertical y los vientos golpean fuerte en el trayecto.

Pero la moda hoy es, sin duda, el Cross Pirque. Allí las alturas son mayores, igual que las distancias que recorren. "La idea acá es que los viajes sean a 'cielo traviesa'", señala Martín Buschman, quien los lidera a los que llegan a este sitio. Está en Pirque y se despega a 1.050 metros de altura desde el cerro Los Cardos. "Ahí se sobrevuelan las viñas y los campos. Pero también es posible volar hasta Rancagua y volver", explica Buschman, quien suele hacerlo alcanzado los 3.500 metros sobre la ciudad.

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