Sgt. Pepper inicia su marcha hacia los 50 años
El disco más estudiado y replicado de todos los tiempos festejará su medio siglo con el lanzamiento de material inédito que configuran otra vez a los Beatles como una fuerza creativa inagotable.
Sgt. Pepper lonely hearts club band se concibió bajo la lógica de lo imposible. Cuando los limitados estudios de grabación de la época parecían no resistir la audacia creativa de The Beatles, todo su equipo se las ingeniaba para conseguir sonidos y canciones improbables. Cuando cualquier otro grupo de fines de los 60 hubiera recibido un "no" rotundo como respuesta a sus exigencias, los Fab Four, la realeza del pop cuyos privilegios no se discutían, tenían el tiempo, el espacio y el dinero para orientar su osadía como quisieran.
Por eso, 50 años después, esa naturaleza casi milagrosa sigue operando de la misma manera. Cuando se pensaba que no había nada más que decir del disco más explotado, estudiado y parodiado de todos los tiempos, los británicos toman la palabra y anuncian que las celebraciones por las cinco décadas de su obra maestra tendrán un caudal impresionante de material desconocido repartido en múltiples lanzamientos, desde un vinilo doble hasta una caja que presenta 33 versiones inéditas de estudio jamás antes publicadas. Todo un proyecto que verá la luz el 26 de mayo.
Se trata de la mayor revelación de contenido nuevo en la historia del cuarteto desde la saga Anthology de 1995 e incluye tomas alternativas de Strawberry fields forever y Penny lane, no incluidas en el álbum original, determinación que por décadas los propios músicos calificaron como un error histórico. O sea, también se trata de un acto de justicia.
Por eso, ahí vuelve a merodear lo que en un principio resultaba casi utópico: ¿cómo una de las maquinarias más rentables de la cultura popular aún parece una inagotable mina de oro? ¿De dónde sale tanto residuo arqueológico medio siglo más tarde? Las respuestas están en ese mismo 1967 del Sargento Pimienta. Durante esa temporada, John, Paul, George y Ringo cambiaron para siempre sus hábitos creativos, su disciplina como conjunto e incluso sus sensibilidades como seres humanos. Las cifras lo ratifican: tardaron 700 horas de estudio en registrar todo el trabajo, el mayor tiempo que habían dedicado hasta entonces en uno de sus discos y un cómputo inalcanzable para cualquiera de sus contemporáneos. Incluso para ellos mismos: no mucho antes, en 1962, sólo invirtieron 9 horas y 45 minutos en su debut, Please please me.
Y todo empezó con un par de miradas. A fines de 1966, los Beatles fueron hasta los estudios Abbey Road no sólo para expresarle a su equipo que estaban hartos de las giras; para subrayar aún más esa apatía, querían grabar música que fuera imposible de tocar en directo, con la que el mundo se resignara a no verlos nunca más en un escenario. Tras lanzar el golpe, miraron a su productor, George Martin, y a su ingeniero de sonido, Geoff Emerick, quienes quedaron mudos. "Apenas conseguí esbozar una lánguida sonrisa, pero sabía que la suerte estaba echada. Dependía de mí convertir la nueva visión de los Beatles en realidad", dice el propio Emerick en su biografía.
La travesía comenzó con Strawberry fields forever y Penny lane, dos joyas que prefiguraban la intención original de Pepper: impulsar un disco que retratara la infancia de los cuatro integrantes. Pero todo se fue al piso. El sello EMI optó por presionarlos para que editaran ambos singles con anticipación y no los incorporaran en el álbum, temerosos ante ciertos comentarios de prensa que especulaban con el estancamiento creativo de la banda, posible consecuencia de la gran cantidad de horas en el estudio. Cuando recuerda esos días, McCartney siempre cuenta que en su interior amasaba una sed de revancha: "Ya verán, ya verán".
La confianza de Paul era absoluta, aunque no compartida del todo con sus compañeros. De hecho, la grandeza de la producción no radicó en una comunión casi indisoluble entre los músicos. Muy por el contrario, por primera vez comenzaron a funcionar como universos distantes y contrapuestos, con ideas forjadas en su intimidad y que luego intentaban conciliar con las del resto: ahí estuvo la clave para alcanzar una obra tan rica.
Por ejemplo, en el inicio de las grabaciones, Harrison sólo hablaba de su viaje a la India un par de meses antes, imbuido en un espiral místico que poco importaba a los otros. Como resultado, su aporte a fue la letárgica Within you without you, pieza a la que se le adosó unas risotadas sobre el final para hacerla menos solemne.
El guitarrista asumió con los años que tales sesiones le parecieron "aburridas". Ringo ha esbozado un sentimiento similar, aunque al menos ha sido más protocolar recalcando que durante las grabaciones aprendió a jugar ajedrez.
Lennon quizás fue el más crítico con Pepper en los años posteriores (en 1980 dijo de Good morning, good morning que "no valía nada, es para tirarla a la basura"), pero su hambre de experimentación lo llevó a aportar un mellotrón que tenía en su mansión, ese teclado que luego definiría el sonido completo del rock progresivo. Y Macca, alzado como el gran jefe ante el menor entusiasmo de sus camaradas, se llevó todos los aplausos al tener la idea de la banda imaginaria de los corazones solitarios y al impulsar esa portada eterna presentada como un santuario pop del siglo XX, inspirada, entre otros factores, por una carátula de la oscura banda sueca Mercblecket.
Pero algo aún los vinculaba como una fuerza solidaria. Todos empezaron a grabar el título con bigotes y vestidos a la última moda; todos optaron por comenzar a trabajar más de noche que de día; y todos estaban conscientes de que despacharían su cumbre definitiva. Una colección de 13 composiciones que vio la luz el 1 de junio de 1967, aunque el tiempo parece haber relativizado su impacto: la generación britpop de los 90 siempre puso a Revolver en primer lugar y la neopsicodelia ha ungido al debut de Pink Floyd, en esa misma temporada, como su mayor faro.
Da igual. Los lanzamientos venideros abrirán la caja de sorpresas hacia versiones que explican la cuna de A day in the life, Lucy in the sky with diamonds y Fixing a hole. Medio siglo más tarde, Pepper sigue logrando lo imposible: impactar como la primera vez.
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