Siete mil personas marcharon en Bucarest para pedir renuncia del primer ministro
Las movilizaciones se registran hace una semana en Rumania. Los manifestantes rechazan las duras políticas de austeridad y piden elecciones anticipadas.
Las manifestaciones ciudadanas de Rumania, que desde hace una semana exigen la dimisión del Gobierno de centroderecha, alcanzaron hoy su punto máximo después de que los partidos de oposición congregaran a unos 7.000 afiliados y simpatizantes en la capital para apoyar las protestas.
"No sé por quién van a votar, pero estamos de su lado", dijo uno de los líderes de la coalición opositora Unión Social-Liberal (USL), el liberal Crin Antonescu, en referencia a los manifestantes espontáneos que se reunieron hoy en la plaza de la Universidad.
La adhesión de la oposición a las protestas callejeras que desde el viernes pasado rechazan las duras políticas de austeridad del Gobierno y piden elecciones anticipadas aumenta la presión sobre el primer ministro, Emil Boc, quien se resiste a renunciar.
Al término de la concentración opositora de hoy, algunos grupos de participantes cortaron el tráfico en la plaza de la Victoria para protestar frente a la sede del Gobierno. Cientos de personas cortaron además importantes arterias del centro de la capital en su marcha hacia la plaza de la Universidad, donde se unen a la protesta espontánea, informó la televisión de noticias "Realitatea".
Los simpatizantes de la oposición derribaron las vallas dispuestas por los gendarmes para evitar que lleguen a la plaza, y los agentes, sobrepasados por la continua afluencia, se vieron obligados a permitirles el paso y cortar el tráfico.
El portavoz de la Gendarmería, Florin Hulea, advirtió en declaraciones a la prensa sobre la ilegalidad de estos cortes de tráfico y recordó que los organizadores de la concentración opositora son responsables de los desmanes.
Los manifestantes que se encontraron en la plaza de la Universidad coinciden en exigir la dimisión del presidente del país, Traian Basescu, y de su Gobierno. Les recriminan, además de las duras políticas de austeridad que han llevado a la caída del nivel de vida, una gestión autoritaria y corrupta.
Cientos de gendarmes vigilaron a los concentrados con estrictas medidas de seguridad, después de que enfrentamientos entre manifestantes y agentes dejaran unos 70 heridos y más de 200 detenidos el pasado fin de semana.
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