Sol y Lluvia retoma su sueño más ambicioso
La banda dará un masivo show en el coliseo, tal como en 1999, aunque asumen que los tiempos han cambiado.
La Alameda es poblada por una marcha de amplias dimensiones, los carros lanzaagua y lanzagases se abren camino entre piedrazos y botellas con pintura, y en el centro cultural La Casa del Sol -propiedad de Sol y Lluvia y enclavado en pleno Bellavista-, un parlante reproduce Wake me up before you go-go, esa cancioncilla cadenciosa que en 1984 catapultó a George Michael al frente del dúo Wham! Amaro Labra, líder y fundador de los chilenos, está sentado en el recinto, mientras un fan compra una entrada para la próxima fecha de la banda y le pide nervioso una foto para perpetuar el cara a cara.
Toda la escena podría pertenecer precisamente a ese 1984 en que sonaban Wham!, Duran Duran o Culture Club, en que el reinado de Michael Jackson y Madonna se asentaba tanto como las protestas que sitiaban la arteria principal de la capital, y en que Sol y Lluvia empuñaba su propio cancionero en parques y poblaciones, pero hay un par de detalles que no cuadran: el seguidor espontáneo tomó la imagen con un celular de última generación y es muy probable que aún no había nacido cuando los oriundos de San Joaquín cantaban Adiós general o En un largo tour.
"Esto para mí es un continuo. Aún tenemos capacidad para congregar mucha gente y hablar de los mismos valores que nos movieron en los 80", advierte Labra, como una suerte de introducción para un desafío mayor, uno de los más llamativos anunciados por el circuito local en esta temporada: este 6 de septiembre, la agrupación festejará sus 35 años de trayectoria con un concierto en el Estadio Nacional, tal como lo hicieron en 1999, cuando se convirtieron en los primeros artistas locales en repletar el coliseo, hito que sólo igualó el retorno de Los Prisioneros en 2001. Ninguna otra agrupación nacional ha intentado en solitario tamaña aventura y, en los últimos años, hasta luminarias pop como U2 o Madonna han llenado el reducto con dificultad.
"Esto es pura autogestión. No tenemos grandes canales de comunicación, no tenemos publicidad ni sponsors, como puede suceder con el concierto que nuestro compañero Manuel García dará en el Movistar Arena, un lugar mucho más chico. Pero queremos demostrar que nuestro mensaje de democracia y crítica aún persiste. Seguimos vigentes con nuestras letras y nuestra música. Es como volver al principio, cuando todo era adverso, cuando la gente nos decía: '¿Cómo se les ocurre que van a llenar el Café del Cerro?'", rememora el guitarrista, consciente de que su obra aún se conecta con los movimientos sociales de los últimos años, en un discurso y un semblante que parecen congelados en las peñas de esos días, pero también intuyendo que los tiempos han cambiando y la música de Sol y Lluvia hoy sobrevive más anclada en la nostalgia
De hecho, el propio grupo ha enfrentado su vía crucis. Integrados en su era de oro por un trío de hermanos que completaban Charles y Jonny Labra, ahora sólo existe la figura de Amaro, luego de un quiebre que incluyó acusaciones cruzadas, amenazas de demanda y recriminaciones públicas que apuntaban a la actual versión del grupo como mercenarios que traicionaron el verdadero espíritu.
Labra completa: "Me da mucha pena que haya pasado todo eso. Nunca he sentido rechazo, a veces en la calle me gritan cosas, como cuando hemos hecho conciertos y nos dicen que las entradas están muy caras o que estamos manejados por el mercado. Para mí, esto sigue siendo colectivo y mi liderazgo en el grupo responde a eso, no a lucirme como personaje".
Las entradas para su show en el Nacional están en Daleticket y con boletos de $ 5.000 a $ 10.000. Un desafío para el que Labra reporta un 30% de entradas vendidas y que se niega a observarlo como un hueso duro de roer. "Si no hay convocatoria, ahí veremos qué hacemos. Pero prefiero los errores a la inactividad", remata.
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