Sudamericano Sub 17: Habla el Pollo, los críos escuchan

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La didáctica charla de un ex futbolista y entrenador de 71 años a los chicos de la Baby Roja que jugarán a final de mes el torneo en Rancagua y Talca.




Mano a mano y en fila india entran saludando los 24 jugadores de la Baby Roja a todos los que están en el hall central de la sede de la ANFP: recepcionistas, guardias, periodistas y camarógrafos. "Esto antes no se veía", dice Leonardo Véliz (71), el encargado de darles una charla en la previa del campeonato Sudamericano sub 17 que tendrá como sede a Chile (Rancagua y Talca).

Los futbolistas de 15, 16 y 17 años se sientan en orden en una sala del segundo piso. Frente a ellos está Véliz, el Pollo, mítico extremo de Colo Colo y Unión Española en los años 70 y seleccionador de la mejor Selección sub 17 de la historia, la que logró el tercer lugar en el Mundial de Japón de 1993, ocho y diez años antes de que nacieran sus oyentes. Y empieza: "El secreto para ser excelente...".

"La experiencia más linda de mi vida no la viví como jugador, ni cuando le hice el gol a Botafogo con el que pasamos a la final de la Libertadores, sino que la viví con la sub 17", relata, ganándose la atención de los adolescentes.

En la sala sólo se escucha su voz, hasta que comienza a hablar sobre la estadía de su Baby Roja en el Sudamericano de Colombia 1993, el previo al Mundial. "No había visto mujeres tan lindas", dice Véliz, desatando algunas risas en los futbolistas. Chile jugaba en Tuluá, de clima tropical. La concentración inicial era en un hotel, donde "era imposible mantener la disciplina". Por eso decidieron cambiarse a una casona de campo, ubicada en las cercanías de la ciudad.

El Pollo muestra videos filmados entonces por él mismo, la casa, con quincho, un pequeño televisor, piscina, camas de paja y silencio. No había servicio de cocina, y el preparador físico, Óscar Solina -quien murió en septiembre del año pasado- se ofreció a cocinar, con una condición: que todos ayudaran.

"Al rival no hay que subestimarlo hasta que esté de rodillas", les dice Véliz. Los jugadores se miran. El último partido de Chile en aquel torneo era contra Argentina. La Baby Roja ganaba dos a cero, bajo una extenuante humedad que cansaba a cualquier cuerpo extranjero. Ambos equipos necesitaban un empate para clasificar al Mundial. "Los argentinos nos rogaban por empatar.

Mostaza Merlo -apodado así por el color de su cabellera- gritaba como loco hacia nuestro sector", cuenta Véliz. Los chilenos comenzaron a cansarse y el rival acabó empatando. "Clasificamos con tres empates, con eso nos bastó", dice Leonardo. También entraron Colombia y Argentina. A la selección de Brasil, donde debutó un joven Ronaldo, le faltó solo un punto.

"Los futbolistas apuestan a los caballos lentos y a las mujeres rápidas", les dice a los jugadores que ya no son niños pero tampoco adultos. Allí el orador comienza a pausar en su discurso, a pensar lo que dice, a dominar la audiencia: "Es una época tremendamente complicada". La distracción actual a través de las redes sociales, la hiperconexión, son algunos de los argumentos que asustan a Véliz: "Los estamos preparando para que entretengan a una sociedad enferma".

La Baby Roja actual, dirigida por Hernán Caputto, comparte el Grupo A con Bolivia, Colombia, Uruguay y Ecuador. Jugará todos los partidos de la primera fase en El Teniente de Rancagua. Debuta ante Bolivia, equipo al que extrañamente no puede ganarle desde el triunfo 7-1 en el Sudamericano de 1997. "Ustedes tienen la misión de ganar luego de la lamentable actuación de la sub 20", les dice el Pollo y algunos jugadores se enderezan.

Y después de una hora de sermón motivacional (el mismo, debidamente adecuado, que recitará dentro de unas semanas ante la gran y mediana minería como Coach Ontológico Organizacional por intermedio de Revista Emprende), entrega una última recomendación a los chicos: "Terminen todos los partidos con once jugadores".

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