Temas tributario y laboral marcan distendida visita de Enríquez al CEP




"Lo pasamos muy bien", dijo el presidente del Centro de Estudios Públicos (CEP), Eliodoro Matte, al despedir a Marco Enríquez-Ominami y una decena de sus asesores. Eran las 14.00 y para el candidato independiente terminaba una jornada de casi cinco horas exponiendo su programa de gobierno y contestando las consultas de los empresarios, economistas e investigadores del think tank de la derecha liberal.

El encuentro, en que Enríquez también se acompañó por su esposa, Karen Doggenweiler -algo inédito en este tipo de reuniones con los presidenciables-, estuvo marcado por la buena recepción que encontró en el empresariado su idea de flexibilizar el mercado laboral.

Sin embargo, hubo una fuerte resistencia cuando el diputado planteó su intención de efectuar una reforma tributaria, la que considera una carga pareja para las empresas y las personas, el incremento del royalty a la minería, como también la creación de un gravamen específico a las hidroeléctricas.

A la salida del encuentro, algunos asistentes comentaron con sorna que la nueva estructura tributaria planteada por Enríquez era propia de las economías de Europa del Este. "Me alegro que algunos hayan tenido opiniones contrastadas, de eso se trata, si no tuviésemos nada que proponer, no vendríamos", comentó Enríquez.

Pese a las diferencias en el tema impositivo, miembros del CEP comentaron que la de ayer fue una de las citas más distendidas que han tenido con los presidenciables. En la reunión también hubo espacios para bromas, como cuando Enríquez presentó la exposición de su esposa sobre temas de educación, advirtiendo que para que todo grupo humano funcione bien debe haber algún alemán (en referencia al apellido Doggenweiler).

El candidato también sacó risas cuando advirtió, haciendo alusión a antiguas declaraciones suyas sobre la chilenidad, que a medida que pasara la campaña se conocerían otras peores.

MARAMBIO Y CUBA
Uno de los asistentes, el historiador Joaquín Fermandois, hizo un análisis del régimen cubano lleno de críticas. Sus preguntas fueron duras. Enríquez le cedió la palabra a Max Marambio, su jefe político y quien lo apoyó ayer en el tema internacional.

Marambio dijo que Fidel Castro es como la figura de un padre, que podría cometer equivocaciones, pero que no le pidieran a él que lo criticara.

Luego, el empresario enfatizó que su pasado sólo le pertenece a él, que no tiene relación con la candidatura que apoya y que una vez que Enríquez asumiera en el gobierno él se "iría para la casa", dando a entender que no sería ministro ni embajador, a lo que Enríquez respondió que eso dependía de él.

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