Tras dos años refugiado, Assange dice que "pronto" dejará embajada ecuatoriana

El fundador de Wikileaks es requerido por la justicia sueca por casos de delitos sexuales. El australiano, quien está en la legación diplomática en Londres, tendría problemas de salud.




El sábado pasado, 16 de agosto, se cumplieron dos años desde que Ecuador le concedió asilo político al fundador de Wikileaks, Julian Assange, quien el 19 de junio de 2012 había buscado refugio en la embajada del país latinoamericano en Londres. Llegó hasta esa legación para evitar que se le extraditara a Suecia, donde se investigan dos acusaciones de carácter sexual en su contra. Tanto entonces como ahora, Assange niega los cargos y, cada vez que puede, reitera sus sospechas de que se trata de una treta para trasladarlo, en última instancia, a Estados Unidos, donde tanto él como su organización son investigados por la divulgación, en 2010, de miles de documentos confidenciales del Departamento de Estado norteamericano.

En todo este tiempo, la situación del australiano no ha cambiado y si llega a poner un pie fuera de la embajada ecuatoriana, será detenido por los agentes apostados día y noche fuera del edificio, ubicado en el elegante barrio londinense de Knightsbridge. Las autoridades británicas se han negado a otorgarle un salvoconducto que le permita viajar a Ecuador.

Las cosas, sin embargo, podrían estar cambiando. En una conferencia conjunta con el canciller ecuatoriano, Ricardo Patillo, Julian Assange afirmó, sin dar mayores detalles: "Entiendo que (mi vocero) Kristinn Hrafnsson ha dicho que él puede confirmar que estoy dejando la embajada pronto... pero tal vez no por las razones que la prensa de (Rupert) Murdoch (multimillonarios de las comunicaciones) y Sky News están diciendo ahora". El australiano, de 43 años, se refería a un reporte de la mencionada cadena de noticias británica (propiedad de Murdoch), que afirmaba que, producto de los dos años de reclusión, Assange padece "una afección al corazón, una enfermedad pulmonar crónica y alta presión sanguínea".

Al respecto, el ministro ecuatoriano destacó que la salud del australiano se ha visto "seriamente afectada" por su encierro, pero tampoco dio mayores detalles. Enfatizó que "esta situación debe tener un final" y que Ecuador "está obligado a proteger a Julian Assange en nuestra embajada, hasta que pueda disfrutar plenamente de su derecho de asilo".

Al respecto, un vocero del Foreign Office señaló que en Reino Unido "continuamos tan comprometidos como siempre para alcanzar una solución diplomática a la situación". Pero el funcionario británico enfatizó que la legislación local "debe respetarse" y que Assange, quien nunca ha sido acusado formalmente de ningún cargo, "debería ser extraditado" a Suecia. El vocero de la Cancillería dijo que esperan que "Ecuador ayude a llevar a su fin esta difícil y costosa situación". Según la prensa británica, el cerco a la embajada ecuatoriana ha costado al erario público unos US$ 10,7 millones.

Tras la conferencia de Assange, su vocero quiso relativizar la declaración del cerebro de Wikileaks, al asegurar que está listo para salir de la legación diplomática tan pronto como el gobierno de Reino Unido "decida honrar sus obligaciones en materia de acuerdos internacionales". El australiano sólo pondría término a su convivencia con los ecuatorianos cuando Londres "deje de tener sitiado" el edificio.

Los abogados de Assange han ofrecido a los fiscales suecos realizar los interrogatorios en Londres, propuesta que ha sido rechazada.

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