Un juvenil en el otro arco
Wuilker Faríñez, de sólo 19 años y 1,75 metro de estatura, se destaca por sus grandes reflejos y potencia en el tren inferior. Desde el jueves, es el guardameta titular del próximo rival de Chile.
Cuando el arquero venezolano Wuilker Faríñez nació, en 1998, ya Claudio Bravo despuntaba en las divisiones inferiores de Colo Colo como una promesa del fútbol chileno. Ahora, 19 años después, el golero de la Vinotinto se enfrentará a su consolidado colega de la Roja cuando ambas selecciones se midan en el Monumental de Santiago, el próximo martes, en un duelo clave por las eliminatorias sudamericanas.
La vida de Faríñez ha sido acelerada. Ha pasado poco tiempo desde que miraba a sus ídolos desde el borde de la cancha, cuando jugaba en la cantera del Caracas y hacía de recogepelotas en los partidos del primer equipo. A los 15 años -poco después de participar en un campamento con el Real Madrid- firmó su contrato como profesional, y en un abrir y cerrar de ojos se hizo dueño del arco del equipo de sus amores, defendió con éxito a la Sub 20 de Venezuela, que clasificó recientemente al Mundial de la categoría, y el pasado jueves, ante Perú, debutó en Eliminatorias en el marco del combinado absoluto de su país.
"Son días de mucha exigencia. Le doy gracias a Dios por todas las oportunidades que me están llegando. Me siento feliz por jugar mi primer partido oficial como titular. Estoy apenas empezando un largo camino y espero estar preparado para responder de la mejor manera", comenta el juvenil, quien pese a los éxitos en su naciente carrera no pierde la modestia.
"Vengo de una familia humilde", señala el arquero, que nació y se desarrolló en Nuevo Horizonte, un popular suburbio del oeste de Caracas, en el cual el fútbol es el camino más expedito para regatear los vicios. "Le debo mucho al barrio donde crecí. Había muchas cosas malas, pero ahí aprendí a ser quien soy. Pasé muchas horas jugando al fútbol, era nuestra vida, y eso nos alejó de las tentaciones", dice.
Faríñez debutó en Primera en su país con sólo 16 años. Un año después fue convocado a la Copa América de Chile y hoy, con 19 cumpleaños en su calendario, ya tiene una experiencia inusitada para su edad: "Todo ha sido muy rápido. Esa Copa América fue el primer paso, un sueño cumplido antes de imaginármelo. Estar en el arco del Caracas me llena de gran orgullo. Y ya en el futuro mi idea es ir a un equipo grande del exterior".
Pero hoy su mente está centrada en la Vinotinto.
"Tengo que saber aprovechar esta oportunidad. Esperamos sacar los puntos que hemos dejado en el camino. Estamos lejos de clasificar, pero nos enfocamos en seguir mejorando cada partido", afirma el arquero, que aunque recibió dos goles tuvo una destacada actuación en el duelo ante Perú y que también viene de destacarse como el menos goleado en el reciente Sudamericano Sub 20, en el cual encajó siete tantos en nueve encuentros.
Faríñez evita cualquier comparación con otros arqueros jóvenes de la actualidad, como el italiano Gianluigi Donnarumma (Milán) y el francés Alphonse Areola (PSG). El juvenil venezolano, que pese a ser un arquero de baja estatura (1,75 metro) se destaca por sus grandes reflejos y potencia en el tren inferior, también admira a Bravo, aunque reconoce que no se fija en un colega en particular, sino que trata de aprender de todos. También del técnico de la Vinotinto, Rafael Dudamel, que fue un histórico de su selección: "Lo vi como jugador y hoy es un excelente entrenador. Nos dice que hay que ser un buen ser humano. Tomo en cuenta sus consejos porque fue un arquero con mucha experiencia, sabe lo complicado que es este oficio". Y su técnico le devuelve los elogios, tras su debut en un partido oficial: "Nos tiene felices tener un portero de esas condiciones. Tenemos arquero para 20 años".
En la Vinotinto, el caraqueño ha tomado el lugar de Dani Hernández (Tenerife), quien no fue convocado para la presente doble fecha de Eliminatorias, y forma parte de la renovación que pretende aplicar el seleccionador venezolano: "Los chamos (jóvenes) vamos agarrando experiencia. Mezclarnos con jugadores experimentados, nos permite crecer y aprender de ellos. Mis compañeros y el cuerpo técnico me dan mucha confianza. Y yo también confío en mis condiciones".
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