Una fiesta multicultural
No sólo chilenos y ecuatorianos estuvieron ayer en el Nacional. Hinchas de otras latitudes también acompañaron. Todo en un ambiente de respeto.
Desde muy temprano, el ambiente en las inmediaciones del Estadio Nacional se contagió de alegría y de inmenso colorido. Miles de personas hicieron pacientemente la fila para ingresar al recinto ñuñoíno, que abrió sus puertas a las 17.30.
Con mucha calma, los simpatizantes que se acercaron al coliseo se mezclaron con las banderas, las vuvuzelas, camisetas y globos que los vendedores ofrecían a los fanáticos.
La presencia de un grupo de profesores manifestándose no fue problema para nadie, ya que de manera pacífica expresaron sus demandas en el bandejón central de Avenida Grecia y en una de las veredas del estadio. No fue necesaria la intervención de ningún tipo de personal policial.
Quizás el momento más tenso lo protagonizó un grupo de hinchas, que intentó ingresar un bombo. Sin embargo, una docena de efectivos policiales impidió la maniobra, de manera tranquila.
No sólo había vendedores alrededor del recinto, sino también colectivos de personas que intentaron entregar mensajes, como lo hizo un grupo de jóvenes cristianos, quienes repartieron folletos.
Y si de religión se trata, el Colegio Carmen Arriarán, de la Obra Don Orione, aprovechó su ubicación en calle Pedro de Valdivia, para ofrecer sus estacionamientos, a cambio de tres mil pesos, dos mil menos que lo que cuestan los aparcaderos del Nacional. El dinero, eso sí, estaba destinado para el Centro de Padres, que organiza un viaje a Italia para sus hijos.
Mientras tanto, en Grecia, la entrada poniente lucía más expedita que la oriente. Es por ello que Carabineros decidió redistribuir el ingreso. Todo en orden.
Ya al interior del recinto, los hinchas se mezclaban en paz y con mucha camaradería. Simpatizantes panameños, venezolanos, paraguayos y argentinos, entre otros, se sumaron a chilenos y ecuatorianos.
ugural cautivó a los asistentes, quienes contribuyeron a crear un ambiente festivo y muy respetuoso.
Al fin y al cabo, esta es la fiesta por la que Chile esperó durante muchos años.
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