Una granja portátil siembra ideas y alegría en Nueva York

El proyecto cofundado por un chileno atrae desde escuelas a turistas y representa "una nueva forma de pensar, con soluciones temporarias y fluidas, que abren oportunidades".




Entre edificios de concreto y en uno de los centros urbanos más desarrollados, emerge una presencia revolucionaria: tomates, pimentones y berenjenas.

No estamos simplemente ante una de las tantas huertas urbanas en techos o jardines de Nueva York. La granja Riverpark Farm tiene una cualidad única, es completamente portátil.

La huerta se encuentra en el complejo Alexandria, un centro que en el futuro llegará a contar con tres torres dedicadas a la ciencia y la investigación. El centro abrió en 2010 y alberga un restaurante, Riverpark, cuyo chef es el chileno Sisha Ortúzar, cofundador de la granja.

"Cuando construyeron el centro iba a tener inicialmente dos torres, pero debido a la crisis de 2008 decidieron construir una. El terreno para la segunda ya estaba preparado, limpio y plano, y luego de abrir el restaurante le propusimos al centro Alexandria usar el espacio en forma temporaria para producir vegetales", le dijo Ortúzar a BBC Mundo.

Convencer a las autoridades locales de usar tierra escasa y de alto valor comercial para cultivar vegetales fue un proceso arduo, pero Ortúzar y los otros impulsores del proyecto tenían algo a su favor, el entusiasmo y apoyo de grupos comunitarios y organizaciones ciudadanas.

"Debido a la crisis en 2008 y 2009 se pararon muchos proyectos. Incluso la ciudad tiene un programa llamado Stalled Sites o sitios parados. De momento hay cerca de 700 sitios sin usar alrededor de la ciudad".

"Para nosotros fue una oportunidad porque como restaurante siempre nos atrajo mucho la idea de producir nuestras verduras y frutas. Las verduras que se cosechan en la mañana se sirven ese mismo día. Eso es algo muy importante para nosotros".

La iniciativa también supuso un cambio fundamental en la forma de pensar, según Ortúzar. "Si pensamos en una granja urbana como algo temporario, fluido, que se pueda mover, se empiezan a abrir nuevas posibilidades".

Cajas portátiles

Para cultivar vegetales en forma portátil, los fundadores de Riverpark Farm hallaron una solución de alto ingenio y bajo costo.

"Es un sistema muy simple porque usamos macetas. Lo que hicimos fue tomar las cajas de plástico en las que vienen los cartones de leche. Son un cubo perfecto de un pie (33 cms) por un pie por un pie", dijo Ortúzar a BBC Mundo.

"La ventaja que tiene es que las cajas son fáciles de conseguir, son baratas, livianas y además fáciles de acarrear porque tienen asas o mangos. Se pueden poner una arriba de la otra y no gastan espacio porque no tienen lados redondos. Se trata de un cubo perfecto".

Pero las cajas están llenas de hoyos. "Tuvimos que poner una tela de fibra que se usa para la jardinería para mantener la tierra adentro. Esta tela permite que pase el agua fácilmente y además el aire, algo que es importante para la salud de la tierra".

"Es impresionante lo que puedes cultivar en una caja de ese tamaño: tomates, zapallos, berenjenas".

Hoy en día Riverpark Farm tiene cerca de cuatro mil cajas plantadas, que proveen el 80% de las necesidades del restaurante de una gran variedad de vegetales. La producción varía continuamente.

"Una semana hay mucho tomate, la siguiente no tanto, pero ya vienen los pimentones. La producción va cambiando".

Descubriendo plantas de berenjena

El proyecto ha creado dos puestos de trabajo a tiempo completo, pero una de las grandes satisfacciones de Ortúzar es "producir la comida al lado del restaurante y ver la alegría de la gente cuando pasa y va a comer. Se expresa muy fuertemente. La gente no está acostumbrada a ver su comida saliendo de la tierra en ambientes tan urbanos. Hay mucha gente que jamás había visto como era una planta de berenjena".

La granja ha tenido una gran respuesta y cada semana Riverpark Farm atrae voluntarios, turistas y grupos escolares, desde la guardería hasta universitarios.

"Llegan de escuelas muy urbanas de un ambiente socioeconómico bajo donde se come muy poca verdura fresca y vienen a conocer qué está disponible aparte de las hamburguesas y el pollo. Algunos chicos nunca han visto verduras salir de la tierra. Les enseñamos a plantar, a cosechar y a hacer ensaladas. Varias escuelas luego de habernos visitado han formado sus propios jardines".

El gran interés demuestra, según Ortúzar, que "hay un hambre por estos cultivos en ambientes urbanos".

"Somos realistas, no pensamos que la ciudad se tiene que llenar de granjas. Para nosotros el proyecto sería exitoso si por lo menos empezamos una conversación acerca de qué es posible, de qué nos falta, de qué vamos perdiendo como sociedad al irnos cada vez más a las ciudades. Si tenemos proyectos que nos recuerdan de dónde venimos y qué deberíamos estar consumiendo, para mí eso es importante".

Fiel a su naturaleza portátil, la granja será desmontada en las próximas semanas.

"Se va a construir la segunda torre. Siempre supimos que en algún momento la íbamos a tener que mover. La vamos a desmontar por el invierno, guardar todas las cajas y la tierra y proteger algunas de las plantas en un invernadero y en la primavera la vamos a montar nuevamente en otro espacio dentro del centro y cerca del restaurante".


Flexibilidad

Riverpark Farm nació como un proyecto temporario, pero está sembrando semillas de cambio profundas y duraderas.

"Para mí el mensaje más importante de este proyecto es la visión creativa de pensar en espacios flexibles. Yo lo veo como algo parecido a un estacionamiento. Cuando estacionas tu auto ese lugar en el momento te sirve mucho y tiene un gran valor porque tienes allí tu coche. Pero cuando te vas ya no te importa, es flexible".

El mensaje de Riverpark Farm abarca mucho más que una iniciativa para una granja portátil, según sus fundadores.

"Siempre pensamos en cosas permanentes cuando queremos construir algo, pero si empezamos a pensar un poco más abiertamente en términos de flexibilidad hay muchas oportunidades y cosas por hacer y descubrir".

"Un poco la soberbia del ser humano es querer construir cosas para la posteridad, pero si dejamos de lado la idea de que las cosas que hacemos tienen que ser permanentes, si pensamos en proyectos que tengan un impacto positivo aunque sea por un período corto, esas cosas se van sumando y vamos avanzando", dijo Ortúzar a BBC Mundo.

"Si pensamos en el corto plazo podemos hacer cambios en el largo plazo".

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