Vecina de La Reina afectada por corte de luz: "Lo único que hago para entretenerme es resolver puzzles"

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En el sector oriente hay hogares que llevan más de 60 horas sin suministro eléctrico. Los más afectados: los adultos mayores.




"Tengo los canastos llenos de ropa sin lavar. Lo único que hago para entretenerme es resolver puzzles. Sabía que algún día me iban a servir, por eso los compro siempre en la feria, pero al final es triste estar sin luz". Así, Gioconda Bravo (65) describe las más de 60 horas que su hogar ha permanecido sin suministro eléctrico. Esto tras la nevazón del sábado pasado, que afectó principalmente las casas del sector oriente de Santiago.

La mujer vive con su madre de 95 años, su hija y su nieto, en el barrio El Greco, de la comuna de La Reina. Se trata de "una cuadra de viejitos", según cuenta .

En el sector, el servicio se repuso solo para algunos clientes. Ante esta situación se han organizado para tener el suministro, aunque sea de manera irregular.

"Con mi vecino del lado juntamos seis alargadores para que nos diera corriente. Lo hicimos porque la entretención de mi mamá es la televisión. Todos estos días se ha quejado porque no ve sus novelas", dice.

Añade que el corte de luz también estuvo cerca de afectar su salud. "Soy insulino-dependiente. Menos mal tengo bolsitas de hielo, así que envolví las inyecciones para que no se echaran a perder. Ahora las tengo donde mi vecino con luz y más rato las pasaré a buscar", agrega.

A pocos metros está Violeta Fuentes (82), quien atiende su almacén con dos linternas y una máquina para pesar prestada por un vecino. En sus estantes hay pocos productos. Relata que teme abrir el refrigerador del negocio y las máquinas que contienen los helados. "Si lo hago se me echarán a perder las cosas", señala.

Otra vecina de El Greco es Claudia González (52), a quien se le cortó la luz el viernes a las 21.00.

La mujer cuenta que su gran problema ha sido lavar su ropa y la de sus dos hijos. "He tenido que salir a la casa de mi cuñado para hacerlo, quien vive en Ramón Cruz, en Ñuñoa. Tengo que llevarme la ropa en bolsas y pedir un Uber para ir a lavar", afirma.

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