Viajes y libros: la amistad de Alvaro Mutis y García Márquez

Se conocieron en Colombia y alargaron su amistad por más de 50 años en México, donde Mutis murió el domingo pasado.




Fue en marzo del año pasado. Gabriel García Márquez celebraba su cumpleaños 85 en el barrio San Angel de la capital de México. Entre los invitados estaba su compatriota y amigo Alvaro Mutis. No hablaron mucho ni se tomaron fotografías. No fue necesario hacer evidente una amistad que comenzó en la década del 50 y que se tradujo en viajes por Norteamérica y Europa, incluyendo a sus familias.

"Cuánto queremos a Alvaro Mutis", dijo el autor de Cien años de soledad en un homenaje que la Feria del Libro de Guadalajara le rindió en 2007 a su amigo, quien murió el domingo a los 90 años en Ciudad de México, debido a un problema cardiorrespiratorio.

Nacido en Bogotá en 1923, Mutis era cinco años mayor que García Márquez. Se conocieron en Colombia y alargaron su amistad en México. El creador de Maqroll el Gaviero, Premio Cervantes 2001, aterrizó en la capital azteca en 1956.

"Yo trabajaba en una compañía petrolera (Esso) y dispuse de algunos fondos para cosas que me parecían urgentes. A eso parece que le llaman fraude. Tuve un proceso y decidí irme a México", contó Mutis hace 15 años al diario español El Mundo.

Ya en el D.F., el autor de Los elementos del desastre forjaría amistad con escritores y artistas como Octavio Paz, Carlos Fuentes, Luis Buñuel y Fernando Botero.

En 1961 recibe a García Márquez, quien llegó en tren desde EE.UU. Iba por una semana; ya lleva medio siglo en el D.F. "Fue Alvaro quien me llevó mi primer ejemplar de Pedro Páramo y me dijo: 'Ahí tiene, para que aprenda'. Nunca se imaginó en la que se había metido. Pues con la lectura de Juan Rulfo aprendí no sólo a escribir de otro modo, sino a tener siempre listo un cuento distinto", recordó García Márquez en Mi amigo Mutis, leído en 1993 en el cumpleaños 70 de su compatriota y publicado como prólogo de La mansión de Araucaíma.

Mutis fue el testigo más directo de la creación de Cien años de soledad (1967). "Casi todas las noches fue a mi casa durante 18 meses para que le contara los capítulos terminados... Sus amigos me los contaban después tal como Alvaro se los contaba, y muchas veces me apropié de sus aportes. (...) Desde entonces ha sido el primer lector de mis originales", anotó García Márquez.

Sobre los libros de Mutis, el Nobel diría: "Su obra es la de un vidente que sabe a ciencia cierta que nunca volveremos a encontrar el paraíso perdido. Es decir: Maqroll no es sólo él, como con tanta facilidad se dice. Maqroll somos todos".

Vinculado al realismo mágico, Mutis no se sentía próximo a este. "Cuando lo ejerce alguien como García Márquez pues salen libros bellísimos, pero yo no sé hacerlo", decía.

En 1989 García Márquez publicó la novela El general en su laberinto, luego que Mutis desechara su argumento: recrear los últimos días de Simón Bolívar. La dedicatoria dice: "Para Alvaro Mutis, que me regaló la idea de escribir este libro".

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