Violencia en Irak deja 240 muertos en una semana y se teme una guerra civil
Al menos 95 personas, entre chiitas y sunitas, fallecieron ayer en atentados registrados principalmente en Bagdad.
A partir de la noche del domingo y hasta el mediodía de ayer más de 95 personas perdieron la vida y otras decenas resultaron heridas en una serie de atentados perpetrados en regiones del centro y sur de Irak. Los peores ataques se registraron en Bagdad, donde 10 autobombas estallaron en mercados al aire libre y otras zonas en sectores de mayoría chiita, informaron las autoridades policiales locales. Zonas sunitas también fueron objetivo de ataques, tanto en la ciudad de Samarra (al norte de la capital), y en la provincia de Ambar.
Según cálculos de la agencia The Associated Press, son más de 240 los muertos que se han registrado en el país desde la semana pasada, producto de la violencia sectaria y contra las fuerzas de seguridad. Este cruento panorama, sumado al hecho de que abril fue el mes más sangriento en cinco años, con 712 fallecidos producto de la violencia, según Naciones Unidas, ha encendido las alertas sobre la posibilidad de que estalle en Irak una guerra civil y se desintegre el país. Una situación extrema se vivió entre 2006 y 2007, período en que el número mensual de muertos solía alcanzar los 3.000.
"Irak afronta su peor crisis desde que las fuerzas de ocupación de Estados Unidos se retiraron hace un año. Muchos temen que los recientes ataques y que la naturaleza sectaria crezca, lo que significa que el país se encamina a una inminente guerra civil", comentó Omar al Saleh, corresponsal del canal de televisión catarí Al Jazeera.
En medio de este clima de violencia, el primer ministro chiita Nuri al Maliki continúa siendo el objetivo de las protestas de los sunitas, quienes lo acusan de acaparar el poder y no escuchar sus demandas. Además, los manifestantes piden la liberación de presos y que se anulen leyes que -consideran- los discriminan, consignó la agencia Dpa.
Si bien las protestas comenzaron a ganar fuerza en diciembre pasado, hasta el 23 de abril no se habían presentados mayores incidentes. Aquel día, sin embargo, las fuerzas de seguridad reprimieron una manifestación, dejando alrededor de 67 muertos.
En medio de este clima de inestabilidad, Nuri al Maliki anunció ayer que realizará cambios en su estrategia de seguridad. Así, el gobernante dijo que ejecutará "remodelaciones en los puestos de la responsabilidad para enfrentar a los grupos terroristas", de quienes dijo habrían regresado al país a causa de la inestabilidad política.
Es por ello que el primer ministro llamó a unir esfuerzos para recuperar la estabilidad del país, al tiempo que acusó a "agendas" extranjeras de estar detrás del aumento de la violencia. No obstante este llamado a la unión, Al Maliki acusó al Parlamento de alimentar la tensión, "debido a los discursos sectarios de algunos diputados", y pidió a los legisladores no asistir hoy a una sesión convocada por el titular del Legislativo, el sunita Usama al Nayifi, en la cual se discutirá justamente el deterioro de la seguridad en el país.
Un factor a considerar en el actual contexto iraquí es la guerra civil en la vecina Siria, dado que el conflicto ha impulsado una guerra de poder regional entre sunitas y chiitas. Extrapolado a Irak, los sunitas han apoyado mayoritariamente a los rebeldes sirios, mientras que el gobierno de Al Maliki parece respaldar tácitamente al régimen de Basher Assad.
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