Vittorio Corbo, investigador senior del CEP: "Un crecimiento en torno a 1,5% para este año no está en el bolsillo"
Si bien reconoce un mejor entorno externo y una ayuda marginal de la tasa de interés, para el economista el repunte de la economía requerirá trabajo. En ese contexto, cree que la tarea del próximo gobierno "será tremenda".
Vittorio Corbo coincide plenamente con el recorte de la proyección de crecimiento a 1%-2% que hizo el Banco Central para 2017 en su Informe de Política Monetaria (IPoM) que entregó el lunes, pero aún eso requerirá trabajo, advierte.
Dice que el país está saliendo del shock externo que lo afectó, pero aún queda el shock interno asociado a las reformas y eso es lo que deberá afrontar la administración que asuma en marzo de 2018. Sin embargo, no pierde su optimismo, porque cree que "hemos aprendido que en políticas públicas y en la búsqueda del crecimiento con equidad no hay atajos".
¿Cómo evalúa el Imacec negativo de febrero? ¿Mantiene la tendencia que traía la economía y el resto son factores puntuales, o da cuenta de más desaceleración?
La economía chilena viene muy débil desde hace un tiempo. Ya en el cuarto trimestre del año pasado se contrajo con respecto al tercero a una tasa anualizada de 1,4%. Y al inicio de 2017 tuvo otro empujón hacia abajo, relacionado en parte con la minería, pero también con que se está desacelerando con mucha fuerza la construcción. Entonces, tienen razón el ministro, el BC y los analistas, sobre que aquí hay una parte que es un shock de una vez básicamente por la huelga de Escondida, pero también está la contracción del sector construcción y los servicios relacionados.
¿Qué espera para marzo y el primer trimestre? ¿Puede haber una recesión técnica?
Todo apunta a que va a ser otro Imacec relativamente débil, y el trimestre con respecto al último de 2016 va a estar casi igual, tal vez con una leve caída o leve alza. En ese sentido no descarto una recesión técnica.
¿Pero ahora sí este primer trimestre será el piso de la desaceleración y veremos un repunte?
El viento de cola que estamos recibiendo de un entorno externo bastante mejor del que anticipábamos hace cuatro o cinco meses, nos debiera ayudar a que lo peor vaya quedando atrás, pero todavía va a seguir la contracción de la construcción y los efectos de la incertidumbre a futuro que van a seguir golpeando a la inversión.
En ese sentido, ¿fue adecuado el rango al que recortó su proyección de crecimiento 2017 el BC, de 1% a 2%?
Concuerdo con la revisión del BC, que además es algo inferior a la que tenían los analistas privados. Fue muy realista. Yo tengo números parecidos, en la parte baja del rango entre 1,3% y 1,7%. Pero para llegar a ese rango hay que trabajar, o sea, un crecimiento en torno a 1,5% para este año no está en el bolsillo. Nos debiera ayudar el escenario externo: con un cobre a US$2,60 en la minería comienzan a reactivarse proyectos marginales de inversión y a recontratarse a proveedores de servicios de mantención. Además, Argentina y Brasil están volviendo a crecer y este último es un destino importante para nuestras exportaciones de manufacturas. También las bajas de tasas que ya se han hecho y las que vienen ayudan en el margen. Pero lo que me preocupa es el deterioro del mercado laboral y su impacto en el consumo, factor que había sido bastante resiliente. La pérdida de empleos asalariados y el menor dinamismo de los salarios reales han resultado en una caída en 12 meses en el trimestre terminado en febrero de los ingresos reales de estos trabajadores. A lo anterior se suma la precarización del mercado laboral, lo que también afecta el ingreso total del trabajo. Entonces, cuesta creer que el consumo vaya a seguir ayudando como lo hizo en los últimos años. El BC prevé que crezca 2,5% este año, pero creo que es un poco optimista.
¿Y cómo anticipa el 2018? El BC previó una expansión entre 2,25% y 3,25%.
En 2018 vamos a tener un crecimiento mayor al de este año, por el efecto de la baja de tasas, la maduración del ajuste del sector construcción, el mejor precio promedio del cobre, un petróleo estable entre US$ 45 y US$ 55, una economía mundial algo mejor y una América Latina tomando más fuerza. Por ahora lo veo en la parte baja del rango del BC.
En este escenario, ¿qué está pasando con las expectativas?
Las expectativas ya han estado mejorando. Las empresariales, aunque las de la construcción siguen muy deprimidas. Las de los consumidores estuvieron en el suelo también y se han venido recuperando. Ayuda que la inflación ha bajado. En el caso de los empresarios, el escenario externo ha mejorado, están regresando capitales, se ha valorizado más la Bolsa, y también la gente debe estar pensando hacia adelante que el crecimiento volverá a estar en la agenda de políticas públicas.
¿Ayuda que este gobierno esté terminando?
La gente está pensando en el próximo período. El mercado va leyendo las encuestas, va digiriendo lo que significaría para el entorno de los negocios, de la inversión y de productividad, y eso lo va anticipando.
¿Apuestan a que el gobierno que venga será mejor?
Hemos tenido muchas discusiones de por qué hemos crecido poco en este período. No hay duda que un factor importante al comienzo de esta administración fue el shock externo, pero al que se agregó un shock interno que tomó la forma de reformas mal pensadas e implementadas. El shock externo se ha ido disipando, pero estamos viviendo con el efecto del shock interno. No obstante ahora hay un acuerdo bastante transversal de que las reformas habrá que recalibrarlas y ese escenario puede estar reflejándose en las expectativas. El escenario interno tiene gran espacio para mejorar, porque el país ha aprendido de esta experiencia y va a ser mucho más cuidadoso para adelante. Nos hemos dado cuenta que el crecimiento no estaba asegurado y ese efecto ya se está viendo con fuerza en el mercado laboral. Además, una economía que ande bien ayuda mucho a la agenda social.
¿Es lo básico?
Así es. Los países que han tomado atajos han pagado costos brutales. No se puede avanzar en la agenda social más rápido de lo que crece el país. No podemos distribuir beneficios antes de que tengamos una máquina capaz de generar los recursos para poder financiarlos en forma sostenible.
¿Cuál es el principal desafío del próximo gobierno?
Crear un ambiente más favorable para la inversión y el crecimiento. Además, debe hacerse cargo de tres problemas que hoy son peores que hace 8-10 años: el de educación, salud y transporte público. También hay que avanzar en controlar la delincuencia. Pero para todo eso se requiere no solo mejor gestión, sino que también recursos. Entonces, lo primero es reordenar el sistema tributario, recaudando lo mismo y a lo mejor requiere algo más. Pero al final es el crecimiento el que provee los recursos para esas carencias.
¿Cómo se vuelve a integrar el sistema tributario recaudando lo mismo?
Hay áreas con distorsiones importantes. Corregirlas genera ingresos. Una de ellas es que el diésel paga un impuesto mucho más bajo que la gasolina siendo más contaminante. Segundo, tapando hoyos que aún subsisten, especialmente en sistemas preferenciales.
¿Cuál es el riesgo si el próximo gobierno no lo hace bien?
El mayor riesgo si el próximo gobierno no lo hace bien es que nos quedemos estancados y que de nuevo sea un caso de desarrollo frustrado. Que nos quedemos chantados y ahí sí que habría presión social. En ese sentido la tarea del próximo gobierno es tremenda.
¿Ve posible que volvamos a crecer al menos a 3% antes del fin de la década?
Nada está garantizado, hay que trabajar para ello, pero pienso que sí, primero porque las bases macro-financieras siguen siendo muy sólidas y, segundo, porque vamos a tener un mundo mejor. Pero lo más importante, en lo interno creo que hemos aprendido que en políticas públicas y en la búsqueda del crecimiento con equidad no hay atajos. Chile tiene un gran punto de partida, pero para volver a crecer a 3% debe sacar la neblina de la pista, que significa mostrar un horizonte. Qué pasa con el sistema tributario en el mediano plazo, con la Constitución, con el aspecto laboral. Y también hacernos cargo de la educación, salud, transporte y delincuencia. Como no se ha destruido la pista, los aviones van a llegar todos de nuevo.
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