Yohan Blake se interpone entre Bolt y su leyenda
El corredor jamaicano se alza como una de las grandes amenazas para el plusmarquista olímpico, a quien podría ver quitarle los títulos en 100, 200 y 4x100 metros.
La autopista que conduce a Usain Bolt al camarín de los mitos del atletismo se ha visto reducida a una estrecha senda que el triple campeón olímpico habrá de transitar con cuidado para no tropezar en Londres con su joven compatriota Yohan Blake, que llega a los Juegos con dos victorias recientes sobre el plusmarquista mundial de 100 y 200 metros.
La final masculina del hectómetro, el próximo domingo a las 21.50 (20.50 GMT), promete convertirse en el punto culminante, no sólo del atletismo, rey de los deportes, cuyo programa comienza dos días antes, sino de los Juegos de Londres en su conjunto. Tal es la expectación que suscita el choque entre los grandes velocistas.
Bolt rompió en Beijing 2008 todos los esquemas del esprint al colgarse tres medallas de oro olímpicas (100, 200 y 4x100) aderezadas con otros tantos récords mundiales. Ahora quiere convertirse en una leyenda, como repite obsesivamente, revalidando sus dos títulos individuales, algo que nadie ha logrado jamás.
En 100 metros lo hicieron Carl Lewis (Los Ángeles'84, Seúl'88) y Gail Devers (Barcelona'92, Atlanta'96). En 200, Verónica Campbell (Atenas 2004, Beijing 2008), pero revalidar el doblete de la velocidad pura es una gesta inédita.
Bolt se propone atacarla con todas sus fuerzas, pero ha surgido un problema. En su camino se ha cruzado Blake, su compañero de entrenamientos bajo la dirección de Glenn Mills, que aprovechó su descalificación por salida falsa en los Mundiales de Daegu 2011 para heredar su título y este año le ha vencido, tanto en 100 como en 200, en las pruebas de selección olímpica jamaicanas.
Blake, el más rápido del año tanto en 100 (9.75) como en 200 (19.80), se ha convertido para Bolt en una suerte de Can Cerbero que defiende las puertas de la gloria, el hombre que puede impedirle el paso al club de los atletas legendarios.
Y no solo Blake. Aquejado de problemas en la espalda que ponen lastre a su estampida, Bolt se ha demostrado vulnerable los dos últimos años. Desde 2008 ha sucumbido, no solo frente a Blake, sino también contra el estadounidense Tyson Gay, que recupera la forma a marchas forzadas tras su operación de costilla.
Gay, el segundo atleta más rápido de la historia (9.69), jamás ha tenido en su poder el récord mundial, ni siquiera una medalla olímpica, y pretende olvidar en Londres su fiasco en Pekín, cuando, lastrado por sus molestias físicas, cayó en semifinales y no pudo participar en el festín por las medallas.
Por el estadio de Stratford desfilarán otras figuras del atletismo, algunas tan carismáticas como la rusa Yelena Isinbáyeva, que persigue su tercer oro consecutivo en pértiga, o jóvenes talentos como el keniano David Rudisha, plusmarquista mundial de 800, que busca su primera corona de olivo.
Los aficionados británicos, privados de la lesionada Paula Radcliffe, plusmarquista mundial de maratón, depositan todas sus esperanzas en Mo Farah, el gran fondista de origen somalí que irrumpió en la escena internacional el año pasado en los Mundiales de Daegu, y en la heptatleta Jessica Ennis, que aparece en los carteles publicitarios diseminados por la ciudad.
Los Juegos de Londres amenazan con deslucir el prestigio de atletas como Kenenisa Bekele, el mejor fondista de la historia. Cuatro años después de su doblete olímpico en China (5.000 y 10.000), el etíope se conforma en Londres con disputar las medallas en los 10 kilómetros y ni siquiera parte como favorito.
Durante diez días, a partir del viernes, el atletismo irá desgranando campeones hasta rematar el día de la clausura, el domingo 12 de agosto, con el maratón masculino, que, como las pruebas de marcha, se disputará fuera del estadio, en pleno centro de la City.
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