Caminar y mascar chicle
Hay que reconocer que el mundo de la empresa enfrenta múltiples desafíos. Variables medioambientales, tributarias, relación con los stakeholders, un marco regulatorio sano, una institucionalidad firme, son muy importantes.
Como nunca el sector privado enfrenta una tormenta que prende todas las alarmas. Los flancos abiertos son de tal profundidad y alcance que resulta complejo priorizar y fácil mezclar las agendas de corto, mediano y largo plazo. Es imprescindible distinguir los requisitos básicos para el desarrollo de aquellos que complementan sus efectos, por más importantes que sean estos últimos.
Los principales desafíos que enfrentamos -y que condicionan todo el resto- son esencialmente tres; y que están íntimamente entrelazados. El primero es uno que ha quedado en evidencia en los últimos meses, aunque se viene gestando hace años. Las graves alteraciones del orden público y hechos de violencia, que amenazan la propiedad pública y privada, entorpecen el libre tránsito y mantienen atemorizados a enormes segmentos de la población es un verdadero cáncer que termina por apagar la iniciativa privada. Es muy difícil que un pequeño comercio, un restaurante, un hotel u otras actividades que requieren desplazamiento de personas puedan subsistir cuando grupos violentistas mantienen tomadas zonas completas de nuestras ciudades.
El segundo desafío fundamental para monitorear desde el sector privado es la recuperación económica. Es un hecho que la política monetaria y fiscal - en especial esta última- tienen escaso margen de maniobra para apuntalar la actividad. Aunque el sector externo ha dado señales algo más promisorias de recuperación económica -las que, no obstante, están llenas de incertidumbres-, es esencial que la discusión regulatoria local no ahogue las débiles señales de recuperación que exhibe la economía chilena. Es lamentable constatar que, en vez de crear las condiciones para reactivar la inversión y la generación de nuevos empleos, toda la discusión regulatoria tenga un énfasis expropiatorio y que, buscando favorecer la situación de las familias, terminan perjudicando precisamente la reactivación económica, que es la única que garantiza ingresos permanentes tanto a los trabajadores como al Estado.
El tercer elemento clave para el sector privado es la discusión constituyente que se avecina. Más allá de los resultados de este fin de semana, es un hecho que la incertidumbre que se abre para el sector privado afecta a las decisiones de inversión en sectores tan relevantes como el minero y el energético, principalmente.
Hay que reconocer que el mundo de la empresa enfrenta múltiples desafíos. Variables medioambientales, tributarias, relación con los stakeholders, un marco regulatorio sano, una institucionalidad firme, son muy importantes. Alguno dirá que se puede caminar y mascar chicle a la vez, pero esto resulta útil solo para el que sabe bien hacia dónde se dirige y qué tipo de camino es el que pisa. Al menos, hasta acá, eso no lo tenemos tan claro.
-El autor es economista
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