Caso Frei: lo que cuenta es la verdad

Frei Montalva
La familia del ex presidente Eduardo Frei Montalva anunció que recurrirá a la Corte Suprema buscando revertir el fallo.

El fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago, que señaló que el expresidente Eduardo Frei Montalva no fue víctima de homicidio, sino que murió debido a complicaciones médicas, y que absolvió a las seis personas condenadas por el juez Alejandro Madrid en primera instancia, tiene enorme trascendencia para el afianzamiento del Estado de Derecho, pues permite ponderar el valor de los procedimientos rigurosos en el sistema procesal penal con vistas a juzgar los hechos en la administración de justicia. Ese es el asunto medular, que no puede ser oscurecido por consideraciones políticas o de otro tipo, ajenas al empeño por establecer la verdad y las eventuales responsabilidades en un delito. Si ello no ocurre, queda abierto el campo para la arbitrariedad. Precisamente por eso, es crucial que la sociedad cuente con jueces honrados, que defiendan su autonomía de juicio, resistan las presiones y garanticen el debido proceso a todos.

El país necesita que el caso de Frei Montalva se esclarezca completamente. Los querellantes han anunciado que apelarán a la Corte Suprema. Están en su derecho. Por lo tanto, corresponde asegurar que el máximo tribunal realice su labor al margen de cualquier tipo de coacción. Al cabo de tantos años, es imperioso que se consolide una verdad judicial sobre el caso.

En este contexto, la reacción de los dirigentes de la DC se ha caracterizado por la falta de prudencia. A media mañana del lunes 25, recién difundido el fallo, varios diputados se apresuraron en descalificarlo, lo que hizo dudar de que lo hubieran leído. A pocas horas de ser elegida candidata presidencial, Ximena Rincón dijo: “Indigna esta decisión de la Corte de Apelaciones, indigna, porque sabemos qué ocurrió, y sabemos que si existiera colaboración de instituciones involucradas, se tendrían pruebas contundentes”. Pudo haber dicho alguna palabra sobre la necesidad de alcanzar la verdad, pero no fue así. Optó por mostrarse indignada “porque sabemos qué ocurrió”, aunque de inmediato dio a entender que faltaban “pruebas contundentes”.

Esta no es una batalla por imponer un determinado relato sobre los traumas de nuestra historia. Se trata de esclarecer las circunstancias precisas de la muerte del exmandatario, y es mejor que los dirigentes de la DC no lo pierdan de vista. Ello supone serenidad y apertura de criterio frente a los antecedentes acumulados. Lo único que puede servir a la DC para reforzar su autoridad moral es el compromiso con la verdad, aunque esa verdad pueda no coincidir con las presunciones que, de buena fe, se hayan formulado en el camino. Se supone que sus dirigentes están de acuerdo en que tan grave como que un delito quede impune, es la posibilidad de condenar a personas inocentes.

Ha habido muchos dolores en este prolongado proceso. Es hora de calmar esos dolores y de asegurar que los tribunales cumplan con su obligación de hacer justicia.

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