Estrategia sanitaria y ortodoxia económica
SEÑOR DIRECTOR
La estrategia sanitaria del gobierno no funciona, y parte importante de ese fracaso está en el incomprensible manejo económico de la actual crisis.
Las autoridades han tenido más de un año para deducir que las medidas de distanciamiento social no se pueden cumplir si no existe seguridad económica, y aún así, los paquetes de ayuda los siguen dibujando entre la focalización, el crédito y la ortodoxia económica que ha gobernado la discusión en el país: se niegan a un mayor endeudamiento, aún cuando el nivel de deuda fiscal neta de Chile es excepcionalmente bajo relativo a la región y en comparación global, tanto así que hoy el país puede emitir deuda en moneda local y a tasas de interés reales cercanas a cero.
Se niegan a un impuesto transitorio a los súper ricos, aún cuando el patrimonio de las familias más ricas del país -entre ellas, la del Presidente de la República- aumentó un 70% en plena pandemia, mismo periodo que vio salir a más de 2 millones de personas de la fuerza de trabajo.
Las limitaciones del debate económico del país no son sorpresa, tampoco la tozudez de los -siempre- hombres que han dirigido las políticas económicas de Chile, pero hoy sus consecuencias son distintas. No solo se arriesgan cifras de inversión o inflación, sino que se compromete el número de personas contagiadas, el abastecimiento de camas y ventiladores mecánicos en el sistema de salud, el aumento de la pobreza los próximos meses.
La disputa por la forma de hacer economía pocas veces ha sido más política.
Javiera Petersen Muga
Directora ejecutiva Observatorio de Políticas Económicas - OPES
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