Nueva Constitución y crecimiento económico


Por Felipe Ulloa, consultor en infraestructura y transportes.

Es interesante pensar en los desafíos notables que tiene Chile por delante, pues necesitará redactar una nueva Carta Fundamental, desarrollar infraestructura como soporte para todas las actividades económicas del país y darse a la tarea de crecer económicamente. Se le exigirá un diálogo constante a la triada política, infraestructura y crecimiento. Política para dialogar, infraestructura para el desarrollo y crecimiento económico para financiar políticas públicas. La oportunidad para que esto ocurra es una nueva Constitución, pero con diálogo político.

Chile, como ningún país de Latinoamérica, triplicó su Producto Interno Bruto (US$ a precios constantes de 2010) desde 1990 hasta el 2020, así pues, comenzaba la década y el retorno a la democracia con un PIB en 1990 de US$ 78.761 mil millones, en 2000 US$ 144.535 mil millones, en 2010 US$218.538 mil millones y en 2019 US$286.016 mil millones. Esta tarea titánica de incremento del PIB trajo como resultado la reducción de la pobreza de un 40% a menos de 10% en 30 años. Esto es, antes 4 de cada 10 chilenos estaban en la línea de la pobreza y en la actualidad tan solo 1 de cada 10.

No obstante el aumento del PIB, es sabido que el “El Modelo de Desarrollo Chileno” ha enfrentado los problemas de la desaceleración del crecimiento económico. Si bien durante algunas décadas se estuvo liderando los rankings internacionales de crecimiento económico, la ruta fue de rendimientos decrecientes. Sin ir más lejos, se abría la década de los 90′ con un crecimiento de 11,1% del PIB para el año 1992, pero en 2000 este crecimiento se reduciría a la mitad con un 5,3% y ya en 2019 el crecimiento sería de tan solo 1,0%.

Un importante aumento del PIB, pero con una desaceleración económica sostenida, si bien generó mayores oportunidades para toda la sociedad, esta desaceleración también generó una situación insostenible como por ejemplo el encarecimiento del valor del pasaje de Transantiago que entre el 2010 y el 2020 creció del orden del 70%, mientras que los sueldos mínimos, para igual periodo, solo crecieron un 38%. Desajustes como éstos impactaron negativamente en la convivencia social, por mencionar algunos ejemplos que se deben corregir.

Para avanzar en crecimiento económico, las señales que se dan para América Latina y particularmente Chile desde las universidades y  los organismos multilaterales como Naciones Unidas, CEPAL y BID , dicen relación con generar inversiones en desarrollo de infraestructura tanto para la logística nacional (desarrollo de puertos, aeropuertos, pasos fronterizos, carreteras, trenes, fibra óptica y conectividad digital), como generar infraestructura para facilitar la movilidad de las personas, esto es: más y mejor transporte publico complementado con ciclovías y mejoramiento de espacios públicos, entre otros.

Finalmente, la redacción de una nueva Constitución política debería ser, sin lugar a duda, un espacio de diálogo político que se oriente a pensar cómo Chile puede superar el camino de los rendimientos decrecientes. Para esto, es fundamental, pensar en generar infraestructuras para el desarrollo, pues la infraestructura no es otra cosa que el soporte de todas las actividades humanas y que permite el buen desenvolvimiento de todas las expectativas de la vida de las personas.

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