Prioridades presupuestarias en infancia 2021

Infancia

Recientemente, el Presidente en el mensaje de envío del Presupuesto 2021 en que destaca un crecimiento de 9,5 % en el gasto respecto al Presupuesto 2020, e incorpora un aumento de 14,9 % en la inversión para hacer frente a las consecuencias de la crisis sanitaria y económica, da cuenta de que éste involucra sostener un déficit estructural de 4,7 %, haciendo que la deuda pública represente poco más de 1 de cada tres pesos del PIB.

Se entiende que este esfuerzo es excepcional, sin embargo, no es sostenible sin una mayor eficiencia estructural del gasto público.

De allí que es adecuado comprender el esfuerzo de Hacienda por impulsar una lógica presupuestaria en “Base Cero”, ordenando las prioridades, en función de su contribución a los objetivos que plantea la autoridad en su política fiscal. Desde allí una primera mirada resuelve entonces si el gasto se alinea adecuadamente, pero en una mayor profundidad requiere explorar la calidad del gasto, es decir, si lo que se presenta en materia de oferta logra los resultados y cuenta con la evidencia para que se justifique.

En materia de infancia la principal referencia hizo relación a la separación del Sename y en los cambios al modelo de los Centros CREAD que han sido traspasados a un modelo de Residencias Familiares de manera gradual. Preocupa, en este sentido, que las políticas asociadas a este grupo tan importante para el desarrollo del país estén concentradas solo en este aspecto, que tal como lo ha expresado el Mandatario, en materia de implementación de los servicios que reemplazarán al Sename, ha tomado demasiado tiempo, con una discusión entre el Congreso y el Ejecutivo que aún no materializa efectivamente su puesta en marcha.

Asimismo, se requiere de un mayor conocimiento del modelo e impacto de las Residencias Familiares para evaluar si efectivamente están logrando los resultados requeridos. En la lógica del presupuesto “Base Cero”, si cuentan con la evidencia y las garantías para desarrollar adecuadamente el proceso de reparación de graves vulneraciones que han enfrentado los niños antes y durante su permanencia en el modelo Residencial.

Es importante que el Presupuesto dé cuenta de otros componentes en materia de Infancia, por ejemplo, en el acceso a la salud mental, la prevención de conductas problemáticas, la reinserción educativa, preocuparnos de la implementación de una oferta que aumente la participación pública de los niños y niñas, fortaleciendo de manera vigorosa la institucionalidad de infancia.

Es valioso por cierto el anuncio en el ámbito de la prevención y rehabilitación en el consumo de drogas y el fortalecimiento del Programa “Elige Vivir Sin Drogas” y resulta clave que en estos focos la oferta se fortalezca para mujeres y niños con programas sólidos y con evidencia, eficaces, oportunos con capacidad de llegar a los territorios. Esperamos que la expresión concreta del Presupuesto se haga cargo de estas prioridades si efectivamente queremos reconocer el rol protagónico de los niños y niñas en la política pública y avanzar en crear mejores condiciones para su desarrollo positivo y como sujetos de derecho.

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