Claudia Heiss, politóloga: “Es importante recoger la opinión ciudadana fuera de la política institucional, en un proceso paralelo a la elaboración del texto constitucional”

claudia heiss

La académica de la Universidad de Chile es crítica del referéndum de salida, pues considera que es una "elección binaria final de un producto que ya está cerrado". Para promover la participación, junto a un grupo transversal de expertos, redactaron una propuesta de democracia deliberativa y selección aleatoria, que consiste en un organismo previo a la nueva Convención que recoja los intereses ciudadanos, con representación de las regiones, distintos grupos etarios, sexo y niveles socioeconómicos.


Junto a un grupo transversal de expertos -que incluye a Daniel Grimaldi, Katherine Martorell, Sebastián Edwards y Sylvia Eyzaguirre-, la doctora en Ciencia Política y académica de la Universidad de Chile, Claudia Heiss, presentó una propuesta transversal para la participación ciudadana en el proceso constituyente. ¿La particularidad? Se trata de un órgano aleatorio, que permitiría que cualquier ciudadano -de forma voluntaria- participe de él. Eso sí, se trata de una aleatoriedad corregida, para que sean “representantes fieles de la opinión pública” y se incluya a las distintas regiones, grupos etarios y niveles socioeconómicos.

El objetivo de la propuesta, según se explica en el texto, es “captar la opinión de la ciudadanía sobre los contenidos fundamentales de la Constitución, con el fin de que la asamblea de representantes electos vote conociendo el parecer de estos ciudadanos”. En concreto, se trataría de un órgano que funcionaría de manera anterior a las deliberaciones del órgano constituyente, que estaría conformado por 300 miembros que se desempeñarían de manera rotativa, según los capítulos de la Constitución que se discutan. Así, podría superar los tres mil sorteados.

¿Cómo ha visto las conversaciones que se han dado entre los partidos para continuar con el proceso constituyente?

Con no mucho optimismo. Lo que estamos viendo es una reacción conservadora producto del resultado del plebiscito de septiembre, que no da buenas expectativas de responder a la crisis que originó el proceso constituyente. Creo que la derecha, sobre todo, ha retrocedido respecto de una apertura que tuvo en algún momento. Yo veo una actitud de reacción, que incluso implica renegar de cosas que se habían comprometido.

¿Y a los partidos del oficialismo?

Yo creo que ha triunfado, a mi juicio, una visión correcta, que es que hay que sentarse a negociar con la derecha, hay que buscar puntos comunes para avanzar en lo posible en superar el inmovilismo que genera la Constitución y las reglas heredadas de la dictadura, y evitar los maximalismos.

Junto a un grupo transversal de expertos presentaron una propuesta de participación. ¿Cuál es el objetivo que persiguen?

Algunas personas expresaron preocupación porque en el actual momento de negociación constitucional el foco está tan centrado en las élites política, en los partidos y en el Congreso, que parece probable que la dimensión más ciudadana queda excluida. Lo que nosotros hemos querido decir es que es importante recoger una opinión ciudadana fuera de la política institucional, y que esta opinión ciudadana sea un proceso paralelo a la elaboración democrática y representativa del texto constitucional, es decir, que no reemplace a la política.

¿La propuesta se hace en consideración de que toma fuerza, por parte de algunos partidos políticos, de que el órgano pudiese ser mixto?

La propuesta, independiente de cuál sea la modalidad de elección del órgano constituyente, es relevante igual. Aunque sea completamente electo el órgano, aún así un respaldo de participación ciudadana aleatoria le entrega una mirada adicional que puede ayudar a mejorar la decisión de la Convención Constitucional en términos de contenido y también su legitimidad. Si es mixto, con mayor razón.

En la propuesta se menciona que hay sectores interesados en que este nuevo proceso fracase. En consideración de que es un grupo bien transversal el que hace la propuesta, ¿a quiénes se refieren?

Hay grupos en la derecha que evidentemente quieren que fracase el proceso, porque quieren mantener la Constitución del 80. También hay grupos en la izquierda que quisieran que el proceso no prospere, porque consideran que cualquier cosa que salga no va a cumplir la expectativa de abrir suficientemente el proceso político. Yo, desde la izquierda, comparto un poco esa visión en términos de que depende de cuál sea la propuesta. No sería razonable si se hace una propuesta constitucional que sea idéntica a la Constitución del 80... No cualquier propuesta de nueva Constitución va a resolver el problema constitucional, pero eso no significa cerrarse a la posibilidad de tratar de transitar a alguna solución.

¿Qué ventajas identifica en la democracia deliberativa a través de un sorteo?

No creo que el sorteo sea un atajo para los problemas de la democracia representativa. Algunos autores defienden que el sorteo puede reemplazar a la política. Yo no comparto esa opinión en absoluto. A pesar de eso, creo que puede contribuir a expresar una opinión ciudadana. En un escenario deliberativo como este, la gente conversa con interlocutores improbables, está dispuesta a escuchar, a cambiar de opinión y a tratar de convencer al otro. No es puramente defensa de intereses preexistentes. Eso enriquece mucho el debate público.

En la propuesta mencionan que permitiría abordar la desconfianza hacia los partidos políticos. ¿Inspira necesariamente mayor confianza un organismo constituido por independientes? Lo pregunto por la experiencia que hubo con colectivos como la Lista del Pueblo, Movimientos Sociales, No Neutrales.

Yo creo que en la medida en que se vea como un complemento y no como un reemplazo, sí, inspira la legitimidad que da un espacio de participación amplia. Quizás lo que pasó en la Convención tiene que ver con que finalmente los independientes no fueron percibidos como tales en la forma en que funcionaron.

Esta instancia de participación que ustedes proponen funcionaría de manera anterior a las deliberaciones del órgano electo. ¿Se debería asegurar de alguna forma lo que ahí se plantee, para que efectivamente sea respetado por el órgano constituyente?

Yo creo que es difícil hacer eso. No está la idea de que sea vinculante, pero sí creo que va a generar una restricción de la posibilidad de lo que haga el órgano constituyente.

¿No considera que basta con un plebiscito de salida para incorporar la participación ciudadana?

No, yo creo que los plebiscitos de salida han demostrado tener muchos problemas. Yo recojo el argumento de Roberto Gargarella sobre que, en general, sería mejor ni siquiera tener plebiscito de salida, eliminarlos. Yo sé que en la tradición chilena constitucional eso es imposible, pero creo que tiene muy poco significado, porque no es un plebiscito que permita la participación, no permite que la gente levante agendas, que diga que esto le gusta y esto no. Son espacios de chantaje, porque si la gente quiere una nueva Constitución, es todo o nada. No hay posibilidad de cambiar partes. Yo creo que no se puede considerar que ese todo o nada, que esa elección binaria final de un producto que ya está cerrado, sea participativo.

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