Juan Antonio Coloma, senador UDI: "El 40% de respaldo al gobierno es una garantía de éxito para cualquier proceso electoral"

"Este año es clave y decisivo para demostrarle al país por qué votaron por Chile Vamos", dice el senador Juan Antonio Coloma para graficar lo que califica como un año que, a su juicio, "es el último en el que se van a poder hacer transformaciones de fondo".

El expresidente de la UDI también analiza el rol que ha jugado el Frente Amplio, y aborda, por primera vez después de la elección interna en el gremialismo, su postura y las razones detrás de su decisión de no respaldar nuevamente a Jacqueline van Rysselberghe.

En marzo se cumple el primer año del gobierno. ¿Cuál es su evaluación hasta ahora?

El gobierno está haciendo las cosas bien. Creo que Chile Vamos va por otro período. Si uno mira las propuestas del programa, las cosas esenciales están en pleno cumplimiento. Un país que estaba decaído económicamente, hoy crece a más del doble de lo que lo hacía; un país que tenía las inversiones en el suelo, hoy ha más que triplicado esa realidad; estuve mirando en las encuestas cuáles eran las preocupaciones ciudadanas hace algún tiempo atrás: la migración había pasado a ser un tema central. Bueno, creo que el gobierno ordenó la casa. Además, se ha jugado con cosas de contenido muy importantes: el Aula Segura, la priorización de la niñez, la creación del Ministerio de Familia y Desarrollo Social, el avance en los proyectos que cambian y modernizan a Carabineros, el pago a 30 días. Esos son temas que le han dado un sello al gobierno. El sello es aquel por las razones por las que fue elegido: ideas nuevas para un país que las necesitaba. Obviamente, hay semanas buenas y semanas malas, pero creo que las cosas se han hecho bien, y por eso creo que Chile Vamos va por otro período… A diferencia del primer gobierno (de Piñera), en que lo que se hacía era reemplazar a una coalición de 20 años, este es un gobierno que pretende tener una lógica de continuidad. Y como está haciendo las cosas, creo que vamos en el sentido correcto.

¿Y Chile Vamos?

Chile Vamos ha ido de menos a más. Hoy cuesta mucho armar coaliciones. Si uno mira lo que está pasando en el mundo, todo es muy fluido, es muy líquido. La gracia de Chile Vamos es que ha ido madurando. Hay que favorecer aquello que nos une y tener cuidado con las pocas cosas que nos separan, y creo que ha tenido la madurez suficiente para dar garantías de gobernabilidad. Siento, responsablemente, que hoy día el único que le da gobernabilidad al país es Chile Vamos. Eso lo digo habiendo pensado que hace 20 años quien le daba gobernabilidad a Chile era mucho más la Concertación.

¿En qué se sustenta eso?

Yo conozco pocos gobiernos que a un año de ser electos tienen un 40% de aprobación ciudadana. Muy pocos. En general, aquí se acabaron las lógicas de gobierno con sobre un 50%. Es como los tirajes de los diarios, que ya no son 500 mil, los rating en televisión ya no son 50% del rating. O sea, los parámetros para medir cambiaron completamente. Para mí, el 40% de respaldo al gobierno es una garantía de éxito para cualquier proceso electoral. Dicen que no tenemos la mayoría, pero hoy día nadie tiene la mayoría. La mayoría se construye en función de los proyectos electorales. Pero nadie más parte con 40%. Entonces, a veces he visto a analistas que miran peyorativamente el 40%. Yo lo miro con un optimismo que me desborda

Casi con autocomplacencia…

Casi, porque nunca he sido autocomplaciente… Yo, por lo menos, creo que ser parte de una coalición con un 40% es un activo tremendo para cualquier proceso electoral. Y por eso, y como creo que el gobierno lo ha hecho bien, creo que Chile Vamos está con la primera opción de reelegirse o tener otro período.

¿De qué depende que ese apoyo no se pierda? Queda mucho para las elecciones…

Sí, queda mucho, pero a mí me da tranquilidad que está el nutriente, el abono para que eso pueda mantenerse y crecer. ¿Por qué? Porque este es un gobierno que está haciendo cosas y reformas en base a ideas. Este gobierno fue elegido para cambiar cosas, no para mantenerlas, y lo ha hecho bien; y cambiar cosas en un sentido que ya lo hizo en migraciones, en Aula Segura, en el pago oportuno para las pymes, en niñez. Ahora tiene que hacerlo sobre otro concepto: las pensiones dignas, la reforma tributaria y Admisión Justa, que yo lo valoro mucho, porque ahí vuelven a aparecer las ideas… Este es un gobierno que tiene que arriesgarse en las ideas nuestras, porque esas son las ideas que consolidan ese porcentaje de votos.

¿Cree que ustedes han capitalizado suficientemente la dispersión que se ve en la oposición? Para algunos, esa dispersión es transitoria…

Bueno, hoy claramente no hay una sola oposición. Uno puede ver dos, tres, cuatro oposiciones. Tenemos un mundo más moderado, que representa la DC, que han sintonizado más rápido con el Chile nuevo, con el Chile del esfuerzo, del mérito. Algunas cosas de las que han hecho le han ayudado a reperfilarse de mucho mejor manera de lo que estaba hace un tiempo atrás. Segundo, hay un eje PPD-PS que inició una lógica muy obstruccionista, pero que claramente está buscando su destino. Y tercero, tenemos un Frente Amplio que, si pudiera definirlo, se da con una mirada única. O sea, aunque parezca un contrasentido a su nombre, el Frente Amplio es único respecto a lo que pretende. Y lo que pretende es ser el interlocutor único de la oposición. Entonces, a veces encuentro un poco naif discusiones que se dan sobre cómo la Nueva Mayoría incorpora o no al Frente Amplio. Es una discusión bastante rara, porque no soy ingenuo para entender que lo que hace el Frente Amplio no está mal pensado. A ellos no les interesa una alianza con lo que fue la Nueva Mayoría, ellos quieren reemplazar conceptualmente a la Nueva Mayoría y ser el otro referente de Chile… Si la Nueva Mayoría no entiende eso, van a ser subsumidos o simplemente capturados por el Frente Amplio.

Usted perdió con su apuesta en la elección interna de la UDI...

Fue una elección muy estrecha, y creo que en un primer momento se quiso decir que el que ganaba por un voto daba lo mismo. Creo que con los días hubo mucho más comprensión de que la UDI necesita liderazgos más compartidos, y creo que en eso Jacqueline ha dado pasos importantes en entender que, junto con defender determinados principios, tenemos que buscar una amplitud respecto de a quien representamos y la forma de tomar decisiones. A nosotros también nos pasó algo bien importante: no sé qué otro partido hubiera podido subsistir después de que le falló una elección electrónica. He hablado con mucha gente de otros sectores que me reconocen que si una directiva falla -aunque fue un error completamente involuntario- hubiera venido una razia contra esa directiva y una judicialización. En la UDI hubo una madurez muy importante… En esta elección nos dimos cuenta de que hay una UDI muy viva y activa, que tiene muchas cosas en común y que tiene discrepancias respecto de su conducción, pero que fue zanjado. Hay que dar vuelta la página mentalmente y entender el mensaje que se dio: no es lo mismo ganar por 20 o 30 puntos que ganar por 3,8. Y veo que se han dado pasos para comprender el resultado y tratar de que las decisiones futuras se tomen de mejor manera.

¿En qué momento usted ve que Jacqueline van Rysselberghe no era, a su juicio, la persona para seguir conduciendo a la UDI? ¿Qué pasó? Ud. la apoyó en la elección anterior…

No, no, eso fue resuelto. Siempre he pensado que los partidos grandes tienen que estar a la vanguardia de las nuevas ideas. Y siento que está el espacio, particularmente en el mundo de la derecha, para una generación joven que tiene una comunidad de ideas muy importante. Y ese paso, a mi juicio, había que darlo con personas que, de alguna manera, representaran también físicamente esa idea. Yo sabía que era un paso muy difícil, pero era una batalla que había que dar.

Las ideas no eran muy distintas al interior de la UDI. Eran diferencias de estilo…

Es que el estilo es muy importante. Para mí, el estilo no es un accidente.

Entonces, ¿el estilo de Van Rysselberghe es lo que a usted lo hizo cambiar de opinión?

Yo creo que es la forma de tomar decisiones. Yo tengo muy buenas relaciones con ella. Para mí es un tema político. Yo sentí un deber de dar una señal de incorporar… La conformación de militantes en la UDI es muy especial, porque tenemos un porcentaje alto de militantes antiguos y un porcentaje alto de personas jóvenes. Entonces, yo pensé que ahí había que hacer el énfasis. Obviamente, a mí no me convenía. A mí me convenía mucho más seguir en la zona de confort igual, pero creo que fue bueno, porque al final se resolvió de manera estrecha y creo que eso revela que hay que comprender. Y las reacciones de la directiva, hasta ahora, han sido de una línea correcta en cuanto a incorporar esa visión. Y de eso me alegro.

¿Qué refleja y qué implica ese resultado tan estrecho, pensando en los desafíos futuros de la UDI? ¿Es preocupante ese nivel de polarización en el partido?

Hay dos fenómenos. Primero, la masividad. O sea, creo que en una próxima elección va a participar más gente. Entonces, hay un ánimo de participar activamente en la UDI. Eso nos permite redefinir la forma de participar. Y eso lo hemos conversado con Jacqueline. Aquí tenemos que hacer un sistema mucho más participativo, porque hay mucho más interés en ser parte de la toma de decisiones del que uno hubiera supuesto.

¿Es este un año clave para la UDI, Chile Vamos y el gobierno?

Este año es clave y es decisivo para demostrarle al país por qué votaron por Chile Vamos. Es un año decisivo para jugarse con valentía por las transformaciones que faltan… Creo que vamos por buen camino, pero este año no va a ser fácil. Va a ser difícil. Es el último año en el que se van a poder hacer transformaciones de fondo.