¿Cómo votó Sebastián Piñera cuando se discutió en el Congreso construir un monumento al expresidente Salvador Allende?
La Comisión de Cultura aprobó la semana pasada un proyecto para erguir un monumento en honor al expresidente Piñera, estableciendo una polémica especialmente entre los parlamentarios.
Hace algunos días, la Comisión de Cultura, Patrimonio, Artes, Deportes y Recreación aprobó la idea de legislar sobre una propuesta que contempla la construcción de un monumento en honor al expresidente Sebastián Piñera Echenique frente a La Moneda
Esta aprobación abrió nuevamente el debate sobre si el exmandatario merece o no una figura en su honor. De hecho, en la comisión el senador comunista Daniel Núñez se opuso a la idea, pero con ese resultado el proyecto está en condiciones de ser discutido en general el próximo miércoles en la sala de la Cámara Alta. De contar con la venia mayoritaria de los senadores, volvería a la comisión para revisar el articulado en detalle.
Sin embargo, la discusión sobre memoriales no es nueva en la historia reciente de Chile. En mayo de 1991, la Cámara de Diputados presentó una moción para construir tres monumentos en honor al expresidente Salvador Allende, ubicados en Santiago, Valparaíso y Punta Arenas.
Durante el debate sobre este proyecto en el Senado, en junio de 1994, el entonces senador Sebastián Piñera manifestó su apoyo a la iniciativa, respaldando la construcción de las esculturas en reconocimiento a la figura del expresidente de la Unidad Popular.
Piñera destacó que la discusión sobre los monumentos no estaba relacionada con la validación de las ideas políticas de Allende, especialmente porque muchos de los presentes, incluido él, eran críticos de las políticas estatistas del exmandatario. Sin embargo, subrayó que lo que realmente se estaba debatiendo era el reconocimiento de una vida dedicada al servicio público:
“Creo que cuando hablamos de monumentos, no estamos haciendo un reconocimiento ni validando ideas políticas, como ya se ha explicado en forma extensa. Muchos de nosotros somos totalmente contrarios al pensamiento marxista-leninista y a las ideas estatistas y socialistas, que fueron las matrices de las concepciones de Salvador Allende. Tampoco estamos evaluando las obras o resultados de su gobierno, frente al cual ya se han anticipado opiniones, y que a nuestro juicio significó -no estamos calificando intenciones, pero sí resultados- una destrucción sistemática de la convivencia, de las bases de la economía y del sistema democrático”.
“Lo que estamos discutiendo es la trayectoria de un hombre que, como aquí se ha dicho, desde muy temprana edad sintió el llamado de la vocación pública: fue dirigente juvenil, médico -que también implica una forma de servicio público-, diputado, ministro, presidente del Colegio Médico, senador, presidente del Senado, y Presidente de la República. Es esa trayectoria la que hoy día, en mi opinión, fundamenta la erección de los monumentos”, argumentó Piñera.
El exmandatario también señaló que aunque en su opinión Allende estaba equivocado en sus ideas, su dedicación y coherencia merecían ser reconocidas. Además, abordó el tema de la reconciliación nacional, señalando que la creación de monumentos podía contribuir a superar los odios y divisiones del pasado, especialmente entre las nuevas generaciones:
“Y, en reconocimiento a ella, debemos estar conscientes de que fue siempre un hombre de vocación de servicio público que, aunque equivocado, en nuestra opinión, se jugó con convicción y coherencia por su causa, por su utopía, por sus ideas; y esto constituye un mérito que no podemos desconocer. La construcción de tales monumentos puede ser analizada desde dos puntos de vista. En primer lugar, si la trayectoria del Presidente Allende lo amerita o no lo amerita. Yo pienso que sí”, prosiguió Piñera.
“En segundo término -este elemento ya fue debatido, aunque no en forma directa-, si nuestra decisión, favorable o desfavorable, contribuye a la reconciliación nacional. Se mencionó aquí que en el caso de Balmaceda se requirieron 60 años para erguir un monumento. En este, sólo 21, el período correspondiente a una generación. Y creo, francamente, que el hecho de que seamos capaces de volver a mirarnos a los ojos y dejar atrás reyertas, querellas y odiosidades que tanto nos dividieron en el pasado sólo en el transcurso de una generación, habla bien de nuestro país. Muchos de nosotros pertenecemos a una generación nueva, que no fue protagonista de los sucesos de los años 70”, añadió.
“Por esa razón, considero que un monumento satisface sin duda una sentida y legítima aspiración de un importante sector de chilenos. Y espero que ello no ofenda ni violente a otros compatriotas. Finalmente, estimo que la reconciliación es un tema que depende esencialmente de nosotros. En la historia hay dos visiones. Una de ellas es la visión mecánica y fatalista de los hechos, según la cual las cosas se van sucediendo en virtud de un encadenamiento y una causalidad predeterminados, frente a las que el hombre muy poco puede hacer. La otra, por lo contrario, considera que la historia la hacen los hombres, con sus actitudes, con sus hechos diarios, con sus gestos y sus símbolos. Soy partidario de la segunda tesis, y no puedo dejar de recordar ahora la frase de San Agustín según la cual ‘los tiempos son como los hacen los hombres; seamos mejores, y los tiempos serán mejores’”.
“Por eso, por estimar que constituye un reconocimiento legítimo a una trayectoria y un aporte a la reconciliación, voto favorablemente el proyecto”, concluyó el desaparecido expresidente Piñera.
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