Excancilleres latinoamericanos debaten sobre la necesidad de unidad regional ante creciente polarización entre grandes potencias
Encuentro organizado por el Foro Permanente de Política Exterior abordó artículo escrito por Carlos Ominami, Carlos Fortin y Jorge Heine sobre cómo América Latina debe buscar fórmulas de acercamiento y cooperación en el escenario mundial actual.
Seis excancilleres de América Latina participaron el viernes en un encuentro virtual organizado por el Foro Permanente de Política Exterior, para debatir sobre la tesis del No Alineamiento Activo como una línea a seguir de cara al actual momento que atraviesa el escenario internacional. Un artículo escrito por tres autores miembros del Foro -Carlos Ominami, Carlos Fortin y Jorge Heine- y publicado por la revista Foreign Affairs, plantea que ante la creciente polarización y tensiones entre grandes potencias en el mundo, los países de América Latina deben buscar fórmulas de acercamiento y cooperación que les permita operar en el nuevo escenario de forma autónoma y colaborativa.
“América Latina, entre China y Estados Unidos”, es el título del trabajo publicado por la revista norteamericana, que sirvió de base para el debate de los excancilleres María Emma Mejías, de Colombia; José Miguel Insulza, de Chile; Celso Amorim, de Brasil; Jorge Taiana, de Argentina; Rafael Roncagliolo, de Perú; y Jorge Castañeda de México. También se contó con la presencia del expresidente Ricardo Lagos y de los excancilleres chilenos Soledad Alvear, Mariano Fernández y Juan Gabriel Valdés, Alan Wagner de Perú y Eladio Loizaga de Paraguay.
Abrió el encuentro el presidente del Foro, Juan Somavía, quien planteó la centralidad del principio de la autonomía, en el concepto de No Alineamiento Activo, y sostuvo que esta corriente política contiene en su esencia “el derecho de los países a tomar sus propias decisiones según su interpretación del interés nacional, su voluntad de cooperación regional, su deseo de participar en convergencias, en el marco multilateral, y en definitiva, su independencia para ser actor internacional según lo estime apropiado”.
Vinculando está declaración de principios a la propuesta de Trump de poner a la cabeza del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a un funcionario estadounidense, Somavía se refirió al sentimiento de dignidad que se ha producido en America Latina y el Caribe, frente al quiebre de la norma no escrita establecida por el Presidente Eisenhower al momento de la creación del BID, de dejar la presidencia del organismo en manos de un latinoamericano.
Todos los participantes coincidieron en torno de este hecho político regional, que se advierte como una actitud abusiva del gobierno norteamericano, tendiente a instrumentar formas de dominio de los países de la región, en momentos en que Trump se encuentra enfrascado en una contienda económico comercial con China y ad portas de una elección presidencial que no le es del todo favorable.
Primeramente la excanciller colombiana María Emma Mejía puso en debate el valor de la unidad y recordó la performance del Grupo Contadora en la superación de la crisis centroamericana de la década de los 80, cuando el continente vivía bajo dictaduras. Contrastó la experiencia de diálogo de esa instancia que luego se convirtió en el Grupo de Río, con la experiencia regional de hoy “en que prima el sálvese quien pueda”.
Celso Amorim, excanciller brasileño, dijo coincidir con la expresión de No Alineamiento Activo, pero advirtió que esa muestra de autonomía, provoca reacciones y tiene consecuencias. Sostuvo que los sucesos políticos ocurridos en Brasil los dos últimos años, son producto de la política independiente que Brasil desarrolló durante las administraciones del PT. Seguidamente, en referencia al no alineamiento como una tendencia a seguir, Amorim dijo que en la etapa post pandemia surgirá “una nueva bipolaridad que no necesariamente será una nueva Guerra Fría, porque tendrá también elementos de multipolaridad”.
Destacó en este punto, la presencia de Rusia y la Unión Europea así como países de otras regiones como actores presentes en la política internacional actual, y lamentó que America Latina y el Caribe tengan que inscribirse en un mundo de tan alta complejidad sin hacerlo unidos para incidir y actuar.
El excanciller mexicano Jorge Castañeda dijo que la idea del NAA era atractiva y merecía reflexión detenida, y recordó que su país nunca se integró al Movimiento de Países No Alineados, nacido a principios de los 60.
Castañeda apuntó a la necesidad de, en lo que se ha llamado la nueva bipolaridad, mantenerse a cierta distancia de Estados Unidos, aunque sugirió igual postura en relación a China. Sobre el primer país dijo que todos tenemos buenas razones para no acercarnos, aún cuando sea Joe Biden quien gane las elecciones. Sobre China mostró desconfianza con un país para quien no interesan los temas de derechos humanos, valores democráticos y medioambientales, entre otros.
José Miguel Insulza calificó de indispensable el No Alineamiento Activo planteado por Ominami, Fortin y Heine en su artículo de la revista Foreign Affairs, agregando que ésta es una posición necesaria y posible de construir que debería operar en la nueva configuración mundial, pero mostró su escepticismo frente a la cuestión de la unidad regional, “elemental a la hora de fortalecer la posición regional en un mundo que se mueve vertiginosamente”.
Agregó a esto su desacuerdo con quienes suponen que tras la pandemia podría surgir un mundo que ofrezca mejores oportunidades a los sectores más vulnerables de nuestro continente y del resto del mundo. “Tenemos una región más pobre que la que teníamos antes de la pandemia, en un mundo en profunda transformación, y no veo en los protagonistas de la próxima historia mundial, voluntad de cambiar el sistema internacional, en la forma que nosotros lo proponemos”, sentenció.
No veo la posibilidad, dijo, de que exista “una conducción solidaria que promueva un nuevo orden mundial”.
El excanciller peruano Rafael Roncagliolo, en el marco de una posición de no alineamiento, destacó la importancia del movimiento que se ha desencadenado en la región, en la búsqueda de la postergación de la elección del nuevo presidente del BID. Lo calificó como “una expresión de dignidad y de indignación” y estimó que era “un renacimiento de las mejores expectativas de America Latina”. Para Roncagliolo, más allá de lo que ocurra con el BID, la reacción de los países que buscan la postergación de esa elección, es un buen punto de partida para el despertar de la conciencia latinoamericana. America Latina, aseguró, debe superar el olvido en que se la ha sumido.
Correspondió al excanciller argentino Jorge Taiana cerrar la ronda de intervenciones, y lo hizo planteando la posibilidad de que “en medio de un mundo difícil, quizás se viva la rearticulación de la región”. En está sentido, evidenció un cierto optimismo “que haya una reacción de la región frente al tema del BID, porque así se demuestra que la dignidad no es un valor abstracto, es un valor político y define posiciones”. Complementó esta idea, apuntando que “en un mundo globalizado y con un futuro incierto, la posibilidad de una decisión autónoma está vinculada a la integración” de la región.
“No hay autonomía sin integración”, advirtió Taiana, “y ese es un desafío muy grande porque en los últimos años América Latina caminó en otra dirección”. Hay que asumir, sostuvo, que “esto no es solo obra de Trump, sino también de nuestras propias debilidades”.
Al final del encuentro, Carlos Ominami, en nombre de los tres autores del trabajo, y a modo de conclusión, expresó su esperanza de que el concepto de No Alineamiento Activo traspase el ámbito académico y se transforme en una propuesta de política internacional. Esta propuesta, manifestó, ya está haciendo su camino y la región “debe ser capaz de resistir los intentos de ser subordinados a los intereses norteamericanos o chinos”. Acá, subrayó, “lo fundamental es que pongamos por delante nuestros intereses”.
El economista planteó la necesidad de que, en esta encrucijada, que no solo vive América Latina, “hay que buscar puntos de encuentro más allá de nuestra región, también con países de Asia y África”.
El conversatorio fue copatrocinado por Flacso, Fundación Chile 21 y el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.
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