Genaro Arriagada, exministro DC: "Ya vamos entendiendo que esta cosa de la unidad plena en la oposición no solo era un imposible político, sino que un absurdo"

El exministro DC sostiene que entre el Partido Comunista y su colectividad hay profundas diferencias. Además, asegura que el Frente Amplio es una realidad en ebullición y no son un proyecto político. También afirma que Joaquín Lavín nunca ha sido, ni va a ser, un candidato del 60% de los votos.


Mañana 6 de agosto participará junto a Ricardo Caballero del seminario anual del Grupo Security, que en esta ocasión se llama: "Forward o Rewind, ¿Qué le espera a Chile?", donde abordará la situación económica y política del país ante casi mil personas. Pero quien ha sido catalogado como "el cerebro" tras la actual estrategia de la DC, el exministro Genaro Arriagada, comparte algunas de sus definiciones previo al encuentro.

Arriagada, democratacristiano desde hace más de 50 años, defiende la estrategia de su partido y refuerza las diferencias con el Partido Comunista, el que -asegura- en casi todo el mundo.

-¿Cómo ve el escenario para la oposición?

-No solo la oposición, sino que el sistema político entero, se ha hecho mucho más faccioso y fragmentado. Esto se nota menos en el gobierno porque el poder es un gran cemento y une, pero por un rato. Probablemente en seis u ocho meses más vamos a ver muchas más diferencias ahí. Y en la oposición, finalmente se ha reconocido la necesidad de entender que no hay una, sino varias oposiciones. En ese sentido, la medida la vamos a tener en la próxima elección de concejales, que es la única elección en la cual nos vamos a medir en todo el país y ahí van a haber, entre nueve y diez listas: cuatro del gobierno, que son Evópoli, RN, UDI, y el partido de José Antonio Kast y cinco o seis en la oposición, donde está el PR, la DC, el PS-PPD, el PC con los regionalistas. Y el Frente Amplio veo muy difícil que no vaya en dos listas. Aquí tenemos un sistema que se fragmentó.

-¿Se fragmentó porque se cometieron errores en el pasado? La Nueva Mayoría fracasó por ejemplo.

-En el mundo entero hay un cambio político. Aquí empiezan a aparecer divisiones que hace 30 años no habían. Está cuestionado el liberalismo desde la izquierda y desde la derecha. Está cuestionado el capitalismo desde la izquierda y desde la derecha. En consecuencia, esto tenía que estallar. El Partido Comunista en el mundo está desapareciendo. Aquí es inevitable que estas diferencias se hayan profundizado y es bueno.

-Como DC, ¿no hacen una autocrítica respecto de esta fragmentación? Por ejemplo, por no haber ido a una primaria, o haber tomado el camino de negociar con el gobierno...

-Al final, no quiero ser pretencioso, pero a la DC le empiezan a encontrar razón. En La Tercera han aparecido estos últimos días dos artículos muy interesantes, uno de Carlos Ominami que habla de las izquierdas, y dice que hay tres izquierdas una PS-PPD, una comunista, y una izquierda del Frente Amplio. Camila Vallejo en una entrevista dice que 'nosotros no podemos obligar a la DC a que haga una política distinta de la que ellos creen'. Ya vamos entendiendo que esta cosa de la unidad plena en la oposición no solo era un imposible político, sino que era un absurdo. La oposición va a ser más fuerte cuando reconozca sus diferencias, pero seguir en esta mermelada, en que no podemos opinar sobre Cuba, sobre Venezuela, porque estamos en desacuerdo, o sobre crecimiento económico, porque estamos en desacuerdo, no es sano para el país.

-¿Pero por qué ustedes antes pudieron convivir con el PC y ahora buscan desmarcarse?

-No quiero poner al PC en el centro, el PC hoy es un partido que representa un 4,5% de los votos. El PC tiene demasiados problemas ellos mismos como para que nosotros les digamos cuáles son sus realidades. Por primera vez en mucho tiempo, hay una disidencia interna que se traslada al público. Es cierto que esto no los favorece, pero yo creo que el planteamiento de Karol Cariola, de Camila Vallejo, revela una tradición universal en el movimiento comunista, que cada cierto tiempo surgen grupos que condenan las líneas oficiales. Entonces tenemos diferencias profundas con el PC, lo que no quiere decir que en algún asunto puntual nos podamos entender, porque nos hemos entendido, como en las primeras reformas de la Constitución del 80 o cuando ellos apoyaron a Michelle Bachelet. No nos entendimos cuando nosotros estábamos por la transición pacífica a la democracia y ellos estaban postulando, frases textuales como "un sistema como Cuba o Nicaragua".

-El PC dice que ayudó al regreso a la democracia…

-Seamos francos, desde el año 77 plantearon una política de rebelión de masas, plantearon el FPMR, hicieron la internación de armas... no volvamos sobre eso, el PC en esta materia ha sido el gran equivocado de la política chilena durante varias décadas. El PC tiene mucho que revisar, nosotros también, pero ellos son de los partidos más afectados por el cambio climático-ideológico mundial.

-No hay duda que la DC ha tomado protagonismo en el último tiempo, ¿pero es el protagonismo que ustedes buscaban? Que les digan que están más cerca de la derecha.

-De repente le ponemos mucho el acento a los acuerdos con el gobierno. Todo este tiempo la DC no ha negociado ningún cargo público, ninguna situación, ninguna prevenda, la DC ha tratado de defender a aquellos grupos que cree que tiene que defender. Nuestro problema no es entendernos con el gobierno, nuestro problema es que entendernos con el gobierno es un instrumento para los efectos de mejorar nuestra relación con aquellos grupos que aspiramos a representar y que para ser franco esos grupos no se sienten representados por algunos sectores de la izquierda.

-Pero dentro de las DC muchos dicen que hay dos "almas". Hay algunos diputados que no han estado de acuerdo con las decisiones del partido y en el Senado tampoco están todos en la línea de la mesa.

-Hoy vivimos, no a nivel de la DC, sino que a nivel de todo el sistema político, un proceso más faccioso y fragmentado. Hay diferencias profundas en RN, la UDI, a ambos les ha salido un socio porfiado que es José Antonio Kast, que en cierto modo los trata con desprecio. Estamos todos complicados, el PS está complicado. Eso es malo, pero no es único, y creo sinceramente que la DC, así como uno pone la lupa y dice que hay un par de senadores o 3 de 14 diputados que en algunos casos no están de acuerdo, que tampoco son desacuerdos muy profundos, es cierto, pero no es solo nuestro problema.

[caption id="attachment_766554" align="aligncenter" width="409"]

ROMULO-ARAMBURU-2-700x450.jpg

FOTO: LUIS SEVILLA FAJARDO[/caption]

"Hay que tener cuidado en sumar cosas que no son sumables"

-Usted ha planteado que volver a la Concertación es pura nostalgia, entonces, ¿cuál es la solución?

-Hay que tener cuidado en sumar cosas que no son sumables. En la pasada elección presidencial, si suman los votos de Guillier, de Beatriz Sánchez, de Carolina Goic y de ME-O, nosotros éramos el 55% y si suman los votos de los dos candidatos de derecha, ellos eran el 44%. ¿Que pasó en la segunda vuelta? Exactamente en 25 días, Piñera subió 10 puntos y nosotros bajamos 10. La clave para recuperar el poder está en girar hacia el centro y nuestros aliados se están conduciendo ellos y a nosotros a una derrota política mayor. La única manera -y esto lo ha dicho Manuel Antonio Garretón - es que haya un sector de la oposición que sea más moderado, más reformista, que aluda a esos sectores medios, y un sector más de izquierda. Y después nos entendemos. La única manera es que recompongamos esta alianza a partir del reconocimiento de nuestra diversidad.

-¿Y por qué el centro, en el último tiempo, no ha tenido el poder?

-Estamos todos complicados. En la última elección parlamentaria, el Frente Amplio sacó un 20%; todo el resto de la izquierda un 26%. En consecuencia, la izquierda está perdiendo hacia la izquierda y nosotros estamos perdiendo hacia la centroderecha. Obviamente, en estos niveles de pérdida electoral, estamos condenados a ser partidos inútiles. Lo que la DC está planteando es que quiere una opción clara de reforma democrática, distante de la derecha, pero mirando hacia los grupos medios que siempre ha representado.

-¿Por qué no aliarse, por ejemplo, con Evópoli? 

-Las cosas no maduran a golpes. La DC aliada con la derecha está condenada a un fracaso muy grande. Pero la DC puede tener una cercanía, y debiera trabajar más una cercanía con el PR, con partidos como Ciudadanos, pero hacerlo en un cuadro no de confrontación con nuestros aliados, sino decir: 'Mire, nosotros estamos en esto'. Y lo lógico sería que el PS y el PPD dijeran 'qué bueno que ustedes estén en esto; nosotros estamos en algo distinto'. Reconozcamos nuestra diversidad.

-Pasando a las presidenciales, en la centroizquierda no aparecen figuras para destronar a  Joaquín Lavín que lidera las encuestas. ¿A qué lo atribuye? ¿Hay tiempo aún?

-Es muy prematuro aún. Aquí hay una etapa intermedia que es muy importante, que son las elecciones de 2020. Y la segunda cosa es que la derecha es poderosa en este país, pero muy rara vez ha tenido más de un 50% de los votos. Lavín no es un candidato del 60% de los votos, no lo ha sido nunca ni lo va a ser, en el mejor de los casos puede ganar por un punto. El problema está en que nosotros debiéramos tener una relación más civilizada para los efectos, por la vía de la primaria o lo que fuera, llegar con un candidato único. A lo mejor, lo más probable es que en la próxima elección presidencial vamos a tener cuatro candidatos fuertes en la primera vuelta: uno de la ultraderecha, que es (José Antonio) Kast, que va a tener ni un pelo menos del 15% de los votos, y a este otro lado perfectamente bien podemos tener dos candidatos.

-¿Cómo?

-Kast va a tener un efecto, que es el mismo que tuvo sobre nosotros el Frente Amplio. Cuando el FA creció, un sector nuestro empezó a mirar cada vez más hacia la izquierda, al punto de hacer imposible su coexistencia con la DC. Con la emergencia de Kast, un sector de la derecha va a mirar cada vez a la derecha, al punto de hacer muy difícil la relación con sectores más moderados. En consecuencia, aquí no está escrito, pero hay señales que no son malas.

-¿Se puede en dos años crear un liderazgo?

-En la política chilena hay algunos mediocres, pero no está hecha de mediocres. Hay gente de mucha calidad en todos los partidos y puede surgir un líder más potente en el cual nos pongamos de acuerdo.

ROMULO-ARAMBURU-10-700x450.jpg

Reformas institucionales: "Lo peor es la gasfitería"

-Sobre el Frente Amplio, ¿cree que ellos puedan hacer desaparecer todos los vestigios de la ex Concertación y la Nueva Mayoría?

-No me gusta descalificar a la gente del FA, porque conozco a muchos de ellos, les tengo respeto. Pero primero pónganse de acuerdo entre ellos antes de pretender barrer con los otros partidos. Ellos no están de acuerdo entre ellos, no han sido capaces de sacar una declaración común sobre Venezuela, por hablar de una cosa muy fácil. Es un hervidero de partidos políticos que giran en torno de eventuales alianzas, desacuerdos, en fin, con eso no se reemplaza a nadie, más bien -no lo quiero decir en términos despectivos- el Frente Amplio se ha alimentado hasta hoy día mayormente de la indignación, no de un proyecto coherente. Y, entonces, en esta indignación están de acuerdo, pero con la indignación no se hace un proyecto político.

-¿Usted cree que les falta madurez?

-No sería tan duro, porque hay gente muy interesante ahí. La verdad es que el FA es una realidad en ebullición y en proceso, pero hoy no es un proyecto político. A lo mejor le faltan seis años, pero hoy la verdad es que son un fenómeno en ebullición, no son uno concreto. Para ser proyecto, hay que tener más que indignación.

-¿Cómo ve al gobierno? ¿Cómo ve las grandes reformas?

-Al gobierno le está yendo mal en las encuestas, eso es claro. Le está yendo mal en los temas duros, en la economía la Cepal bajó la proyección de crecimiento al 2,8%, lo que es un fracaso comparado con las promesas. El gobierno necesita llegar a un acuerdo respecto de reformas en las que la DC ha cumplido un muy importante rol, que es mejorar esos proyectos. En un sistema político en el que el gobierno tiene el control del poder Ejecutivo y nosotros el legislativo, no podemos pretender obtener el 100%, ni el gobierno el 100%. Podría haber un avance en la cosa tributaria, podría haber un avance en la cosa previsional, uno no menor, y un avance muy interesante en salud. Son cosas que pueden ser muy importantes para la clase media, que es lo que me importa.

-Y respecto de estas reformas institucionales ¿qué le parece bajar dietas, disminuir parlamentarios, reformas al TC?

-En materia de reformas institucionales, lo peor es la gasfitería, tratar de parchar. Un sistema político no se hace tomando elementos del sistema parlamentario, metiendo elementos del sistema de la democracia directa, esas cosas terminan muy mal. En consecuencia, lo que pediría es que no hagamos parches, porque reducir el número de parlamentarios significa, de hecho, volver al sistema binominal. El tema de las dietas no es el tema central de la política chilena. Yo pediría que en esta materia el gobierno tratara primero de lograr un consenso porque las reformas constitucionales no se hacen para mayorías de votos ni por impulsos del Presidente. Las reformas institucionales que realmente importan requieren un diseño previo que sea acordado, no con todos, pero a lo mejor podemos llegar todos a ciertos acuerdos.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.