Germán Codina (RN): "Lo que está enfrentando Chile es la necesidad de un cambio de modelo"
El presidente de la Asociación Chilena de Municipalidades y alcalde de Puente Alto advierte que se debe evitar "caer en las fauces del populismo" y "seguir con la tiranía de los expertos". Así, aconseja al Presidente ser más flexible y hacer modificaciones en su Segundo Piso.
A pocos días del estallido social, la Asociación Chilena de Municipalidades (AChM) anunció que realizaría una consulta para que fueran las personas quienes expresaran sus prioridades para enfrentar la crisis. Dos millones y medio de personas, a través de 225 municipios, participaron de esa instancia a mediados de diciembre, superando con creces las expectativas, según reconocen sus propios organizadores.
En esta entrevista, el líder de la AChM y alcalde de Puente Alto, Germán Codina (RN), se refiere a las proyecciones de ese proceso y cómo debiera tomar sus resultados el Presidente Sebastián Piñera.
¿Por qué temía que no se generara una participación masiva en esta consulta?
Porque sabíamos que iba a haber distintas sensibilidades tensionando el proceso; vimos gente que trató de hacer un proceso paralelo, y, por otro lado, gente que decía que no había que participar porque no era vinculante. Obviamente, eso también genera una incertidumbre, pero estamos muy contentos, sentimos que, de alguna manera se impuso la sensatez.
La preocupación número uno fue el tema de las pensiones. ¿Qué cree que falta todavía para avanzar en esa materia?
Lo importante es que la gente no se sienta engañada. Para ejemplificarlo muy burdamente, es como que usted pagara por 10 años un pasaje para llegar a Arica, hay alguien que recauda la plata y el día que usted viaja, cuando llega a Coquimbo, le dicen "bájese del bus".
En el mundo político hay un diagnóstico similar, pero los avances han sido escasos. ¿Qué falta para apurar las soluciones?
Cuando le llevamos los resultados de la consulta al Presidente, le pedimos que forme tres grupos de trabajo: pensiones, salud y educación. Pero que no sean de expertos; tiene que haber expertos, sí, pero también tiene que haber gente de los municipios, del mundo social, de los sindicatos, del empresariado. Se tienen que consolidar esos tres grandes acuerdos nacionales, que la gente planteó que son los prioritarios. El que crea que esto se va a arreglar solamente con más endeudamiento del sistema público, o que el sistema público saque de un bolsillo para poner en otro, se equivoca. Lo que está enfrentando Chile es la necesidad de un cambio de modelo. Y ese cambio de modelo no es irnos como un péndulo hacia el comunismo; significa respetar las libertades, respetar el Estado de derecho, pero terminar con el engaño. El cambio profundo que necesita Chile no puede hacerse desde el populismo, pero tampoco desde un mundo insensible, también hay que ponerle corazón. La política no es solo números.
Usted plantea un cambio de modelo, pero Piñera lo descartó; dijo que quienes plantean aquello están hablando del modelo venezolano. ¿Está equivocado?
(Se ríe) Primero decir que existimos muchas personas moderadas dentro de la derecha que entendemos que no podemos llegar a un populismo que termine instalando una suerte de tiranía en nuestro país y que, en definitiva, se genere tal daño que no haya torta que repartir. La crisis de Chile tiene que ver con la torta que hay y que la gente siente que se reparte de manera injusta.
¿Y por qué cree que el Presidente piensa que le hablan de Venezuela?
Yo creo que hay gente que le aconseja mal y no entiende que hay ciertas cosas que se ven como privilegios.
¿Quiénes son esos malos consejeros del Presidente?
El Presidente debiera hacer cambios profundos en su Segundo Piso, qué quiere que le diga.
Piñera ha tenido una caída notoria en las encuestas. ¿Qué consejo le daría en este trance que está viviendo?
Que no tenga miedo a los cambios sensatos, que no se deje llevar por los que no le permiten flexibilidad. Él lo que necesita es mayor flexibilidad para construir un camino en que el desarrollo le llegue a todos con equidad, con mayor justicia social, y eso no significa irse al comunismo. Los que lo han convencido de eso no se dan cuenta de que, en el medio del espectro político, hay muchas personas que sí creemos que el Estado de derecho debe funcionar, que hay que proteger a la gente más vulnerable y que hay que respetar a quienes, con su esfuerzo, logran mejorar económicamente, pero dentro de rangos de justicia, sin aprovechamiento, sin engaños. El aprovechamiento y el engaño tienen que terminar, eso es lo que la gente quiere. Si no terminamos con eso, el 60% de la población va a terminar justificando a quienes se van al extremo político de querer destruirlo todo, porque no ven una reacción del sistema político.
Para algunos dirigentes políticos, esta crisis les ha significado caída en las encuestas, mientras que, a otros, les ha subido sus bonos. ¿En qué lado sitúa a un cercano suyo, el senador Manuel José Ossandón, al presidente de su partido, Mario Desbordes, y a usted mismo?
Sería injusto no reconocer en Ossandón una persona que, como líder político, hace muchos años comenzó a señalar que era necesaria la construcción de un Chile más justo; este es un tema que ha tratado de colocar en la agenda por mucho tiempo y mucha gente no lo escuchó. Me alegra que Desbordes haya sintonizado también con lo que planteamos como AChM. A mí me tiene sin cuidado tener más o menos bonos, porque actúo según lo que mi conciencia me dicta. Soy feliz como alcalde, porque puedo ayudar directamente a la gente y hacer cambios reales para Chile. Para mí lo más importante es abrirnos a un cambio serio de modelo, no caer en las fauces del populismo, pero no seguir con la tiranía de los expertos.
¿El cambio de modelo que usted plantea podría venir dado por una nueva Constitución?
El plebiscito del 26 de abril abre una puerta para hacer modificaciones. Siento que esta es una tremenda oportunidad, es como el despegue de un cohete. Chile puede despegar para ser un estado de bienestar, como un estado de bienestar europeo, si es que logramos canalizar la energía que está en el ambiente, la energía de las movilizaciones, de la gente que quiere cambios, pero también que aquellos que han avalado la situación como está entiendan que la única posibilidad de pegarnos el despegue al desarrollo es que todos sean parte de ese desarrollo, que los beneficios les lleguen a todos.
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