Giorgio Jackson: "El diálogo con la ex NM no debe inhibir la competencia entre proyectos diferentes"

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Diputado de Revolución Democrática cree que el Frente Amplio antes de pensar en alianzas fuera del bloque, debe "fortalecer la plantilla parlamentaria y de concejales e ir a disputar la presidencial". Luego de esas elecciones, para formar un gobierno tras una eventual primera vuelta, se deberá "convocar a los mejores" más allá de su militancia política.


El diputado Giorgio Jackson se ha alejado de la primera línea política y las polémicas del Frente Amplio, conglomerado del que forma parte, y se ha enfocado más en su trabajo legislativo. Explica que es porque cree necesario impulsar nuevos liderazgos, aunque admite que administrar conflictos es agotador.

Sin embargo su foco es claro: representar dentro de su bloque las discusiones económicas y buscar acuerdos desde la oposición para modificar las reformas presentadas por el gobierno. No dice lo mismo, sin embargo, de las alianzas electorales porque cree necesario que el Frente Amplio fortalezca su plantilla parlamentaria y dispute las próximas elecciones presidenciales.

Se ha hablado mucho sobre su estrategia política personal. Si será candidato presidencial, si se repostulará o no. ¿Cuál es su plan para después de su periodo legislativo?

Cuando me postulé como candidato a diputado dije que no iba a estar más de una reelección en el mismo cargo. Es de público conocimiento que para ser candidato a senador o lo que sea se necesitan 35 años. Yo no los cumplo, y eso ha abierto mi cabeza a explorar distintas alternativas que están en mis anhelos profundos y que contribuyen a la causa política, que tienen que ver con el perfeccionamiento, escribir y leer más, estudiar eventualmente y articular redes en torno a una causa. No necesariamente van a ser de la primera línea de la política formal.

¿Está dentro de los planes postular al Senado o una candidatura presidencial?

Escupir al cielo nunca es bueno, del nunca más y esas cosas. Yo estoy profundamente comprometido con este proyecto político y, por lo tanto, muchas de las decisiones que vayamos a tomar después de estos tres años y medio tienen que ser colectivas. En la próxima elección no voy a estar.

Actualmente se ha alejado de la primera línea política en el Frente Amplio y ha evitado involucrarte en las polémicas. ¿Está cuidando tu liderazgo?

Como partido tomamos una definición en este nuevo periodo: intencionar la diversificación de los liderazgos. No solo quiero seguir esa orden, sino que la creo. Si no lo hacemos de esa manera vamos construyendo liderazgos caudillistas que son súper inestables y muy dañinos. Es cierto que la administración de los conflictos diarios cansa y creo que hay otras personas que hoy están a cargo de tratar de administrarlas y menos mal no me toca a mí jajaja, porque es bien agotador.

Iñigo Errejón planteó que la izquierda debe quererse menos, y querer más a su pueblo. ¿Comparte esta visión?

Absolutamente. No podemos simplemente admirar nuestras ideas y contentarnos con eso. Esta provocación de quererse menos a sí mismo y a nuestros ideales en abstracto, como superioridad moral, y por lo tanto culpar al resto por no confiar en nosotros, no. Si caemos en eso no tenemos ninguna forma de poder ser convocantes ni ser alternativa.

La derecha más radical ha irrumpido en el escenario político mundial. ¿Cuál debe ser el plan de la izquierda para enfrentar esto?

Se nos pone un camino muy desafiante frente a los populismos de derecha que, utilizando el miedo, activan esa emoción para proponer algo que pueda ser radicalmente opuesto o contradictorio con los derechos de las personas. Eso es algo que tenemos que disputar. Eso es un quiebre entre lo que podría ser un populismo de derecha y lo que creo que nosotros de RD o el FA debiésemos ofrecerle a las personas, más seguridades pero no desde la expulsión de los derechos de los otros o las otras, sino que desde la inclusión de más derechos para las personas.

¿La unidad de la centroizquierda no sería una buena estrategia para frenar liderazgos como esos?

Es que no me gusta anticipar escenarios pero creo que va a haber una competencia de distintas tesis, donde una de ellas, que podrá ser la elección pasada que fue hace menos de un año, fue minoritaria como la de José Antonio Kast con un 8%. Un 8% nos muestra que todavía hay mucho espacio para que compitan las distintas fuerzas sin ver enfrentados ese temor o fantasma. Pero uno nunca sabe, la política es sumamente dinámica.

Ustedes han dicho que quieren llegar a La Moneda. ¿Cómo va ser eso posible sin el apoyo de los otros partidos de centroizquierda?

Lo importante no es lo amplia que sea la cantidad de siglas dentro de un gobierno sino cuántas voluntades, sin siglas, hay para empujar un programa político, un proyecto. Las siglas hoy dicen mucho menos que el programa, y eso lo vimos en el periodo pasado: había un programa y finalmente las siglas terminaron desconociendo el programa. Aprendiendo de esa experiencia, que no fue nuestra, lo que hay que plantear más bien es cuántas personas, sin pedirle el carnet de militancia, están disponibles para apoyar un eventual gobierno frenteamplista. Ahí debería haber puertas abiertas, con algunos requisitos de probidad por supuesto.

Es mucho más difícil la articulación de personas que con un partido...

Claro, es mucho más fácil cuando son coaliciones con partidos sólidos pero mi impresión es que existe una descomposición dentro de las militancias de los partidos más históricos, y que tienen diferencias de tesis muy grandes y se expresan en sus elecciones. Eso da pie a que pegar una sigla en una coalición, en una papeleta, en una segunda vuelta, no dice mucho.

Pero con el PC y el PS tienen sintonía en muchos aspectos. ¿Dónde está la piedra de tope ahí?

Por eso digo, si es en torno a objetivos la cosa se facilita más. Pero no creo que tengamos que ir antes todos juntos en un proyecto político, porque podemos tener proyectos distintos. Estoy pensando cuando se tienen que formar los gobiernos, eventualmente después de una segunda vuelta, ahí hay que convocar a los mejores. Sigo pensando, y ahí no comparto para nada la tesis política que esbozó Camilo Escalona, que como Frente Amplio tenemos que fortalecer nuestra plantilla parlamentaria y de concejales, ir a disputar la presidencial, y este tipo de conversaciones contra objetivos que estoy hablando se dan después. Si se dan antes, que no se inhiba la competencia entre proyectos políticos que son diferentes, en estilo, en sensibilidad, en fondo, en énfasis, en muchos niveles.

¿Cree necesaria la retroalimentación de las nuevas izquierda con las tradicionales en el escenario nacional?

Es súper importante pero tienen que haber términos para que, sin haber construido las confianzas durante todo este tiempo, sino que muchas veces lo contrario, puedan haber bordes y límites a esa conversación sin que hayan aprovechamientos ni oportunismos de ningún lado. Sería súper provechoso si alguien logra hacer una conversación intergeneracional que no tenga una doble agenda, que no tenga una agenda escondida, que sea que después de la reunión se saca una foto y para que todos crean que eso es un pacto y todo el mundo interpreta que está cocinado todo.

¿Es posible lograr el compromiso que hizo el diputado Pablo Lorenzini con La Moneda de que a mediados de enero se vote la idea de legislar la reforma tributaria

Espero que el gobierno más que acelerar los tiempos comience un diálogo político, porque así como está la reforma tributaria es que tiene poco piso para ser aprobada, de manera transversal. El gobierno en vez de mostrar que quiere apurar el tranco para poner la pata encima, si está en la lógica de buscar acuerdos frente a un Congreso donde son minoría, esperaría que tuviera un diálogo abierto de negociación política con la oposición como un conjunto. Esa discusión tiene que darse antes de la votación en general porque si se da después hay mucho menos espacios para que el gobierno pueda modificar cosas sustantivas.

El gobierno ha manifestado tener "buena disposición" para construir acuerdos y así aprobar el presupuesto 2019. ¿Qué es lo que usted le pediría al Ejecutivo?

En presupuesto esperaría que opere una lógica similar a la reforma tributaria, he visto buena disposición de la oposición al menos en la subcomisión que me tocó presidir a mí.

Ustedes ayudaron a levantar el movimiento NO+AFP. Sin embargo, luego de la irrupción del movimiento la ciudanía eligió a Piñera como presidente, alguien que está lejos de estar en esa línea. ¿Cómo se pueden hacer cargo de una realidad donde no necesariamente sus ideas son las mayoritarias?

Las personas cuando eligen a alguien no lo eligen por todos y por cada uno de los puntos de su agenda. Un gobierno, del sector que sea, no puede pensar que las personas en sus casas se leyeron las 200 páginas de su programa y que están de acuerdo con todos los puntos. Aclarando ese punto, creo que si el sistema de pensiones se tuviera que plebiscitar mi impresión es que, más allá de los consensos que hay en la elite política, es que hay un amplio apoyo mayoritario a la idea de que tenemos que encontrar una forma distinta que la capitalización individual para obtener una buena pensión.

El proyecto de Piñera no elimina las AFPs, y el gobierno dice que la iniciativa aumentará las pensiones de los chilenos. ¿Prefieren rechazarla y que el proyecto del gobierno no avance y mantener el sistema actual?

El gobierno de Sebastián Piñera presentó una propuesta que radicaliza un sistema que no ha funcionado en Chile. en términos de aporte social es ínfimo comparado con lo que se hizo en 2008, por lo tanto no va a solucionar el problema que representa nuestro sistema de pensiones e incrementa el pilar de capitalización individual. Es una propuesta mala, es una propuesta que considero irresponsable para con nuestros adultos mayores. Por lo tanto si es que esta es la solución, yo no estoy de acuerdo.

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