Huenchumilla: “O la DC se recicla o no tengo nada que hacer en este partido”
El senador junto a Yasna Provoste fueron unos de los pocos DC que votaron en contra de la prórroga del Estado de Excepción Constitucional en el sur. El episodio expuso una divergencia de fondo en la Falange, que, a su juicio, está en una fase "casi terminal".
Evita apuntar a alguien en particular en su partido. Sin embargo, el senador DC Francisco Huenchumilla no esconde su desazón por la jornada de ayer, en la que mayoritariamente los legisladores de su partido apoyaron la prórroga del Estado de Excepción Constitucional en la Macrozona Sur, medida que le permite al gobierno mantener militares en zonas de conflicto mapuche. “Los problemas al interior de la sociedad se tienen que resolver por la acción política de los gobiernos, y cuando el gobierno renuncia a eso, es el fracaso de la política. Yo entiendo que en La Araucanía tenemos un problema. Tenemos violencia. El problema es que no se han agotado los caminos políticos, a mi juicio”, señala Huenchumilla, quien fue el único senador DC que acompañó el voto en contra de la candidata presidencial, Yasna Provoste, quien producto de esa votación y el rechazo a la idea de legislar de un cuarto retiro previsional tuvo un magro día en el Congreso.
Huenchumilla advierte que el fallecido, producto de un tiroteo que involucra a uniformados, será un caso que le pesará por años a la Armada. Cree que la solución pasa por refundar las policías, mejorar los servicios de inteligencia y reanudar el diálogo por la restitución de tierras.
Uno de los argumentos que se dieron en la sala para apoyar la prórroga del estado de excepción es que si hay un grupo fuertemente armado, ¿cómo se puede dialogar con ellos? Eso lo señaló, por ejemplo, el senador Rodrigo Galilea (RN).
Dije en la sala que la obligación de todo político es conocer la historia de este país y eso es conocer la relación de los pueblos originarios con el Estado. El pueblo mapuche nunca tuvo Estado y, por lo tanto, es una agrupación de clanes familiares, donde tampoco hay unanimidad. Existen muchas diferencias. Y en el tema de la violencia, son grupos menores. Entonces, si el senador Galilea no quiere conversar con ellos, puede negociar con el otro 90% que está en otra. Pero tampoco se hace ese diálogo. Con uno no se negocia, porque están en las armas, y con otros por falta de convicción política, porque no quieren arreglar el problema de fondo. Además, hay otro argumento que se cae. EE.UU. por ejemplo, negoció en Vietnam y en Afganistán. Todas las guerras y conflictos se terminan negociando, porque de eso se trata la política.
Hay sospechas de que estos grupos armados pueden responder a otros intereses: narcotráfico o mafias de robo de madera, además por el tipo de armamento que exhiben. ¿Coincide con esas sospechas?
Cuando hay conflictos sociales, en el que se introduce la violencia, se produce un clima raro, y se presta para grupos criminales, a río revuelto ganancia de pescadores, que tienen otros intereses. Puede haber grupos organizados para el robo de la madera o grupos de narcotráfico. Pero la pregunta que me hago yo, como ciudadano, y que se tienen que hacer el Presidente y sus ministros: ¿Quién tiene que dar la respuesta sobre esa materia? Los que tienen que dar la respuesta son los servicios de inteligencia y decirle, mire, aquí efectivamente hay narcotráfico, crimen organizado. Pero esa respuesta no existe.
Ud. fue el único senador DC que ayer acompañó el voto de Yasna Provoste en contra de la prórroga por el Estado de Excepción Constitucional. ¿Faltó comprensión de sus camaradas respecto de los argumentos que Ud. y ella entregaron?
Tenemos un problema más de fondo. No solo en la bancada de senadores DC, sino que también en la DC. Quiero ser bien preciso. Pero siento que son más las divergencias que las convergencias que tenemos. No solo al interior de la bancada, también al interior del partido. Eso da cuenta de la fase crítica, por no decir terminal, en el que se encuentra el partido. No hay affectio societatis y tampoco hay posibilidad de tener ciertas convergencias en muchos temas que se votan. Nos ha costado mucho ponernos de acuerdo y muchas veces no lo hemos logrado. Eso se traduce en que, en votaciones como esta, no tengamos acuerdo. No solo por el estado de excepción, sino que también por el cuarto retiro. Es la demostración de una crisis.
Ahora, en el cuarto retiro, la única que votó en contra fue la senadora Goic, aunque también es cierto que había resistencia de otros senadores y diputados DC respecto de ese tema.
Había un condicionamiento para hacer cambios al proyecto y que probablemente se va a traducir en un proceso difícil de negociación cuando se instale la comisión mixta. No sé si vamos a llegar a un acuerdo. No sé si vamos a tener los votos cuando se vote en particular en la sala, porque hay distintas exigencias, no solo de la DC. También ahí hay un problema.
Ud. mencionaba el affectio societatis. Ayer hubo muchas críticas a la senadora Goic por votar en contra. ¿Comparte esas críticas?
Cuando hablo de affectio societatis estoy hablando de tener una convergencia estratégica común. Creo que ese es el problema que existe en la DC. Unos van caminando hacia el norte y otros vamos hacia el sur. No se juntan los caminos. Por eso tenemos este cuadro, que se ha visto reflejado en las votaciones del día de ayer. Ahora, ¿cómo se resuelve eso? Eso ya no tiene solución. Vamos a seguir con estas divergencias y vamos a ver cómo viene el panorama del 21.
¿Está pensando en un nuevo cisma de la DC?
No, pero creo que el partido tiene que refundarse. La DC tocó techo y hay que hacer un nuevo partido. Una reestructuración profunda. No solo de su organización y estructura, también en la forma de mirar el siglo XXI y los desafíos que tiene la sociedad moderna, en materia ecológica, económica, social, tecnológica. Tenemos un partido de chasis viejo. Todo esto que ha pasado en ambas bancadas es el reflejo de que tenemos que buscar un partido nuevo que tenga convergencia estratégica, que tenga affectio societatis, un acuerdo de lo que somos y que nos permita actuar en el panorama nacional unidos, con una fuerza pequeña, que tal vez va a ser más pequeña que la actual, pero con potencia, porque la dispersión, la indisciplina, las agendas personales debilitan un accionar colectivo. O esto se renueva o se recicla y tenemos un nuevo partido con nuevos horizontes o pienso que no tengo nada que hacer en este partido. No estoy para ser parte de un partido con este nivel de desorganización y divergencia y que no logra tener una conducción que nos haga ser relevantes. Tengo un mal diagnóstico.
Tratando de interpretar bien sus palabras, ¿ud. está anunciando que se va a ir de la DC?
No. Estoy diciendo que dado el diagnóstico que tengo de cómo ha actuado la DC y que se ha reflejado en estos días, digo que el partido está en una fase casi terminal y que, por lo tanto, tiene que hacer un esfuerzo para una modernización completa. Si no hay un cambio profundo, no voy a estar en eso. Para más de lo mismo, no estoy disponible.
De lo que ha visto del debate de la Convención Constitucional, ¿es de los optimistas o pesimistas de que se redactará un texto fundamental?
Yo quiero ser optimista respecto de la Convención. No creo que se vaya a establecer un Estado totalitario, en que todo se expropie y se nacionalice. Se van a establecer los límites del poder y la forma de tomar decisiones con un sistema político distinto y el rol de las instituciones.
Al parecer ya es un hecho de la causa, porque ya hay una mayoría, de que el Estado chileno pasaría a ser plurinacional. Ud. ha defendido esa idea.
Creo que es lo más probable, pero se hace tanto cuento con eso, cuando simplemente es constatar una realidad sociológica. Más del 90% de los estados en el mundo son plurinacionales. Reino Unido es plurinacional, para qué hablar de Estado Unidos. En este debate hay mucha ignorancia.
Ahora cree que eso debiera traducirse en un cambio del nombre oficial del país “República de Chile”, dando por descontado que “Chile” se mantiene. Por ejemplo, la República de Bolivia, donde hubo un proceso constituyente, pasó a llamarse Estado Plurinacional de Bolivia.
No creo que sea un punto de controversia. Esos cambios se han producido en otros esquemas, en otras realidades. Bolivia lo que hizo fue sincerar su realidad sociológica, porque la mayoría de sus habitantes provienen de pueblos indígenas. Bolivia tiene una situación distinta.
Otro debate que se generó, para algunos de forma muy artificial, fue el de los emblemas nacionales. Hoy en la Convención muchos descartan que sea el ánimo. Sin embargo, algunas declaraciones de convencionales dieron pie a un debate confuso. ¿Ud. qué sacó en limpio de esa discusión?
Lo que saco en limpio es que en ninguna sociedad existe unanimidad en la mirada de las cosas. Este es un debate en el que ni en las familias existe unanimidad. Siempre hay gente que tiene ideas propias. Pero creo que para cambiar cuestiones tan tradicionales se requiere que haya una mayoría sustancial y la minoría puede opinar. No le doy mayor importancia. La bandera chilena está muy compenetrada en nuestra cultura, pero los pueblos originarios tienen derecho a tener sus identidades, sus banderas, como las tienen los clubes deportivos, sus insignias, por ejemplo, hay cruzados, de la U, de Colo Colo, de Wanderers, de Temuco.
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