La encrucijada de Chile Vamos en el Consejo ad portas de la votación de enmiendas
La coalición de derecha, que públicamente ha dicho que quiere ejercer un rol de "puente" entre republicanos y el oficialismo para alcanzar acuerdos, se enfrenta al dilema de si respaldar las indicaciones del partido fundado por José Antonio Kast, que son fuertemente resistidas por el oficialismo, o presionar a los representantes republicanos para arribar a consensos.
A cuatro días de que empiecen las votaciones en las distintas comisiones del Consejo, Chile Vamos -que tiene once representantes- se encuentra en un dilema, según reconocen en el sector, respecto a cómo plantearse en lo que resta del trabajo del órgano constituyente.
Esto, debido a que sus votos son clave a la hora de aprobar las enmiendas, ya que republicanos -que es la bancada más grande del Consejo- cuenta con 22 escaños y para aprobar las normas se requiere un quórum de 3/5, es decir, 30 votos. Por lo mismo, el partido fundado por José Antonio Kast apuesta a que Chile Vamos se alinee con ellos, mientras que el oficialismo espera que cumplan un rol de emplazar a los republicanos a modificar sus enmiendas.
Las dudas y nervios de esa coalición de derecha radica justamente en el rol de que deben jugar sus consejeros y cuánto deben ayudar para que se puedan arribar a enmiendas de propósito, es decir, que sean de consenso entre todos los representantes del órgano redactor.
Hay varios factores que en Chile Vamos tienen sobre la mesa. Lo primero es que en el sector está empezando a calar la idea de los republicanos de acordar enmiendas principalmente con la derecha y solo con algunos sectores de izquierda, dejando fuera al Partido Comunista. Esto, como una estrategia para convencer al electorado más duro de la oposición. Sin embargo, el delegado de la bancada socialista, Alejandro Kohler, afirmó en entrevista con La Tercera que “no hay ninguna posibilidad de que el PS acuerde solo con la derecha, no vamos a abandonar la posición unitaria”.
Y eso es un mensaje que el oficialismo también le ha reforzado en privado a la derecha. Por lo mismo, Chile Vamos -reconocen sus dirigentes- está complicado sobre qué camino adoptar.
A eso se suma que en Chile Vamos hay quienes están convencidos de que es necesario arribar a un acuerdo amplio, de lo contrario, la propuesta de Carta Magna será cuestionada y podría ser rechazada.
En este escenario, hay algunos comisionados del bloque -como Máximo Pavez, Katherine Martorrell, Hernán Larraín, entre otros- que de manera soterrada buscan que el Partido Republicano ceda en ciertas enmiendas, aunque entre algunos expertos reconocen que también les gustaría que el PC se marginara del proceso por un tema de estrategia electoral. La colectividad liderada por Arturo Squella, sin embargo, tiene sus líneas rojas definidas y postula que quienes deberían ceder son las otras fuerzas políticas, y que cuando pasen a la votación en el pleno -a inicios de septiembre- se podrían abrir espacios de conversación en algunas materias.
En Chile Vamos, eso sí, también les complica emplazar públicamente a los republicanos. De hecho, hasta ahora, han evitado criticarlos -salvo algunas voces como Martorell quien indicó, en entrevista con este medio, que “los republicanos le hablan a su público y eso conlleva el riesgo de una Constitución partisana”-, ya que que no quieren enfrascarse en una discusión con ese sector, sobre todo en momentos en que el partido goza de una buena evaluación ciudadana, de acuerdo a la última encuesta CEP.
Otra reflexión que hacen en esa coalición de derecha es que hay varias materias que sí comparten con los republicanos y hay acuerdo, por lo que no están dispuestos a cederle esos aspectos al oficialismo. Por ejemplo, la libertad de elección en salud y en los temas de seguridad.
La atenta mirada oficialista
Los consejeros de izquierda, por su parte, han estado atentos a los movimientos de Chile Vamos y esperando gestos concretos de los representantes de esa coalición. Aunque algunos representantes aseguran que sí han existido algunos acercamientos, otros los descartan.
El consejero comunista Fernando Viveros aseguró que “al menos en la comisión 3, las consejeras (Carolina) Navarrete (UDI) y (Ivonne) Mangelsdorff (RN), sí se está cumpliendo esa idea de lograr acuerdos. En la comisión 3 hay la posibilidad de alcanzar las enmiendas en unidad de propósito, pero sin republicanos es muy complejo lograr estos acuerdos. Reconozco que existen estos acuerdos”.
La nueva delegada de la bancada de RD, Paloma Zúñiga, quien reemplaza en esa función a Julio Ñanco, indicó que “en la comisión 4 estamos siendo presididos por Germán Becker, y hasta ahora hemos visto por parte de él una buena disposición para tratar de llegar a acuerdos y que sean lo más transversal posible. Uno no puede decir lo mismo de todos los partidos, no es que no hayamos visto, pero no se ha dado la instancia de tener esta conversación con la UDI, pero al menos con RN, en el caso particular de Becker, sí hemos visto intención de que este proceso sea fructífero”.
Otros consejeros oficialistas, sin embargo, descartan que Chile Vamos haya tenido gestos como puente, y aseguran que aún están a la espera de señales claras. Incluso, fuentes oficialistas de la comisión de Derechos, presidida por Becker, se desmarcan de lo afirmado por Zúñiga y aseguran que no han existido señales concretas. Agregan, eso sí, que fueron citados por el militante de RN, en su calidad de presidente de la instancia, para conversar acerca de algunas enmiendas.
Las miradas disímiles de los consejeros de izquierda fueron antecedidas por el duro emplazamiento de Yerko Ljubetic (CS) hacia Chile Vamos. El lunes de esta semana, el representante oficialista afirmó que “Chile Vamos tiene que responder esta semana acerca de cuál es el rol que efectivamente va a construir, si se va a sumar a la idea de proponer una Constitución de solo para algunos o va a hacer los esfuerzos necesarios para buscar acuerdos que nos permitan proponer una Constitución para todos”.
En el oficialismo la estrategia, hasta ahora, es mantenerse unidos hasta el final en el proceso y dar esas señales en lo público. Pese a eso, la desazón comienza a instalarse en sus filas y ya varios se preparan para que, una vez que esté el texto listo, anuncien su postura “En contra”.
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