Los primeros pasos de Guzmán en el Senado

Lo describen como una autoridad abierta a recibir propuestas, y que almuerza en el mismo comedor que los funcionarios del Senado. Pero nadie pasa por alto que su misión es fiscalizar.

A un mes de que Raúl Guzmán dejara su cargo de fiscal regional del Ministerio Público y asumiera -en medio de una fuerte polémica- como secretario general del Senado, ya ha instruido tres sumarios administrativos: uno por acoso laboral, que afecta a equipos de trabajo periodísticos; otro, a raíz del error que se generó en la tramitación de la ley que acelera los pagos a las pequeñas y medianas empresas, y un último que se maneja en estricta reserva y que tiene relación con descuadres financieros.

Quienes conocen de cerca los cambios que el exfiscal busca implementar al interior del Senado explican que uno de sus principales objetivos -encomendados por la testera de la corporación encabezada por Jaime Quintana- es modernizar la planta de personal que existe hoy en la Cámara Alta, con el fin de rebajar la carga de remuneraciones, donde se pagan sueldos que ascienden incluso a más de $ 15 millones al mes.

Un primer paso para cumplir ese fin es la llegada al Senado de una persona de confianza de Guzmán: José Sebastián Rivas, quien fuera colaborador del exfiscal en el Ministerio Público, quien asumirá el lunes en un cargo administrativo de la corporación.

De esta manera, el Senado eliminó un cargo, ahorrándose $ 9,3 millones mensuales. Así, Rivas llegará con un sueldo de $ 3,5 millones.

La idea de que se incorporen funcionarios externos junto al exfiscal Guzmán, sin embargo, ha sido resentida por parte de algunos senadores, particularmente -dicen en el Congreso- por el senador independiente Carlos Bianchi, quien votó en contra de la nominación de Guzmán.

Con todo, hasta ahora la relación entre Guzmán y las distintas agrupaciones de funcionarios ha sido descrita como "fluida". Esta semana, incluso, el presidente de la Asociación de Funcionarios, Erwin Valencia -junto a otros representantes- le expusieron a Guzmán una propuesta de modernización del Senado, que contempla tres ejes: que la ley de incentivo al retiro se extienda desde el 2020 al 2023; que el tope para trabajar en el Senado sea 70 años de edad y que se modifique el reglamento interno. Esto, en un plazo escalonado de nueve años, con etapas de tres años cada una.

La misma asociación reconoce que la relación con Guzmán se ha configurado positiva, además de destacar su destreza legislativa. "Esta semana incluso ofició de secretario y prosecretario en la testera", dijo Valencia.

En los próximos días, Guzmán protagonizará una jornada de trabajo y reflexión estratégica junto a todos los senadores. El encuentro contempla un desayuno en la sede del Congreso en Santiago -el jueves 20 de junio-, donde se planificarán los cambios que a futuro se busca implementar.