Poca presencia de figuras internacionales y disminución de expectativas: La Moneda ultima detalles de conmemoración por los 50 años del Golpe

En la conmemoración de un evento que se organizaba en la Usach para el 11 de septiembre de 1973 que y alertaba sobre el inminente quiebre de la democracia -pero que nunca se concretó-, participó este lunes de manera sorpresiva el Presidente Gabriel Boric.

El Jefe de Estado hizo un alto en una jornada cargada de actividades (lideró un comité político a primera hora, lanzó las recomendaciones de la comisión de probidad y luego recibió a las directivas de Republicanos, el Partido Social Cristiano y el Partido de la Gente en La Moneda), para aparecer en el encuentro ad portas de que este martes oficialice el itinerario de su gobierno de cara a la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado, a cumplirse el próximo 11 de septiembre.

“Hoy le cantamos a la vida con alegría, con optimismo, con conciencia histórica, con memoria, jamás con olvido, y diciéndole a toda la Patria que de lo que pasó en nuestro país hace 50 años lo vamos a seguir recordando siempre, y nos sigue marcando a fuego, independiente que lo hayamos vivido o no (...). Somos continuadores de una tarea que nos excede en nuestros tiempos vitales”, dijo en el marco de esa actividad, donde tampoco estaba previsto que tomara la palabra.

Las declaraciones de Boric se dieron justamente cuando en el oficialismo reconocen que el hito de los 50 años no será lo que inicialmente se proyectó. Al asumir el gobierno, el propio Mandatario tenía altas expectativas de lo que se podría lograr a medio siglo del quiebre democrático y así lo dejó ver en distintas declaraciones públicas y privadas tanto en Chile como en sus giras internacionales, objetivo que -sin embargo- ha ido perdiendo fuerza por distintas razones.

Una vez que el Mandatario le encargó al escritor Patricio Fernández organizar la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado, en conjunto con el Ministerio de las Culturas, el exconvencional se había propuesto organizar eventos multitudinarios con presencia de artistas de la talla de Bono y, asimismo, una alta presencia de figuras internacionales en el país. Su salida del cargo tras las presiones del propio oficialismo -en particular el PC-, el pasado 5 de julio, enlodó en parte ese trabajo, pero incluso antes de eso en La Moneda veían que ciertos factores mermarían la envergadura de sus planes iniciales.

Entre los planes originales, desde el Ejecutivo siempre estuvo la idea de realizar un “gran acto” el 9 de septiembre, en La Moneda. Dicha actividad sería más cultural-político, similar, dicen conocedores de esas gestiones, a lo que hará en la tarde del 11 de septiembre el Comité por los 50 años, afuera del Estadio Nacional. Dicho Comité es integrado por organizaciones de derechos humanos y representantes de partidos políticos, como Arturo Barrios (PS), Julia Urquieta (PC), Marcela Ríos (CS), José Herrera (CS), entre otras figuras de distintas colectividades.

Según dirigentes de organizaciones sociales encargadas de la conmemoración en el Estadio Nacional, habría sido el jefe de Contenidos de Presidencia, Manuel Guerrero, quien les aseguró que el gobierno del Presidente Boric no tendría ánimos de realizar una actividad que, de algún modo, compitiera con la organización que desarrolla el Comité por los 50 años ni opacara esta misma. Así, la opción de un gran acto se terminó desechando.

Finalmente, las actividades más relevantes que tendrá el gobierno estarán concentradas este miércoles en la presentación del Plan de Búsqueda, que tiene por objeto generar mecanismos institucionales para encontrar a los detenidos desaparecidos de la dictadura y que lidera el ministro Luis Cordero (Justicia) y, luego, la ceremonia cultural, ciudadana y republicana que encabezará el propio Presidente el 11 en La Moneda.

Ese último evento, por ejemplo, también ha perdido fuerza. Tanto así que se espera que solo asistan presidentes como el de México, Manuel López Obrador (AMLO), Alberto Fernández (Argentina) y Gustavo Petro (Colombia), además de representantes de Alemania y el primer ministro de Portugal, António Costa. Esto, pese a que se extendieron invitaciones a decenas de jefas y jefes de Estado. Con todo, en la Cancillería explican que la ceremonia nunca se pensó como un hito internacional a la vista de dos cumbres relevantes que se darán en paralelo.

“Cabe recordar que el acto en sí mismo tiene el objetivo de hacer un ejercicio de memoria, con énfasis ciudadano, y de carácter cultural. En este contexto es que se recibirán algunos invitados internacionales, no sólo jefes de Estado y de gobierno. Tal como hemos dicho, este acto no es una cumbre presidencial, es una conmemoración para Chile, al que asistirán autoridades y personalidades de otros países. Se debe considerar que durante los mismos días se desarrollará la reunión del G20 y la Asamblea General de Naciones Unidas”, señalaron a este medio desde el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Esa repartición -al menos- mantuvo en agenda la idea de ofrecer una cena a los mandatarios y figuras internacionales que arriben al país el día 10 de septiembre, evento que tendrá lugar en Teatinos 180.

No han sido solo factores externos los que han mermado las proyecciones que tenía el gobierno para el 11-S. En el propio oficialismo reconocen que el Presidente Boric cometió un error al anunciar en el marco de su gira por Europa y sin consulta previa a los partidos, que su gobierno impulsaría la firma de una declaración de todo el arco político en que se acordara que la violación de derechos humanos no se justifica en ningún contexto y tampoco el quiebre de la democracia.

Ese hito incomodó a la derecha y también a sectores del Socialismo Democrático -así lo dijo a La Tercera Domingo la senadora Isabel Allende-, pero también dificultó el camino para que algo de eso pueda concretarse de cara al 11 de septiembre. Hasta ahora, en Palacio no hay una versión oficial respecto de si el Presidente va a insistir en ese esfuerzo u optará por evitar tensionar más una conmemoración que se ha terminado polarizando.

“Él tenía la intención de que hubiese una carta donde se apoya, defiende y se entiende que la democracia nunca debe romperse y, por lo tanto, condenas la existencia de un Golpe. Y eso debió haber sido firmado por todos y podría ser firmado por todos. Pero ahí hubo un error, primero, porque lo tira desde España, en una entrevista. Hubiera sido mucho más lógico que se juntara, conversara y explicara su propuesta”, dijo la también hija del mandatario socialista.

En todo caso, el Presidente dio este lunes una señal sobre el punto: “Hoy estamos conmemorando no solamente con duelo, sino con ganas, con convicción, de que esa participación de la sociedad en la construcción de su destino es algo posible de reeditar, y como el rector nos invita a tener un porfiado optimismo, yo le digo que ese porfiado optimismo lo compartimos desde el gobierno y que vamos a seguir bregando con tozudez por encontrar los consensos que nos permitan avanzar y mejorar la calidad de vida de los chilenos y chilenas”.

El hecho de que el gobierno ensayara un “relato oficial” a fines de diciembre de 2022 también generó suspicacia en sectores tanto de la oposición como del oficialismo. Tanto así que hasta hoy, a solo días de la conmemoración, la posibilidad de instalar una verdad única sobre las causas y consecuencias del Golpe de Estado sigue enmarcando el debate político.

Este lunes se reunieron representantes de organizaciones de derechos humanos con Guerrero, en La Moneda. Dicho encuentro fue distinto al de ocasiones anteriores, pues en esta jornada estuvieron presentes la delegada presidencial en la RM, Constanza Martínez, y representantes de Carabineros. Para el oficialismo es menester realizar un acto pulcro, en donde se eviten enfrentamientos y mayores problemas.

La preocupación por la seguridad es una situación que estas semanas ha ido tomando cada vez más fuerza. Si bien existe un temor por las actividades en paralelo que convoquen grupos como el Team Patriota, lo cierto es que en el oficialismo también hay cavilaciones respecto de la actitud que adopten “grupos ultra de la izquierda”, quienes se han sentido decepcionados por cómo el gobierno ha guiado la conmemoración.

La mayor preocupación se centra en la marcha del 10 de septiembre, cuyo trazado ya está definido. Se trata de una movilización que empezará en Lord Cochrane con la Alameda, desde donde se doblará hacia Morandé, para así pasar frente a la puerta de La Moneda, por donde se retiraron los restos del Presidente Salvador Allende. Luego seguirán por Agustinas, San Antonio, cruzarán el río Mapocho por el puente Recoleta para doblar posteriormente por Avenida Santa María. Finalmente, se desviarán hacia Avenida La Paz, para así rodear una zona en construcción en Recoleta, en donde podría haber escombros, y luego se llegará hasta el Cementerio General.

Durante este trayecto -y también en el acto que se realizará afuera del Estadio Nacional en la tarde del 11- habrá un despliegue especial de Carabineros, entidad que creó una plana mayor con 5 mil efectivos policiales. Ellos estarán a cargo de la general Patricia Vásquez.

Los propios partidos políticos de gobierno, en todo caso, han encargado a sus militancias conformar grupos de seguridad al interior de la marcha del 10 de septiembre, quienes al mismo tiempo servirán como organizadores de la movilización. En otras conmemoraciones del Golpe de Estado, esta responsabilidad había sido asumida por grupos de las Juventudes Comunistas.