Tras gestiones de ministros y senadores, bancadas de diputados cierran filas para aprobar reforma de pensiones

Una visita para tomar once con los diputados de RN, ayer en la tarde, realizó a la Cámara el senador y presidente del partido, Rodrigo Galilea.

A esa misma hora la ministra del Trabajo, Jeannette Jara (PC); y su par de Hacienda, Mario Marcel, que no tenían ningún proyecto en discusión en esa sala, también aprovecharon de sostener algunas conversaciones en la Cámara. A ellos se sumó el ministro secretario general de la Presidencia, Álvaro Elizalde (PS), quien desde temprano llegó al Congreso.

Lo mismo hizo el senador y presidente de la Comisión de Trabajo, Juan Antonio Coloma (UDI), quien también se juntó con algunos diputados de su colectividad.

Todas estas gestiones tenían un solo fin: persuadir, despejar dudas y, si fuese necesario, “apretar tuercas” para tratar de alinear la mayor cantidad posible de legisladores del oficialismo y de Chile Vamos para que la reforma de pensiones sea aprobada en forma íntegra y sin ningún rechazo a lo que despachó en la madrugada de este martes el Senado.

En caso contrario, cualquier cambio menor obligaría a constituir una comisión mixta -espacio institucional, regulado por la Constitución, en el cual cinco senadores y cinco diputados son mandatados para resolver los nudos finales de la discusión legislativa-, lo que inevitablemente podría extender la discusión hasta marzo.

Para el Ejecutivo y los negociadores de Chile Vamos ese es un escenario que había que evitar a toda costa, ya que en febrero comienza un receso legislativo. En el gobierno temen que si el debate se prolonga para después de las vacaciones, el piso político que hoy tiene la reforma -que ha sido inestable- se pueda desarmar por el inicio del período electoral.

Sin embargo, las gestiones comenzaron a dar resultados, ya que las disidencias serían acotadas. En la Cámara y en el gobierno pronosticaban entre 90 a 110 respaldos para aprobar todas las votaciones separadas que se soliciten, ya que cada diputado puede pedir que se discuta algún punto de la reforma en forma aparte.

La mayor inquietud, sin embargo, estaba puesta en los eventuales descuelgues en Chile Vamos. En la UDI estimaban que entre sus 22 diputados, podría haber tres o cuatro desmarques (Cristián Labbé, Álvaro Carter y Sergio Bobadilla, entre otros), cifra similar de votos menos que se pronosticaba entre los 20 representantes de RN en la Cámara Baja (Camila Flores, Paula Labra, Eduardo Durán y Mauro González eran algunas de las incógnitas). En Evópoli, el único disidente era Christian Matheson.

Pese a ello, Chile Vamos estaría en condiciones de aportar cerca de 37 votos, los que sumados a los del oficialismo y la DC superarían de sobra los 77 apoyos necesarios para despachar a ley la reforma previsional.

El cuadro en la alianza gubernamental incluso es más auspicioso. Además de contar, desde la semana pasada, con el alineamiento mayoritario del PS, el Frente Amplio y el PC -bancadas que por sí solas ya suman cuarenta votos-, este martes se despejaron varios ruidos que había en el grupo PPD-Independientes y en el comité DC, que aportarían al menos otros 13 respaldos adicionales.

Las dudas seguían, sin embargo, entre los liberales, los radicales y Acción Humanista. Pese a ello, Vlado Mirosevic (liberal) y Cosme Mellado (jefe del grupo radical), ya comprometieron su adhesión al proyecto que evacuó el Senado.

El Presidente Gabriel Boric, en tanto, finalmente este martes hizo uso de la facultad constitucional para citar de manera extraordinaria a la Cámara de Diputados, para que se debata y vote la reforma de pensiones.

El gobierno hizo ingreso del oficio por la secretaría de la Cámara Baja, invocando la norma establecida en el artículo 32, número dos de la Carta Fundamental, que señala que el Mandatario puede “pedir, indicando los motivos, que se cite a sesión a cualquiera de las ramas del Congreso Nacional. En tal caso, la sesión deberá celebrarse a la brevedad posible”.

Luego de ello, el mismo Boric dio sus razones. “Pese al acuerdo transversal de la gran mayoría de diputados y diputadas, la ultra derecha chilena no dio la unanimidad requerida para poder votar reforma de pensiones esta semana”, escribió en su cuenta de X.

Y agregó: “Por ello he decidido hacer uso de la facultad presidencial establecida en el art 32 n°2 de la Constitución de citar a sesión extraordinaria del Congreso a la brevedad para resolver este tema que es prioritario para las familias chilenas y lleva más de dos años de debate en el Parlamento”.

Con el objetivo de monitorear la votación de la reforma, Boric trabajará este miércoles en el Palacio Presidencial de Cerro Castillo, en Viña del Mar. Desde allí, sostendrá reuniones con sus equipos y recibirá llamados de sus ministros para saber cómo va la discusión.

El Mandatario replicará un modelo que usó la semana pasada, pues, tras llegar en la noche del lunes a Cerro Castillo, trabajó y siguió el avance de la reforma previsional en las comisiones del Senado. En aquella ocasión, el Jefe de Estado se encargó de tomar contacto con algunos personeros del oficialismo, como el senador y presidente del PPD, Jaime Quintana, cuya colectividad era una de las que tenía más descolgados.

Ahí se mantuvo hasta el jueves, mientras que el viernes retomó sus funciones en Santiago, jornada en la que aprovechó de asistir al matrimonio de su hermano Simón Boric.

Así, ahora el Presidente pretende seguir activo en la discusión previsional con el objetivo de no dejar nada al azar.