Presidenta del Banco Central dice que los sorpresivos IPC e Imacec proponen “matices” al análisis sobre el camino de convergencia inflacionaria
Rosanna Costa afirmó que aún no se ven señales claras de que la inflación a dos años se acerque al 3%, y remarcó que en el próximo IPoM analizarán en detalle el impacto que podría tener en ello el menor precio del dólar en el mercado local.
Un pequeño adelanto de cómo está viendo el actual escenario interno y externo, presentó esta mañana la presidenta del Banco Central, Rosanna Costa, a falta de un mes para que el instituto emisor entregue su primer Informe de Política Monetaria (IPoM) del año. En el seminario anual de Tanner, Perspectiva 2023, la economista que encabeza el ente autónomo remarcó la relevancia de ayudar a que el nivel de precios retorne a su rango meta, de entre 2% y 4%.
En su exposición, si bien reconoció que hay sectores de la población mejor preparados para enfrentar la inflación, enfatizó que para aquellos que no cuentan con mecanismos y que “representan a la gran mayoría de la población, es particularmente necesario que sigamos trabajando en resolver el problema inflacionario, que no tomemos decisiones que lo agraven”.
En esa línea, planteó que la tarea de encaminar la inflación a cifras en torno a 3% no resulta algo “sencillo”, dada la persistencia de los altos niveles precios, donde el ajuste no ha tenido el ritmo necesario “para que la inflación baje a los niveles de la meta inflacionaria”. Al respecto, recordó que la fuente de la alta inflación, en el caso chileno, “se origina en parte relevante en el excesivo crecimiento del gasto interno que provocó la abultada liquidez que entregaron los retiros previsionales y las transferencias fiscales universales”.
Asimismo, recalcó que “la evolución de la inflación sigue estando sujeta a riesgos relevantes”, recordando que las proyecciones del mercado y propias “consideran que la inflación anual volverá a un dígito en el curso de este segundo trimestre”, donde, aseguró, “tendrán un papel activo la paulatina disolución de los efectos de la pandemia en las cadenas de distribución y la evolución de los mencionados precios de la energía y de los alimentos”, pero, a mediano plazo “la convergencia de la inflación a la meta está ligada a que la economía corrija sus desbalances, tras el excesivo gasto de trimestres previos”.
Por eso, subrayó que el ajuste de la economía es algo “doloroso, pues significa ajustar la demanda de la economía, pero es a partir de niveles que no son sostenibles en el largo plazo”.
En ese contexto, y frente a las sorpresivas cifras tanto de actividad como de inflación que se conocieron en las últimas semanas, ambas por sobre lo esperado, es que Costa reconoció que dichas señales “no las podemos obviar, pues nos proponen una serie de matices que debemos tener presente, ponderar y evaluar con cuidado”.
“Por supuesto, dicho análisis y sus implicancias serán materia del próximo IPoM, en conjunto con los antecedentes adicionales que se vayan conociendo”, remarcó.
En sus palabras, Costa mostró que, parte del análisis actual del instituto emisor, apunta a que “los datos que hemos conocido en las últimas semanas siguen apuntando a que el proceso de convergencia de la inflación no se ha consolidado”.
Comportamiento del tipo de cambio
Uno de los análisis que traerá consigo el próximo IPoM se relaciona con cuánto ayudará o no el tipo de cambio a la convergencia inflacionaria. En dicho punto, Costa reafirmó que el instituto emisor dedicará un recuadro al tema, puesto que la incidencia del dólar en el componente del IPC de bienes sin volátiles está capturando la atención de los consejeros.
“Comparada con el cierre del IPoM de diciembre, la paridad peso/dólar ha caído del orden de $100, ubicándose algo por debajo de $810 al cierre de la semana pasada. Como mencionamos en nuestra última Reunión de Política Monetaria, las implicancias macroeconómicas del comportamiento del tipo de cambio será un factor que evaluaremos en el próximo IPoM. De hecho, un elemento relevante en este punto será entender el origen de la apreciación de la moneda. Si bien la baja del tipo de cambio respecto de fines de 2022 debería ayudar a reducir la inflación en el corto plazo, sus implicancias de mediano plazo no son evidentes y dependerán de los impactos que tenga en otras variables, como el crecimiento”, dijo Costa.
La presidenta del ente autónomo también apuntó a la “singularidad de los movimientos cambiarios que hemos observado en el último tiempo”, ya que “si bien hoy destacamos que el tipo de cambio se ha apreciado del orden de $100 respecto de fines del año pasado, cuando se le compara con su valor de hace doces meses no se aprecia mayor diferencia”.
Ello, sinceró, es “inusual”, por lo que “resulta más complejo evaluar sus implicancias y los efectos que tuvo o tendrá en las decisiones de las empresas y personas”.
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