Economista de Citi para Chile: “Aumenta la incertidumbre porque es difícil ver qué tan profundos serán los cambios”

Fernando Jorge Diaz, economista de Citi para Chile.

Fernando Díaz plantea que frente a la demanda que existe en el país hay dos formas de hacer redistribución: "Una es agrandando el tamaño del Estado, pero financiándolo de una forma poco distorsiva, lo mejor posible para no lastimar tanto el crecimiento. La otra forma de hacerlo es interviniendo más el funcionamiento de los mercados, lo que sí suele tener un impacto mayor en el crecimiento."


Las elecciones del fin de semana refuerzan el descontento de los chilenos, lo que puede conducir a cambios por dos vías: una que robustece el tamaño del Estado y otra que apunta a una intervención más directa del mercado. Esa es la lectura de Fernando Díaz, economista que da seguimiento a Chile en Citi, quien apunta a que la última alternativa es la que podría repercutir en una caída en la inversión y el crecimiento, por lo tanto, asegura que mientras no esté clara la ruta, estaremos en una escenario de alta incertidumbre.

¿Qué lectura hacen de los resultados de las elecciones del fin de semana y la respuesta del mercado?

-Es evidente que aumenta la incertidumbre, no solamente por quienes fueron elegidos, sino por lo que refleja esa votación. Refleja una disconformidad con el modelo actual, con la situación en Chile, que hace difícil ver qué tan profundos van a ser los cambios que resulten del proceso. Eso, a su vez, repercute en una presión sobre el precio de los activos.

El precio de los activos es un flujo futuro descontado y si hay mayor incertidumbre, descontamos una tasa mayor. Eso sí, no todos los activos han reaccionado igual. En el tipo de cambio el efecto es bastante acotado y en la renta fija - sobre todo la deuda del gobierno - tampoco se ve un impacto tan grande y pareciese no ser algo tan dramático. Es en el IPSA donde el efecto fue mayor, ahí los precios están mostrando mayor incertidumbre, la cual de mantenerse por un periodo prolongado, va a conducir a una caída en la inversión y en el crecimiento.

Esto último abre la posibilidad de un círculo vicioso. Si el crecimiento es bajo porque la inversión cayó, porque las demandas sociales y el descontento generan incertidumbre, el menor crecimiento lo único que va a hacer es aumentar este descontento.

En caso que la incertidumbre sea transitoria y tengamos señales de claridad en el muy corto plazo, el impacto no debiera ser tan grande. Pero todavía es muy temprano para saber eso, todavía estamos digiriendo los resultados.

¿La reacción en el IPSA da cuenta solo de incertidumbre o se teme a un cambio más radical del modelo de libre mercado?

-El concepto de mercado es curioso, porque en el fondo el mercado somos todos nosotros. Si tú tienes más incertidumbre, es lo mismo que le pasa a los inversionistas, lo que se ve reflejado en el precio de los activos.

Lo poco que sabemos es que con el voto la gente manifestó un descontento bastante grande y eso no necesariamente tiene que llevar a cambios en el modelo, aunque también puede traer aparejado eso. Esa es justamente la gran incertidumbre.

¿Por qué no implica necesariamente cambios en el modelo? Porque hay dos formas de hacer redistribución. Una es agrandando el tamaño del Estado, pero financiándolo de una forma poco distorsiva, lo mejor posible para no lastimar tanto el crecimiento. La otra forma de hacerlo es interviniendo más el funcionamiento de los mercados, lo que sí suele tener un impacto mayor en el crecimiento.

Si la forma de atender estas mayores demandas sociales y descontento es inteligente, bien podría llevar a que Chile siga creciendo más que el resto de la región en promedio y que lo único que veamos sea la convergencia típica; el motivo por el cual los países más grandes tiene estados mayores, en función de demandas sociales que van creciendo en el tiempo.

También está la opción de que Chile elija la forma en la que se afecta demasiado el funcionamiento normal de los mercados y Chile quede atrapado en esta famosa trampa del ingreso medio, porque las tensiones se vuelven evidentes y no es fácil vivir con ellas.

¿Qué va a pasar? No lo sabemos. Si vemos lo que está pasando en otros ámbitos de la esfera pública chilena, y me refiero al Congreso, claramente se están aprobando leyes que generan un poco de incertidumbre. Hay cosas que todos los expertos creen que no van a ser favorables en el mediano plazo, pero igualmente se aprueban. Entonces si tomamos eso como un antecedente, eso hace que este escenario no tan bueno tenga una probabilidad no tan baja.

A su juicio, ¿qué discusiones serán las que más den cuenta del camino que siga el país y, por lo tanto, que seguirán más de cerca?

-Si vemos que se suben impuestos, pero apunta a aquellos poco distorsivos, es decir, que no afectan tanto las decisiones de producción e inversión, entonces ese es un escenario bueno. Si la distribución se hace con controles de precios, con intervenciones muy fuertes en determinados mercados, con impuestos malos... el escenario es malo.

Un ejemplo, es la discusión sobre el IVA diferenciado. Los economistas tenemos un consenso respecto a que la forma de redistribuir no es cambiando precios, con un sistema bastante difícil de aplicar, sino tratando de recaudar más con impuestos poco distorsivos. Este proyecto entra en las categorías que en el mediano plazo pueden ser contraproducentes y afectan la eficiencia.

Las elecciones mostraron la debilidad del gobierno, ¿qué efecto tiene esto en el mediano plazo considerando que a Sebastián Piñera le quedan todavía 10 meses de mandato?

-Lo que está pasando y seguirá pasando, es que ante la baja popularidad del gobierno vamos a estar en un modo campaña muy fuerte y eso va a afectar al funcionamiento de la Convención Constituyente, porque va a empezar a funcionar durante la carrera presidencial y legislativa de fin de año. Además, muchos de los actuales legisladores también legislarán mirando las elecciones que vienen por delante.

Hay seis meses de campaña y lo que se esperaría, sobre todo en el caso de Chile donde los presidentes no se pueden reelegir, es que el gobierno haga el contrapeso, pero su debilidad es muy grande, por lo que no lo podrá hacer.

Todo tiene que ver con todo. El gobierno es débil porque no supo interpretar estas demandas que han estado creciendo y, por otro lado, el Congreso puede volverse más populista justamente porque están estas demandas y hay elecciones. Entonces, veremos mucha incertidumbre durante lo que queda del gobierno de Piñera y sobre todo de aquí a las elecciones.

¿Siguen considerando positiva la forma en que se canalizó el descontento mediante el proceso constituyente?

-Nos parece que el proceso constituyente está avanzando muy bien, sigue estando muy bien organizado. Es un desafío grande. Tiene hasta un año para redactar una Constitución desde cero y todavía no sabemos cuáles van a ser las reglas de funcionamiento de la Convención, lo que en otras experiencias ha tomado mucho tiempo.

Entonces, es un proceso complejo y ambicioso, pero hasta ahora me parece que va bien. Si comparas este momento con toda la tensión que hubo en octubre o noviembre de 2019, me parece que -expost- claramente fue una buena manera de canalizar las demandas y reducir mucho todo el ruido político que había.

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