EE.UU. evalúa nuevas medidas de precaución para los viajeros procedentes de China
Beijing pone fin a la política de "Covid cero ", lo que provoca un aumento de las reservas de vuelos fuera del país. Los funcionarios estadounidenses se negaron a detallar las políticas que el gobierno está considerando, pero señalaron a Japón y Malasia como posibles modelos de los tipos de medidas que podrían ponerse en marcha. El martes, el Primer Ministro japonés, Fumio Kishida, declaró que el país exigirá a los viajeros procedentes de China un resultado negativo en la prueba Covid-19 a su llegada, debido a la rápida propagación del virus en ese país.
El gobierno de Joe Biden está estudiando nuevas medidas de precaución para los viajeros procedentes de China que entren en EE.UU., según funcionarios estadounidenses, ya que las ventas de pasajes de avión desde China se han disparado tras la decisión de Beijing de reabrir sus fronteras a los viajes internacionales por primera vez en casi tres años.
Los funcionarios se negaron a detallar las políticas que el gobierno está considerando, pero señalaron a Japón y Malasia como posibles modelos de los tipos de medidas que podrían ponerse en marcha. El martes, el Primer Ministro japonés, Fumio Kishida, declaró que el país exigirá a los viajeros procedentes de China un resultado negativo en la prueba Covid-19 a su llegada, debido a la rápida propagación del virus en ese país.
“Estados Unidos está siguiendo la ciencia y el consejo de los expertos en salud pública, consultando con sus socios, y considerando tomar medidas similares que podamos adoptar para proteger al pueblo estadounidense”, dijo uno de los funcionarios estadounidenses.
La decisión de China del lunes de poner fin a la cuarentena para todas las llegadas -incluidos los ciudadanos chinos que regresan a su país- y eliminar la mayoría de los requisitos de las pruebas a partir del 8 de enero, suprimió el último gran vestigio de los esfuerzos de Beijing para erradicar el virus y las variantes Omicron que ahora se extienden por los 1.400 millones de habitantes de China. Al mismo tiempo, significa que China, como la mayoría de las grandes economías, ya no intenta contener los brotes dentro de sus fronteras, lo que reaviva el temor a que pueda exportar nuevas cepas.
A la cabeza de la lista de deseos para una escapada se encuentran los destinos regionales a un corto salto de distancia; Singapur, Corea del Sur, Hong Kong y Japón son las opciones favoritas. Las reservas se triplicaron con diferencias con respecto al día anterior, según datos de la empresa de viajes Trip.com Group.
El gobierno japonés también limitará los aumentos de vuelos a China solicitados por las compañías aéreas, declaró Kishida.
Italia, por su parte, aplicó anteriormente una norma similar a la japonesa para los visitantes del aeropuerto de Malpensa, en Milán, capital de la moda, mientras que los pasajeros con destino a la India deben mostrar un resultado negativo en las pruebas antes de embarcar. Corea del Sur ha añadido a China a su lista de países “objetivo de inspección”, exigiendo a los viajeros que se sometan a las pruebas Covid si su temperatura supera los 37,3 grados Celsius (99,14 grados Fahrenheit).
Aparte de la evasión, otro atractivo de Hong Kong puede ser la posibilidad de inocularse una de las vacunas de ARNm que China aún no ha aprobado para su uso en el país. Shanghai Fosun Pharmaceutical (Group) informó el martes de que los habitantes de China continental pueden registrarse a través de WeChat para obtener las vacunas Covid de ARNm de Pfizer Inc. y BioNTech SE en la ciudad semiautónoma.
Si no están reservando pasajes, los clientes están poniendo en orden su papeleo, según los agentes. “El número de personas que solicitan visados en las embajadas ha aumentado mucho en cuanto se han enterado de que la cuarentena a la vuelta ya no es necesaria”, declaró Kang Yingzhang, que trabaja en China Comfort Travel Group, en Beijing.
El martes, la Administración Nacional de Inmigración comunicó que levantaría la prohibición de expedir y renovar pasaportes a ciudadanos chinos, una política que había estado en vigor durante más de un año.
Los sentimientos encontrados hacia los visitantes procedentes de China ilustran cómo la repentina reapertura de Beijing ha creado nuevos e inoportunos riesgos para gran parte del mundo que hace tiempo optó por convivir con el virus. También sirve para recordar que los turistas chinos son la mayor fuente de ingresos por turismo del mundo, ya que gastaron en conjunto unos US$ 250.000 millones anuales de promedio en los cinco años anteriores a la pandemia, según datos de las Naciones Unidas.
Los chinos residentes en el extranjero también han empezado a planear viajes de regreso a China para las reuniones familiares del Año Nuevo Lunar. El martes en la mañana, las ventas de pasajes se multiplicaron por más de cuatro con respecto al día anterior, según datos de Trip.com Group.
Según Xiang Min, alto ejecutivo de Fliggy, la unidad de viajes de Alibaba Group Holding Ltd., se espera que el auge inicial de los viajes internacionales esté impulsado por los visitantes entrantes. Las aerolíneas se centrarán primero en restablecer las rutas más populares.
A juzgar por la experiencia de las aerolíneas fuera de China, eso puede llevar algún tiempo. Según Flight Master, un servicio de seguimiento de datos de aviación, sólo hay programados 617 vuelos internacionales para la semana del 8 de enero, una cifra inferior a los casi 16.000 de la primera semana de 2020, cuando la pandemia apenas comenzaba.
Aparte de los vuelos, los pasos fronterizos terrestres y los puertos de China se abrirán pronto al paso de pasajeros y tripulación, mientras que está previsto un programa piloto para cruceros internacionales, según informó el martes una unidad dependiente del gabinete chino.
Los viajes nacionales, por su parte, han retrocedido en las últimas semanas porque más gente se quedaba en casa para evitar contagios. De acuerdo a Flight Master, el número de vuelos nacionales en la semana del 25 de diciembre disminuyó un 24% en comparación con la semana anterior, y un 33% interanual.
La propagación vertiginosa de Omicron tiene preocupada a mucha gente, especialmente a los familiares vulnerables. Aunque está disminuyendo, una proporción considerable de chinos sigue viviendo en hogares multigeneracionales con abuelos ancianos, que son el grupo con más probabilidades de sufrir enfermedades graves o morir a causa del Covid.
Serena Chen, directora de marketing de 30 años en Hong Kong, dijo que estaba organizando el viaje de sus padres desde la ciudad de Meizhou, en la vecina provincia de Guangdong, el mes que viene. La pareja, de unos 50 años, acaba de recuperarse de un brote de Covid e insistió en que ella no debía arriesgarse a infectarse yendo a verlos.
“Hace tres años que no estoy en casa”, señaló Chen. “Echo de menos todo lo que hay allí”, agregó.
A algunos les preocupa que la brusca reapertura en invierno, cuando suelen aumentar las infecciones de tipo gripal, y antes de las vacaciones del Año Nuevo Lunar, cuando los chinos viajan para reunirse, pueda hacer que el virus se propague más rápidamente.
“Sé que China tiene que abrirse lo antes posible, pero parece que han elegido el peor momento para hacerlo”, sostuvo Chen Min, profesora de secundaria en Guangzhou. Su escuela ha trasladado las clases a Internet, ya que sólo unos pocos alumnos de todo el curso que ella imparte no se han dado de baja por enfermedad. Después de que más miembros de su familia se infectaran, Chen puso a su madre de 69 años, que no se ha contagiado pero padece hipertensión, en cuarentena en su propia habitación. “Mi mayor preocupación es que pueda contagiarse. Es la persona más vulnerable de la familia”, afirmó.
Aunque los recursos médicos de China, considerados en su conjunto, son en general suficientes, las camas de cuidados intensivos están casi totalmente ocupadas en regiones que se enfrentan a máximos de demanda, indicó el martes en rueda de prensa Jiao Yahui, alto funcionario de la Comisión Nacional de Salud. Dijo que China está movilizando recursos allí donde escasean más.
Aunque China sigue comunicando cifras diarias de casos, la mayoría de los expertos afirma que éstas sólo captan un fragmento del panorama. El informe diario del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades indicaba que el lunes se produjeron menos de 4.500 nuevos casos en todo el país y una muerte. Se produjeron 277 casos más graves, cuatro veces el promedio diario de la semana pasada.
En una visita realizada el lunes a tres de los grandes hospitales de Beijing se observaron largos tiempos de espera, salas de UCI desbordadas, pacientes ancianos tumbados en camas provisionales o, en un caso, en un banco de metal. Sólo se admitía a los pacientes con los síntomas más graves, mientras que uno de los hospitales había abierto una clínica temporal para la fiebre en un estadio deportivo.
Mientras tanto, el acta de una reunión entre funcionarios de sanidad realizada la semana pasada cifraba el número estimado de infecciones entre el 1 y el 20 de diciembre en unos 250 millones de personas, es decir, cerca de una quinta parte de toda la población. Beijing y la provincia de Sichuan ya han superado la barrera del 50%.
Dado que la mayor parte del país sigue esperando que los casos alcancen su punto álgido en algún momento de las vacaciones del Año Nuevo Lunar, Beijing advirtió de que el país se enfrenta a un reto cuando las infecciones lleguen a zonas rurales peor equipadas.
Hasta ahora no se han encontrado nuevas cepas mutantes con cambios significativos en cuanto a transmisibilidad, patogenicidad y escape inmunitario, según el acta.
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