Felipe Harboe y fijación que hizo Comité de cobros máximos en tarjetas: “En débito se pasaron un poco, en el sentido de que lo pusieron demasiado bajo”

Felipe Harboe
Foto: Andres Perez

El abogado y exsenador fue uno de los autores e impulsores de la ley que se publicó en 2021 y que creó el Comité para la Fijación de Límites a las Tasas de Intercambio. Acá señala que "hemos visto con cierta preocupación relativa la fijación que ha hecho el Comité", principalmente por el 0,35% que estableció para débito en la segunda etapa.


La reducción de las tasas de intercambio ya está en marcha. En febrero pasado el Comité para la Fijación de Límites a las Tasas de Intercambio, creado por ley en 2021, emitió la resolución donde estableció los cobros máximos a pagar por los medios de pago, y los plazos para que se produzca la rebaja.

La tasa de intercambio corresponde al pago que los adquirentes de comercios, como Transbank por ejemplo, pagan a la entidad emisora de la tarjeta (como un banco o una casa comercial), y que eran fijadas por las marcas de los plásticos (Visa o Mastercard). Este cobro es distinto del que aplican los operadores de tarjetas a los comercios, que se denomina merchant discount, aunque éste sí depende en parte de la tasa de intercambio.

El Comité definió que el primer día del sexto mes tras la publicación de la resolución en el Diario Oficial, el límite máximo de la tasa de intercambio para las tarjetas de débito será de 0,5% sobre cada transacción, para crédito de 1,14% y de 0,94% para el caso del prepago.

Estos máximos están por debajo de los vigentes hasta la fecha, pues para débito el cobro máximo era de 0,6% sobre el valor de cada transacción. En tarjetas de crédito ese límite se sitúa en 1,48%, y en tarjetas de prepago está en 1,04%.

Y en 18 meses habrá más cambios. Según comunicó la entidad encargada de la fijación, “la segunda reducción entrará en vigencia el primer día del decimoctavo mes siguiente a su publicación en el Diario Oficial”. Esta segunda parte del proceso implicará que en débito la comisión máxima llegue a 0,35%, mientras que para crédito y prepago alcanzará un 0,8%.

Según el acta de la sesión donde se definieron las tasas máximas de intercambio, antes de avanzar sobre la segunda rebaja, es decir, 18 meses después de publicados los límites en el Diario Oficial, el Comité evaluará los efectos en el mercado de la implementación de la primera rebaja (en seis meses), mediante “la realización de un estudio de impacto de la aplicación de las tasas preliminares y de la primera reducción establecida en esta resolución”.

El abogado y exsenador, Felipe Harboe, fue uno de los autores e impulsores de la ley que se publicó en 2021 y que creó el Comité para la Fijación de Límites a las Tasas de Intercambio. “El objetivo que tuvimos en vista cuando hicimos la ley, fue generar, por un lado, mayor competencia en el industria de medios de pago, y por otro lado, también diminuir ciertos costos, no solo a consumidores, sino también al comercio”, comenta el también exconvencional, que por estos días se dedica al tema de protección de datos en la Universidad de Católica.

¿Ve que eso se está cumpliendo?

La verdad es que hemos visto con cierta preocupación relativa la fijación que ha hecho el Comité. Esto, por dos razones. La primera, porque si bien la fijación de 0,8% en las tarjetas de crédito y prepago parece adecuada, proporcional, llama la atención que el cobro máximo en las tarjetas de prepago se asimile a las de crédito y no a las de débito. Por otro lado, parece complejo haber dejado el cobro máximo en tarjetas de débito en 0,35% como definitivo.

¿Por qué?

Porque la pregunta que uno se hace es: ¿Cuál es el efecto que se busca al bajar tanto el límite de la tasa de intercambio de la tarjeta de débito? Alguien dirá: inclusión financiera. Pero eso no es posible en débito, sí en prepago y crédito, pero no en débito, porque la emisión de tarjetas de débito es exclusiva de bancos o cooperativas de ahorro y crédito. En consecuencia, si alguien quisiera emitir tarjetas de débito, debería constituirse o como banco o cooperativa regulada por la CMF. Entonces, la verdad es que la posibilidad de competencia es igual a cero, la competencia real se vive en crédito y prepago. Ahí puede haber un pequeño problema, que va a significar, probablemente, que los programas de lealtad y otros que generalmente se usan en estos mecanismos, puedan bajar “en perjuicio” probablemente de los clientes, principalmente bancarios.

De todas maneras, el Comité dijo que antes de avanzar hacia esa segunda rebaja, evaluarán los efectos de la primera.

Ese es el segundo punto que me parece complejo, y me parece de cierta dudosa legalidad. Se instala la idea de una tasa que baja gradualmente, y luego se dice que la tasa definitiva será esto, pero tendrá que ser evaluada por un informe. En definitiva lo que hace, es que la tasa definitiva queda sujeta a una condición suspensiva que es un nuevo informe. Entonces, en estricto rigor, la pregunta que uno se hace es: ¿De dónde sacan esa potestad, para hacer una segunda fijación, en virtud de un segundo informe, cuando la realidad es que la potestad se encuentra precluida, desde el punto de vista que ya fijaron la tasa? Eso parece raro. Creo que en crédito y prepago probablemente fueron límites adecuados, pero probablemente en débito se pasaron un poco, en el sentido de que lo pusieron demasiado bajo. Ahora, bueno, veremos cuál va a ser la reacción del mercado, aquí lo más importante es que tengamos incentivos para que nuevos medios de pago puedan incorporarse, porque al aumentar competencia, al final del día se mejora la calidad del servicio, las oportunidades para los consumidores y también para los comercios. Creo que la fijación de tarifa no necesariamente va a facilitar eso.

¿Cree que se debería corregir el límite fijado, principalmente en débito?

Claro. Creo que en débito se debería corregir, y probablemente en crédito algo. Desde el punto de vista de la industria, del desarrollo que se estaba buscando, probablemente uno debiera generar tasas un poquito más arriba para el efecto de que haya un incentivo a la llegada de nuevos actores al negocio de la industria de medios de pago, que es lo que finalmente termina beneficiando en el largo plazo a comercios y consumidores.

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