Las definiciones de Juan Claro en su reaparición pública: “Los empresarios caímos en la autocomplacencia”

El empresario Juan Claro es uno de los más emblemáticos expresidentes de la sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) y la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC). Dirigió la Sofofa entre 2001 y 2005 y, en paralelo, la presidencia de la CPC entre 2002 y 2004, años en los que negoció la recordada Agenda Pro Crecimiento con el entonces ministro de Hacienda Nicolás Eyzaguirre. Reacio a la figuración pública, hoy reapareció al participar en la cuenta pública 2020 de la Sofofa, denominado: “Más que dar cuentas de lo que hicimos, reflexionemos sobre lo que podemos hacer”.

Fiel a su estilo directo, el empresario analizó así la encrucijada por la cual atraviesa Chile. “El futuro dependerá de la economía política que se imponga en los próximos meses: de imponerse un escenario donde tenemos un deterioro institucional con una falta de liderazgo del Ejecutivo y en una especie de parlamentarismo de facto, buscando soluciones facilistas, tenderemos un estancamiento económico y el sistema político se polariza”. Juan Claro no cree que ese sea el camino. “Chile ha demostrado que tiene una capacidad de reacción para salir delante de encrucijadas como estas”.

En ese contexto, el también director de empresas opinó que para salir adelante es clave que “la Convención Constituyente tome un espíritu de acuerdo y que su misión esté alejada de las presiones inmediatistas y de la calle”. Por lo tanto, dijo que “más allá de su composición, la Constitución gana si se genera la condición de generar acuerdos”.

Juan Claro -quien es director de grandes empresas como Antofagasta PLC, del grupo Luksic, el gigante agroalimenticio Agrosuper, la fabricante de gaseosas Embotelladora Andina y la cementera Melon- afirmó hoy que “el conservadurismo social y el populismo es una mezcla que termina mal. El discurso y la acción debe estar enfocado en desarrollar y apoyar instituciones de calidad, con buenos Estado de derecho, ambiente competitivo, sistemas electorales que no atomicen y permitan los acuerdos, pero al mismo tiempo un país tiene que entender que la economía está al servicio del bienestar de las personas.”

En ese punto, Claro enfatizó que “un país que entiende que la economía está al servicio del mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos y donde la conquista social no es una contraposición entre el trabajo contra el capital, sino que el triunfo del capital y el trabajo, es una buena noticia cada vez que logramos superar los estándares sociales”.

El empresario también hizo una autocrítica relativa al desempeño del sector privado. “Los empresarios caímos en la autocomplacencia. Pasaron varios años en que no contribuimos y no nos hicimos cargo de algunos problemas que se veían venir”. En esa dirección, subrayó que, por mucho tiempo, “la sensatez” de los políticos y empresarios hizo postergar los temas que se venían aquejando y en lugar de discutirlo, se hizo solo control de daño, “y esta visión de hacer sólo control de daño nos está pasando la cuenta ahora”.

En este punto, el empresario agregó que todo esto “nos está llevando a que ahora se pueda desencadenar una insensatez de medidas poco reflexivas, sin estudios, facilistas, alejadas de la realidad. El temor ahora es que terminemos en discursos que generen promesas incumplibles o que hagamos políticas públicas equivocadas”.

Por último, mencionó que ahora los empresarios tienen que abrir sus temáticas, y no hablar sólo de crecimiento, sino que debe hacerse cargo de una visión progresista y entender que “somos el instrumento para lograr el desarrollo y por eso nos debemos meter en temas sociales”.