Lo que los inversionistas pueden aprender de la historia de la inflación

En esta foto entregada por la Bolsa de Nueva York, los traders trabajan en terreno, el viernes 5 de marzo del 2021, en Nueva York. (Nicole Pereira/New York Stock Exchange via AP)

La subida de precios después de la Segunda Guerra Mundial y la década de 1970, muestra cómo la inflación puede dominar los rendimientos de los mercados bursátiles.


La inflación está al alza, alcanzando algunos de los más altos niveles desde principios de 1980. En ese entonces, Paul Volcker de la Reserva Federal frenó las subidas desenfrenadas de precios, golpeando fuertemente a la economía en un inicio, pero marcando el inicio de décadas de repetidos alzas en acciones y bonos.

Si la inflación actual post pandemia por covid-19 se muestra duradera, ¿será como los años antes de Volcker? o ¿podría ser más como los felices años de crecimiento que siguieron a la II Guerra Mundial? Estos períodos contienen lecciones sobre cómo pueden desempeñarse los mercados financieros.

Después de la Segunda Guerra Mundial, las acciones estuvieron bien a pesar de los rebrotes inflacionarios. Pero eso solo duró hasta mediados de la década de 1960. Los rendimientos de las acciones y de los bonos del Tesoro tuvieron dificultades hasta después de que la inflación de 1970 fue aplastada por la Fed.

Una de las razones de porqué las acciones tuvieron buenos resultados en 1950 fue que el dinero entró al mercado cuando los fondos de pensiones y otras instituciones compraron acciones por primera vez, según Ian Harnett, director de estrategia de inversiones de Absolute Strategy Research. Eso ayudó a reducir la llamada prima de riesgo accionaria, que mide los rendimientos extras que los inversionistas en acciones demandan sobre los bonos del gobierno por el riesgo de perder su dinero.

En la década de 1970, la prima de riesgo accionaria subió de nuevo y los mercados tuvieron bajos resultados cuando la inflación se afianzó. Las pistas de porqué pasó esto están en otras partes del escenario económico.

Después de la guerra, hubo brotes de inflación, pero la economía real creció lo suficientemente fuerte como para mantenerse bien con la subida de precios. Los recursos utilizados durante los esfuerzos de la guerra se devolvieron a la producción en los tiempos de paz. Después, desde mediados de 1960, se abrió una brecha entre el crecimiento real y la influencia de la inflación.

Richard Sylla, profesor emérito de economía NYU Stern, quien escribió una historia sobre las tasas de interés, caracteriza la inflación de posguerra como los precios poniéndose al día con la realidad después de que los controles de precios de los tiempos de guerra fueran levantados.

Esto cambió en 1960. El gran gasto del gobierno en la Guerra de Vietnam y los programas de la Gran Sociedad del presidente Lyndon Johnson se encontraron con bajas tasas de interés. La oferta de dinero creció fuertemente y empezó lo que Sylla llama la Gran Inflación.

La economía se sobrecalentó. Primero, la brecha de la producción, que mide la capacidad de la economía de producir suficientes cosas en relación a la demanda que la consumirá, se fue a negativo, ya que la demanda superó a la oferta.

Luego, a finales de la década de 1960 el exceso de demanda se transformó en una larga tendencia de una creciente sobreoferta. A medida que la inflación subió, la fuerza laboral creció y la gente demandó sueldos más altos.

Al mismo tiempo, la Reserva Federal se volvió más influenciada por la política: Arthur Burns, presidente de la Reserva Federal, trabajó cercanamente con Richard Nixon para ayudarlo a ser reelecto, afirmó Sylla.

El valor del dólar se volvió volátil después de que el presidente Nixon suspendiera la convertibilidad del dólar en oro en 1971. Esto fue la sentencia de muerte para el acuerdo Bretton Woods, que había atado entre sí a las monedas internacionales.

Un dólar más volátil alimentó precios más altos de importación, lo que hizo a la inflación más volátil e incierta. La incertidumbre es mala para los inversionistas y esa es una de las razones por la que la prima de riesgo accionario nuevamente subió, y los rendimientos del mercado bursátil sufrieron.

Después, llegó la primera crisis de precios del petróleo, cuando muchos países arábicos bloquearon las exportaciones a Estados Unidos en protesta por el apoyo estadounidense a Israel.

¿Dónde estamos hoy? tenemos una baja prima de riesgo accionario, dejando a las acciones sin un colchón contra la incertidumbre.

El gobierno está decidido a estimular la economía y a reducir el desempleo. Pero a diferencia de lo que ocurría a mediados de 1960, la brecha de producción no ha sido cerrada todavía. El rol de la Fed es clave. Ha prometido dejar que la economía se caliente en su búsqueda por alcanzar el pleno empleo.

El sobrecalentamiento parece una perspectiva incierta, especialmente si es que el reciente veloz crecimiento en la oferta de dinero rápidamente se corrige a niveles mucho más bajos, como lo hizo después de la guerra.

Un lugar al que los inversionistas han recurrido en el pasado es el de los metales preciosos como el oro. En la década de 1970, el metal amarillo tuvo rendimientos bastante fuertes ajustados a la inflación. No fue un factor en el período posguerra, cuando el comercio del oro fue prohibido.

Dentro del mercado accionario, las compañías de industrias cíclicas, como empresas químicas o mineras, o las aerolíneas, tuvieron mejores rendimientos a finales de los setenta y principios de los ochenta, que las empresas en industrias defensivas, como las de servicios públicos y de las de productos de consumo básico, como el jabón, los alimentos y el tabaco. Desde ese entonces, las acciones cíclicas han bajado su rendimiento, si excluimos a las compañías tecnológicas. Evitar a las empresas tecnológicas, o al menos esas que dependen de bajas tasas de interés para hacer que sus futuras ganancias se vean más valiosas en la actualidad, podría ser la clave.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.