Personas sin hijos dejan dinero a herederos sorprendidos
Los legados benefician a organizaciones benéficas, parientes lejanos e incluso mascotas. Un análisis del Pew Research Center de julio reveló que el 20% de los adultos estadounidenses de 50 años o más no había tenido hijos.
Organizaciones benéficas, parientes lejanos e incluso mascotas se benefician de herencias sorpresa. Pueden dar las gracias a personas sin hijos.
No tener hijos es cada vez más común, tanto entre los millennials como entre las personas mayores. Un análisis del Pew Research Center de julio reveló que el 20% de los adultos estadounidenses de 50 años o más no había tenido hijos.
Y muchas de estas personas no tienen un testamento. Una encuesta de la organización sin fines de lucro AARP reveló que en Estados Unidos la mitad de las personas mayores de 50 años sin hijos que viven solas tienen testamento, frente al 57% de las demás personas de esa edad. Quienes carecen de un testamento tienen menos control sobre lo que ocurre con su dinero, que a menudo acaba en manos de personas que no lo esperan.
Este fenómeno de la herencia sorpresa es tan común que tiene un nombre: el heredero risueño.
“Lo único que hacen es recibir el dinero y decir: ‘Ah, jajaja mira esto’”, explicó Michael Ettinger, abogado especializado en herencias de Nueva York.
Kelley Gilpin McKeig, consultora del sector sanitario de 64 años en Ridgefield (Washington), recibió hace varios años una llamada telefónica en la que le decían que su primo Nick Caldwell había dejado dinero en una cuenta de ahorros. Llevaban 20 años sin ponerse en contacto.
“Pensé que era una estafa”, comentó. “Nadie más en nuestra familia se había enterado de que había fallecido”, indicó.
Buscó su certificado de defunción y un artículo de prensa, y se enteró de que había muerto hacía un año y medio en un accidente laboral.
Caldwell, que tenía unos 50 años, había muerto sin testamento. Su herencia se repartió entre primos y un tío. El dinero tardó unos dos años en llegar, debido al papeleo y a la aprobación del tribunal. La parte de Gilpin McKeig fue de US$ 2.300.
Después, actualizó su testamento para asegurarse de que lo que tiene no vaya a parar a “cualquiera en el futuro, o a primos que no me importan”.
Quién hereda
Hay billones de dólares en juego a medida que envejece la generación del baby boom.
La mayoría de la gente deja su dinero a cónyuges e hijos cuando fallece. Un análisis realizado en 2021 de los datos de una encuesta de la Reserva Federal, reveló que el 82% de las herencias de los herederos procedían de los padres.
Las personas que no tienen hijos afirman que quieren dejar una mayor parte de su patrimonio a obras benéficas, amigos y familiares, de acuerdo a un estudio realizado por dos profesores de Derecho de Yale en el que se encuestó a 9.000 adultos estadounidenses.
Rebecca Fornwalt, escritora de 33 años, creó un fideicomiso tras conseguir un contrato para la publicación de un libro. Sus herederos son sus padres, pero también su hermana y media docena de amigos íntimos. Reservó US$ 15.000 para el cuidado de cada uno de sus dos perros.
Susan Lassiter-Lyons, asesora financiera en Florence (Arizona), comenta que una clienta sin hijos va a dejar a sus dos sobrinos intereses iguales en su casa. Otra deja su casa a un hombre del que es amiga desde hace mucho tiempo.
“Ella le rompió el corazón hace años y se siente obligada a dejarle propiedades”, agregó Lassiter-Lyons.
Y una antigua escort separada de su familia, deja su patrimonio a dos amigos y a una organización benéfica.
Lassiter-Lyons, que tampoco tiene hijos, creó un fideicomiso para sus dos perros en caso de que ella y su mujer fallecieran. La tutora, la hermana de su mujer, viviría en su casa y cuidaría de los perros. Cuando los perros mueren, ella hereda la casa.
En el estudio de Yale, las personas sin descendencia -hijos o nietos- tenían la intención de donar el 10% de su patrimonio a obras benéficas, un promedio más del triple que las personas con descendencia.
La Jewish Community Foundation de Los Ángeles, que gestiona activos por valor de US$ 1.300 millones, añadió hace unos años una sección de “donantes sin descendencia” a su sitio web, en la que se describen los perfiles de los donantes y se habla de cómo crear un legado.
“Hace quince años, no hablábamos en absoluto de los donantes sin descendencia”, aseguró Lew Groner, vicepresidente de Marketing de la fundación.
A falta de testamento, la ley estatal determina los herederos. Los bienes pueden acabar en manos del Estado. En Nueva York, por ejemplo, en los últimos 10 años han llegado US$ 240 millones en fondos no reclamados procedentes de herencias de difuntos, sin incluir bienes inmuebles, según la oficina del interventor del estado. En California, son US$ 54,3 millones.
Preguntas difíciles
Los asesores financieros dicen que una preocupación mucho mayor que quién se queda con qué, es asegurarse de que haya suficiente dinero y apoyo para una vejez cómoda, porque los clientes sin hijos no pueden pedirles ayuda.
“Espero que quede algo para dejar”, dijo Stephanie Maxfield, una terapeuta de 43 años del sur de Colorado. “Pero si no lo hay, creo que tampoco pasa nada”.
Sostiene que le gustaría dejar algo a las sobrinas y sobrinos de su pareja, así como a refugios de animales y contra la violencia doméstica. Su mejor amiga es una de las beneficiarias.
Elegir un albacea testamentario y quién se encargaría de las decisiones monetarias y sanitarias en su nombre puede ser difícil cuando no se tienen hijos, señalan los asesores financieros. Utilizar una herencia prometida como recompensa por cuidar de usted cuando sea mayor no es una buena solución, comentó Jay Zigmont, asesor de inversiones especializado en personas sin hijos.
“Por desgracia, es relativamente frecuente ver a familiares que están en el testamento, decidir optar por una atención médica más barata (o decisiones similares) para proteger lo que van a heredar”, afirmó en un correo electrónico.
Kirsten Tompkins, que es de Birmingham (Reino Unido) y trabaja en consultoría, y su marido, dividieron su patrimonio entre su docena de sobrinos.
Elegir a los herederos fue la parte fácil. Lo difícil es saber a quién pedir ayuda a medida que ella y su marido envejecen.
“Muchos de nosotros estamos en una edad en la que desempeñamos ese papel para nuestros padres”, contó la mujer de 50 años, refiriéndose a tareas como proporcionar apoyo tecnológico y llevar a los padres a las citas médicas. “¿Quién va a hacer eso por nosotros?”, agregó.
-Traducido del inglés por Pulso.
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