Autos de híper lujo se venden más rápido que los normales




Algo extraño pasó hace dos años en la convención anual de fabricantes de autos de ultra lujo en Suiza. Rolls-Royce dio a conocer un vehículo que tenía sólo dos puertas, un motor del tamaño de un pequeño Jacuzzi, y una transmisión que se conectaba a satélites para ajustarse al camino que viene. Se trata del Wraith.

“Estamos evolucionando”, dice Eric Shepherd, presidente de Rolls- Royce Norteamérica, sobre el cambio hacia un modelo más deportivo. “Imagínate un hombre de 22 años que acaba de vender su empresa de app por US$22 millones. Cuando se sienta en un Wraith, queda cautivado”.

El primer Bentley Mulsanne se vendió en una subasta en 2009 por US$500.000. “La cantidad de gente capaz de disfrutar de un producto de lujo no es un factor limitante”, dice Christophe Georges, director de marketing de Bentley.

Las cosas se han vuelto cada vez más raras para el 1% de los automovilistas. Los autos lujosos parecen estar multiplicándose y tomando formas inesperadas. Bentley fabricó un vehículo utilitario deportivo en 2013, una decisión igualada por Rolls la semana pasada. Ferrari lanzó un súper auto de 963 caballos de fuerza con motor eléctrico, el cual desde entonces ha sido acompañado por un Porsche de US$840 mil con dos motores eléctricos. Los pedidos y ansiosos depósitos empezaron a llenar el mercado.

Gracias al optimismo en la economía y a la serie de multimillonarios en todo el mundo, el puñado de fabricantes de autos que apuntan a los más ricos finalmente ha empezado a descubrir que han estado subestimando drásticamente la demanda por vehículos de seis o siete cifras. Ese descubrimiento ha alimentado a una nueva generación de interesantes máquinas cuyos precios han ampliado el mercado ultra Premium. Hasta ahora, a diferencia de décadas pasadas, los productos de venta más rápida en el mercado automotor también son los que valen más caro.

En los últimos cinco años, los registros globales de siete marcas de autos de ultra lujo -grupo que también incluye a Aston Martin y Lamborghini- han crecido 154%, superando por lejos el 36% de avance en el mercado automotor a nivel global. Gran parte del crecimiento ha venido de Maserati y Porsche, que venden muchos de sus vehículos por menos de US$100 mil. Excluyendo esas marcas, sin embargo, el segmento de autos de lujo se ha disparado 62% desde 2009.

Los registros de Rolls-Royce han subido casi cinco veces. Casi 10 mil nuevos Bentleys llegaron a las calles el año pasado, un incremento de 122% en comparación con 2009, mientras Lamborghini tuvo un incremento de 50% hasta superar la marca de 2.000 vehículos.

El auge en la industria, en gran parte, viene de una simple relación de oferta y demanda: la cantidad cada vez mayor de clientes ricos quieren juguetes más opulentos. A fines del año pasado, cerca de 211 mil personas tenían una fortuna de US$30 millones. Para una persona con una riqueza de US$30 millones, comprar un auto de apenas US$100 mil no es una decisión difícil. Es comparable al consumidor estadounidense promedio con una fortuna de US$45 mil que cambia el auto usado y dejando US$1.350 por un Pontiac Aztek.

Si la industria automotriz amplía el margen de mercado a los que tienen una fortuna de US$10 millones, la población de potenciales clientes llega a casi 700 mil. “El número de gente capaz de disfrutar de un producto de lujo no es un factor limitante”, dice Georges, de Bentley.

En el caso de China, en particular, su participación en el mercado de autos de ultra lujo se ha disparado desde 12% a 27% en los últimos cinco años, según IHS. Para Maserati y Rolls-Royce, China ahora es un mercado más grande que todo Europa. El crecimiento también se está ampliando por el resto de Asia y en Medio Oriente y Africa, regiones donde más gente está superando la marca de US$30 millones más rápido que en cualquier otra parte del mundo, según UBS y Wealth-X.

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