Bitcoin debe aprender de los fracasos de los casos anteriores




Antes de Bitcoin, había e-gold. En 1999, Financial Times la llamó "la única moneda electrónica que ha alcanzado una masa crítica en la web".

A medida que siguió creciendo a lo largo de la década, los usuarios abrieron más de 4 millones de cuentas, con más de US$60 millones en depósitos, respaldados por casi 4 toneladas métricas del metal precioso, y millones de dólares de transacciones en un día habitual. Y luego todo paró.

El fundador de e-gold, un oncólogo llamado Douglas Jackson, esperaba que su divisa respaldada en oro se convirtiera en una nueva base para competir con las monedas fiat (monedas fiduciarias, es decir, que no basan su valor en la existencia de una contrapartida en oro u otro metal).

En cambio, se convirtió en herramienta para hackers y narcotraficantes. El FBI y el Servicio Secreto allanaron sus oficinas en diciembre de 2005, y pasó tres años con libertad condicional tras declararse culpable de ayudar al lavado de dinero.

Pese a ser uno de los pioneros en monedas alternativas, Jackson ha hablado poco en público y nunca se ha referido a Bitcoin. Pero en una entrevista por email con Financial Times, tuvo una respuesta contundente a la pregunta de si pensaba que cualquier moneda virtual desde e-gold tenía una promesa particular: "No".

El error fatal que condenó a e-gold, dice Jackson, es que aceptaba nuevos usuarios sin chequear su identidad. "Las cosas eran al revés. Los permisos se restringían o revocaban de manera reactiva en el caso de detectarse actividad inusual. Era genial para encontrar a los malos después de que hacían algo".

El departamento del Tesoro estadounidense ha advertido a las empresas de Bitcoin desde marzo que deben cumplir con las leyes de "conoces al consumidor" (KYC, su sigla en inglés) que exigían chequeos de identidad, monitoreo de cuentas y reporte de actividad sospechosa. También deben registrarse como transmisores de moneda en la mayoría de los 50 estados estadounidenses.

 La dificultad y gastos de cumplir con esas obligaciones han llevado a varias corredoras de Bitcoin estadounidenses a cerrar, incluyendo a Tradehill y Bitinstant. Los reguladores en Nueva York y California han realizado investigaciones.

"Parece que muchas firmas de moneda digital pueden haber subestimado sus obligaciones regulatorias, los riesgos de lavado de dinero presentados por su modelo de negocios y el grado de preocupación por el cumplimiento de la ley alrededor de esos riesgos", dijo Adam Shapiro, consultor en Promontory.

Las reglas también han dado una nota de cautela a los bancos y otras empresas acerca de comerciar con empresas de Bitcoin. Jaron Lukasiewicz, cuya plataforma de operación de derivados de Bitcoin, Coinsetter se lanzará alrededor de Año Nuevo, demoró mucho en encontrar un banco dispuesto a tomar a su firma como cliente, pero está optimista de que las empresas han absorbido las lecciones del e-gold y los pronunciamientos de los reguladores.

"Las empresas han avanzado. Las compañías de Bitcoin están tomando medidas hacia cumplir e introducir KYC", dice Lukasiewicz.

Bitcoin, cuyo precio superó los US$1.000 por primera vez esta semana, difiere del e-gold en que no depende de una sola empresa para administrar el sistema. Las transacciones son registradas en una red de computadores peer-to-peer.

Jackson cree que las monedas y sistemas de pagos con autoridades de gestión centralizadas tienen más probabilidades de éxito, dado que los reguladores y clientes exigen protección contra el hackeo, fraude y errores.

Y eso, argumenta, es la mayor lección del e-gold: el valor superior de una moneda respaldada por activos. Su compañía ha empezado a pagar lo que será más de US$20 millones en reclamos, tras liquidar bóvedas llenas de oro que respaldaban la moneda, algo que no ocurrirá para los usuarios de las monedas virtuales de hoy, si algo sale mal.

"Supongamos que alguien tiene 1 Bitcoin en su billetera, que tiene un valor equivalente a US$500 o US$900 o, US$20.000, y luego supongamos que alguna circunstancia le impide volver a circular", dice Jackson. "¿Quién después de seis meses de no circulación, pagaría US$500 o US$20.000 o algo así por una moneda?".

COPY RIGHT FINANCIAL TIMES

© The Financial Times Ltd, 2011.

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