Chile estancado

Chile está estancado. Esta es una de las conclusiones que nos deja la encuesta CEP. El 67% de los consultados tiene esa visión del país. El nivel más alto al menos desde el año 2000. Las personas están sintiendo el impacto de una economía que no logra despercudirse de los bajos niveles de confianza empresarial y del consumidor. Incluso en la misma encuesta CEP se observa que a los tres problemas principales a resolver (delincuencia, salud y educación) se sumó en la cuarta posición el sueldo. El estancamiento se siente en el bolsillo de la ciudadanía.

Esta información está en línea con lo que se conoció en la misma jornada de ayer: el Imacec de noviembre, que fue sólo 0,8%, por debajo de las expectativas, y que las remuneraciones reales continuaron desacelerándose hasta 4,9% noviembre.

No son noticias muy alentadoras para el inicio de año y el ministro de Hacienda pareció entenderlo. Ayer ofreció un punto de prensa en el que dio un discurso muy diáfano respecto de la situación económica. Reconoció un bajón económico, llamó a terminar con los ruidos microeconómicos y criticó iniciativas legislativas que, con razón, generan incertidumbre. Su análisis es bienvenido y positivo. Sin embargo, queda la sensación de que está solo. Mientras tanto, la sensación de estancamiento -o de mediocridad para otros- se ha convertido en una realidad.