Ecuador: quiebre con Rafael Correa marca primeros seis meses de gobierno de Moreno
Contra todo pronóstico el ex mandatario se transformó en uno de los más férreos opositores del actual Presidente. Tanto así, que regresará al país esta semana para lanzar una Asamblea Constituyente.
Prometía ser la continuidad del anterior gobierno en Ecuador, pero los primeros seis meses de Lenín Moreno en el Palacio de Carondelet han sido el reflejo de su quiebre político con Rafael Correa.
Tanto así, que el ex mandatario, quien se había trasladado a Bélgica por un tiempo indefinido, anunció ayer su retorno a ese país este 24 de noviembre, para lanzar una Asamblea Constituyente y defender los logros alcanzados durante sus 10 años de gestión.
Las declaraciones de Correa se dan en el marco de la convocatoria a una Convención Nacional por parte del Movimiento Alianza País, luego de la destitución de Moreno del cargo de presidente de la fracción en octubre pasado ahondando la ruptura del oficialismo.
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"Hay un cambio de estilo y de concepción de la política de parte de Lenín Moreno sobre la de Rafael Correa", dice el politólogo Jacobo García y agrega que la del actual Presidente apunta al "consenso, a los pactos de estilo corporativo, dándole espacio a ciertos grupos en el poder, generando una tensión en la continuidad del modelo".
El enfrentamiento verbal entre ambos líderes comenzó poco después de la asunción de Moreno el 24 de mayo, cuando decidió formar una comisión para investigar los casos de corrupción en gobiernos anteriores, despertando duras críticas del ex mandatario, mientras que el Presidente aseguró que Correa sufría de "síndrome de abstinencia".
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La destitución del ahora ex vicepresidente ecuatoriano, Jorge Glas, vinculado al escándalo de Odebrecht, también marcó un punto de no retorno en la relación del actual gobierno con las filas correístas. "Indudablemente dentro del Gobierno, no estoy acusando al Presidente de la República, pero hay actores que me quieren fuera de la vicepresidencia", dijo Glas acusado de asociación ilícita.
Pero pese al quiebre con su antecesor y la ruptura con su casa política, el Presidente ha logrado cosechar un apoyo importante de parte del bloque opositor y de la ciudadanía.
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Según la última encuesta realizada por Perfiles de Opinión, la credibilidad del actual mandatario se ubica en 61,11%, mientras que la de Correa solo alcanza el 32,05%. "Moreno llamó a un diálogo tan amplio que termina reuniéndose con sectores que no lo habían reconocido como Presidente", afirma la directora de la consultora, Paulina Recalde.
Sin embargo, la lucha de poderes revivió una incógnita que parecía resuelta durante la campaña política.
"Lo más importante de todo es que si habíamos creído que el correísmo está de salida, esto no es así", comenta Recalde.
De esta manera los seis años (2007-2013) en que Moreno y Correa trabajaron como compañeros de fórmula parecieran importar poco y nada en el ejercicio de la política ecuatoriana.
El mismo Correa, quien dijo sentirse totalmente "traicionado" por Moreno, no solo respaldó la destitución del mandatario del frente oficialista sino que también busca ponerle freno a las aspiraciones futuras de quien fue conocido como su delfín.
Una Constituyente no solo podría complicar la gobernabilidad de Moreno, sino que también podría permitirle regresar al poder antes de 2021.
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