Escándalos no logran perjudicar la fe sobre el capitalismo estatal chino
ES vista como una verdad evidente por parte de muchos analistas de China que el capitalismo encabezado por el estado está haciendo mella en el país -que las grandes empresas de propiedad estatal están amontonándose en el sector privado, dañando las perspectivas de crecimiento y amenazando el futuro de la economía.
Pero en el Congreso XVIII del Partido Comunista la semana pasada -que reunió a los jefes de los grupos estatales así como los principales líderes del partido comunista- no hubo señales de pánico acerca del modelo corporativo chino.
En cambio, hubo un pavoneo, incluso una pretensión de superioridad moral. A China Inc, bajo muchas medidas, le está yendo mejor que nunca, y los ejecutivos nombrados por el partido que están dirigiendo el espectáculo piensan que están logrando la perfección en un acercamiento híbrido a los negocios que mezcla disciplina de mercado con una visión estratégica de desarrollo nacional.
“Visto en un contexto político y económico, estamos incluso más orgullosos”, plantea Ning Gaoning, director de Cofco, grupo agroindustrial estatal. “Tenemos un sentido de responsabilidad muy fuerte y uno de la misión”.
Los que abogan por una reforma a China Inc describen a Ning y sus correligionarios como “intereses creados” -la red de ejecutivos poderosos en la cima de las empresas estatales cuyas carreras están ligadas a ellos y quienes están intentando bloquear el cambio. Pero lo que a menudo se pasa por alto es que su oposición a la reforma no sólo se debe al interés propio. También hay una base ideológica.
Esto complica mucho más el impulso por cambio. En su corazón hay un debate acerca de cuál es la mejor manera de manejar la economía. Aunque se le da mucho menos espacio en los medios occidentales, los defensores del capitalismo estatal tienen un arsenal de argumentos de su lado.
Primero, ha habido un crecimiento impresionante de China en la última década. La economía es casi cinco veces mayor que hace una década.
El estado merece mucho crédito. Ha construido una infraestructura de clase mundial que ha permitido florecer a las empresas privadas. También evitó la crisis financiera global: la respuesta decisiva de China fue un estímulo alimentado por el crédito a través del sistema bancario estatal.
Segundo, el sector estatal está lejos de ser esclerótico. En comparación con las empresas internacionales mejor administradas, parece lento. Pero comparado con su pasado reciente, luce mucho más saludable.
Una campaña implacable para hacer a las empresas estatales más competitivas llevó al despido de 50 millones de trabajadores en los ’90. Ahora cosechan los beneficios. El promedio de retorno sobre la acción en las empresas estatales fue de 10,9% en 2009, por sobre el 2,2% en 1996, según cifras del Banco Mundial. La proporción de créditos tóxicos en los bancos del país, que han sido fuertemente recapitalizados, ha pasado de más de 50% a menos de 1%.
Tercero, el sector privado en China difícilmente ha tenido un historial libre de manchas. La búsqueda por ganancias en una economía de alta velocidad con un marco legal y regulatorio inadecuado puede producir sucios resultados.
Ha habido una serie de escándalos relacionados a la seguridad alimenticia, desde pasta de dientes tóxica a aceite de comida reutilizado. El impulso del estado hacia la industria del carbón durante los últimos cinco años comenzó en parte debido al abismante registro de seguridad de las mineras privadas. La parte más sobrecalentada de la economía, el sector vivienda, es en gran medida privada. “Si las empresas estatales fueran los desarrolladores inmobiliarios más importantes, ¿no creen que sería más estable?” se pregunta Tan Chengyi, jefe de la agencia estatal de activos en la provincia de Shangdong.
Hay réplicas para cada uno de estos puntos. ¿El crecimiento chino de la última década? Fue impulsado más por las empresas privadas que por estatales.
¿Empresas estatales eficientes? Sigue habiendo mucha menos eficiencia que en las empresas privadas, cuyo retorno promedio sobre la acción es cerca de 10 puntos porcentuales superior.
¿La falta de seguridad en las empresas estatales? Fue una empresa estatal la que estuvo en el centro del escándalo de la leche contaminada en 2008. Y el choque de trenes de alta velocidad el año pasado que dejó a 40 personas muertas fue un desastre estatal.
Pero la fe en el estado sigue siendo fuerte en Beijing. Mientras el crecimiento sea fuerte y las empresas estatales sigan siendo rentables, los defensores de China Inc tendrán un buen argumento, y el ímpetu por reforma será débil.
COPY RIGHT FINANCIAL TIMES
© The Financial Times Ltd, 2011.
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