Kenji Fujimori: disidente en nombre del padre

Como el más Fujimorista de los Fujimoristas. Así califican en Perú a Kenji Gerardo Fujimori Higuchi (37 años), el menor del clan del recientemente indultado ex presidente Alberto Fujimori.

Su primera aparición pública la realizó a los 10 años cuando su padre tomó el mando del país vecino, en 1990. Nunca más se despegó de su lado. Kenji fue quien más lo acompañó en viajes y giras, incluso más que su hermana Keiko cuando ejercía como Primera Dama.

En su infancia vivió en el Palacio de Pizarro y se refugió en el Servicio de Inteligencia junto a Vladimiro Montesinos, época en la que se ganó fama de ser un joven mimado, arrogante y complicado. Tanto así, que el mismo ex asesor lo ha calificado como "terrible".

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No estuvo exento de polémicas, porque a pesar de que en la actualidad mantiene su vida privada bajo completa reserva, sucesos como los videos haciendo gestos obscenos con su perro y el de una orgía con geishas, o sus juegos con una boa de mascota, son sólo algunos de los capítulos de una cuestionada trayectoria.

"Se comentaba mucho sobre una accidentada vida sexual, que de niño lo llevaron a ciertos prostíbulos, pero después se fue a estudiar agronomía al exterior, se dedicó a hacer algunas inversiones y negocios y entró al campo de la política, siendo el más votado", dice a PULSO el analista Luis Nunes. Opinión en línea con la del politólogo y conductor de televisión peruana Enrique Castillo, que afirma que Kenji siempre tuvo una actitud un poco "díscola", sin una formación muy disciplinada. "Era un niño rebelde, engreído y eso se ha notado en su recorrido público, forjando una imagen de una persona poco talentosa", comenta Castillo.

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Su antagonismo protagónico se inició cuando adoptó como objetivo la liberación de su padre, planteando una serie de retos a su bancada Fuerza Popular (FP). Por ello es que a Kenji se le atribuye buena parte del triunfo de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) en el fracaso de la petición de vacancia en su contra. 10 congresistas de la oposición, supuestamente influidos por el menor de los Fujimori, decidieron rechazar la iniciativa.

Ayer, el polémico Kenji volvió a arremeter contra su hermana, pidiendo la cabeza de sus asesores Pier Figari y Ana Hertz de Vega, porque, según él, han conspirado por años contra la libertad de Alberto Fujimori. "Hoy, ambos en la sombra, continúan atentando contra la gobernabilidad del país", escribió en twitter adjuntando -como de costumbre- su declaración con una caricatura.

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Detrás de su campaña en redes sociales está su consejero, Alexei Toledo, especializado en comunicaciones, que trabajó en las campañas de Fuerza Popular, y que perfila al congresista a partir de su herencia japonesa.

Por contradecir de forma reiterativa a su partido, en julio pasado Kenji fue sancionado durante 60 días y se le quitó su derecho a hablar en el plenario del Congreso. Tiempo después, volvió a ser castigado por cubrirse la boca con cinta negra durante una jornada en el Congreso. Esa vez, su derecho a hablar quedó suspendido por 120 días.

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Las diferencias entre Kenji y el FP tienen larga data, porque quien en dos oportunidades alcanzó la mayor votación en el Parlamento, en 2016 no fue a votar por su hermana, candidata presidencial. Durante su candidatura, la misma Keiko dijo que de llegar al poder no intervendría a favor de su padre. "Ella tratando de cortar con el pasado se desprendió de figuras, mientras su hijo fue calando bajo el liderazgo del ex mandatario. En Perú el apellido Fujimori pesa para bien y para mal", dice Nunes.

En más de una oportunidad, Kenji negó sus aspiraciones a 2021. Sus cercanos, sin embargo, no lo descartan.

La audacia se ha vuelto un rasgo personal para este fanático de las artes marciales y el gimnasio, alineándose al oficialismo se dice que logró salvar a su padre, una estrategia, que al parecer, venía planeando desde hace un tiempo. Cuando el fenómeno del Niño Costero arremetió en Perú en marzo de este año, Kenji publicó una foto junto a la primera dama Nancy Lange, llamando a "una sola fuerza". El gesto, tal como su rechazo a la vacancia de Kuczynski o como los videos de su vida privada, en Perú no han pasado desapercibidos.